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Emmanuel Macron presidente de FranciaLudovic Marin / AFP

Francia

Macron gira a la derecha para formar su nuevo Gobierno

El primer ministro Gabriel Attal nombró a su novio en Asuntos Exteriores mientras que Rachida Dati, estrella de la era Sarkozy asume la cartera de Cultura

Dos son las novedades destacables del nuevo Gobierno francés encabezado por Gabriel Attal y cuyos miembros han sido elegidos por Emmanuel Macron. Llama, de entrada, la atención el nombramiento de Stéphane Séjourné como ministro de Europa y de Asuntos Exteriores. Nadie duda de su competencia: pilar del núcleo fundacional del macronismo, es uno de los asesores áulicos del jefe del Estado y ha sido, en su condición de eurodiputado, un eficaz presidente del grupo liberal Renew.

La sospecha procede más bien de su vida personal, pues según algunas fuentes seguiría siendo pareja sentimental de Attal. Es cierto que ambos suscribieron un «Pacto Civil de Solidaridad» -unión entre dos personas, aunque desprovista de rango matrimonial- en 2017. Ambos han extremado siempre la discreción en lo tocante a su privacidad.

Sin embargo, según el semanario «Gala», referente de la prensa del corazón en Francia, Séjourné no mencionó las actividades de su cónyuge en su última declaración de intereses. Lo cual no es prueba de una ruptura; pero una de las primeras leyes impulsadas por Macron nada más llegar al Elíseo en 2017 fue, precisamente, una que prohibía expresamente dar empleo a familiares. ¿Se aplicará en este caso?

Quien no está afectada por esa disposición legal es Rachida Dati, ex carismática titular de Justicia con Nicolas Sarkozy, nueva ministra de Cultura y principal sorpresa del nuevo Gobierno. Baste decir que hasta ayer era una figura del partido de centro derecha Los Republicanos (Lr) y su líder en el Ayuntamiento de París, donde hacía una oposición implacable a la alcaldesa socialista Anne Hidalgo. De ahí que su llegada al Ejecutivo de Attal haya causado asombro. Ha sido excluida de Lr con efecto inmediato.

Sucede en el cargo a Rima Abdul Malak, una tecnócrata de origen libanés que paga sus críticas públicas a la reciente ley de inmigración y su contradicción pública a Macron en el caso del Gérard Dépardieu: sin ir más lejos, había pedido la expulsión del actor de la Orden de la Legión de Honor, de la que el presidente es gran maestre, sin respetar los procedimientos. Dos atrevimientos que han sentado mal en el Elíseo. Por lo tanto, su cese era esperado.

Como también era previsible que el presidente de la República siguiese con su afición de reclutar ministros en las filas del centro derecha: si bien ningún observador había anticipado el nombramiento de Dati, la llegada al Gobierno de Catherine Vautrin era una cuestión de tiempo: la hasta ayer alcaldesa de Reims era la favorita de Macron para ser primera ministra en 2022. Mas una rebelión del ala izquierda del macronismo frustró su instalación en el palacio de Matignon.

Macron, que se saca una espina con su nombramiento, la ha encomendado la cartera de Trabajo, Sanidad y Solidaridades desde la que deberá intentar invertir la curva del paro, en fase ascendiente desde hace algún tiempo. A diferencia de Datil, Vautrin abandonó Lr en 2019, para refugiarse en Horizons, una formación de centro derecha asociada a los macronistas.

La tercera mujer beneficiada por la remodelación es Amélie Oudéa-Castéra. La hasta ahora ministra de Juventud y Deportes, y por ende, máxima responsable de los Juegos Olímpicos de París que se celebrarán el próximo verano, amplía su perímetro a Educación Nacional, donde toma el relevo del mismísimo Attal. A diferencia de Séjourné, Dati y Vautrin, Oudéa-Castéra es la encarnación de la tecnocracia a la francesa: nunca ha pasado por el filtro del sufragio universal, habiendo hecho su carrera en la alta administración y la empresa privada.

Con todo, los grandes ministerios siguen en mano de personalidades de carácter: Bruno Le Maire conserva Economía y Finanzas; Gérald Darmanin, Interior; Sébastien Lecornu, Defensa y el polémico y carismático abogado penalista Éric Dupond-Moretti, Justicia. Una remodelación, pues, de alcance limitado.