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Aquilino Cayuela

Elecciones en Taiwán: ¿un momento decisivo para el orden mundial?

Los ciudadanos taiwaneses, independientemente de su afiliación política, no quieren que Taiwán se convierta en el próximo Hong Kong ni que Taipéi se convierta en el próximo Kiev

La amenaza militar china ha llevado a las escuelas taiwanesas a dar formación militar a sus estudiantesAFP

Aunque son tiempos de desorden internacional uno de los focos fundamentales de conflicto se sitúa en la isla de Formosa. Xi Jinping cerró el año manteniendo su intención de anexionarse la isla.

Por eso estas inminentes elecciones a la presidencia de Taiwán, este 13 de enero, cobran especial relevancia. Los candidatos plantean su campaña en términos muy existenciales.

Para William Lai, representante del Partido Democrático Progresista (PDP), los votantes deben elegir entre democracia y autocracia. Para Hou Yu-ih, opositor del Kuomintang (KMT), el resultado determinará si habrá guerra o paz en el estrecho de Taiwán. El tercer candidato, Ko Wen-je, del Partido Popular de Taiwán (TPP), ha advertido que sólo él puede evitar la guerra con China.

Pekín manifiesta una tímida preferencia por la candidatura de Hou (KMT) filtrando que esperan que los votantes taiwaneses elijan correctamente entre «paz o la guerra».

Los pronósticos electorales indican que William Lai (PDP) ganará, sin embargo, Hou Yo-ih (KMT) va acortando distancias y podría dar una sorpresa

A pesar de sus ataques mutuos, los candidatos coinciden ampliamente en sus prioridades de política exterior. Coinciden en la necesidad de invertir más en defensa, reforzar las relaciones con Estados Unidos y Japón y mantener su «statu quo» en el estrecho de Taiwán, evitando la independencia de iure o la unificación con China.

Todos los candidatos quieren asegurar la independencia de facto, pero discrepan sobre la mejor manera de hacerlo: Hou y Ko dan más importancia a la reanudación del diálogo con Pekín y rebajar las tensiones, mientras que Lai prioriza fortalecer los lazos con los socios de Taiwán frente a la asertividad de China.

En todos los casos se da un importante consenso en Taiwán sobre cuestiones de seguridad nacional desde la represión de la democracia en Hong Kong por parte de la China de Xi Jinping y desde la invasión de Ucrania por el presidente ruso Vladimir Putin.

Los ciudadanos taiwaneses, independientemente de su afiliación política, no quieren que Taiwán se convierta en el próximo Hong Kong ni que Taipéi se convierta en el próximo Kiev. Para ello, están mayoritariamente de acuerdo en que la mejor manera de proteger su isla es invertir en defensa y estrechar lazos con Estados Unidos y otras democracias.

Desde la perspectiva del Partido Comunista Chino, la propia existencia de Taiwán como una de democracia fuerte en Asia y, en algunos aspectos, la sociedad más libre de la región es una amenaza

El éxito de Taiwán revela (a pesar de las afirmaciones contrarias de los comunistas chinos) que la democracia y una sociedad étnicamente mayoritaria china no son incompatibles. Este hecho tira por tierra la narrativa y los argumentos de Xi.

Además, como los sistemas políticos de China y Taiwán siguen divergiendo, en la isla hay escaso o nulo apoyo a una posible unificación. Taiwán está cada vez más anclado en Occidente, y su población es partidaria, precisamente, de reforzar las relaciones con Japón, Estados Unidos y Europa.

Los analistas estadounidenses atentos a lo que pueda ocurrir evalúan que es muy poco probable que la elección de un candidato u otro por parte de los votantes taiwaneses altere el enfoque básico de Taiwán en su política exterior.

Los taiwaneses han aprendido del pasado, porque durante la presidencia de Ma Ying-jeou, entre 2008 y 2016, la capacidad de Taiwán para disuadir un ataque chino se atrofió, dejando que los presupuestos de defensa se estancaran, recortando el servicio militar obligatorio de un año a cuatro meses y reduciendo drásticamente el tamaño de las fuerzas armadas de Taiwán.

Taipéi siguió comprando armas a EE.UU. más por la señal política que enviaban al exterior que por su contribución a la preparación de la isla para el combate

A medida que aumentaban los intercambios a través del estrecho, Taipéi se volvió complaciente, creyendo que mientras las dos partes hablaran Pekín no atacaría, por lo que invertir demasiado en defensa era innecesario.

Sin embargo, la ocupación de Ucrania y el discurso de Xi dejando claras sus expectativas de anexionarse Formosa han dejado claro en la última legislatura la necesidad de estar preparados para afrontar un conflicto y defenderse.

Los tres candidatos tienen trayectorias similares porque han entrado en política tras una exitosa carrera profesional: Hou fue jefe de la policía de Taiwán, y Lai y Ko son médicos de renombre, pero en los tres casos carecen de experiencia en política exterior.

Pero a pesar de su falta de experiencia, coinciden en que la prioridad es la necesidad de mejorar las defensas de Taiwán. Lai ha descrito, asertivamente, el refuerzo de las defensas de Taiwán como «la base de la seguridad nacional».

Hou, busca más la distensión en un marco de: disuasión, diálogo y desescalada encontrando que «la prioridad más importante de Taiwán debería ser reforzar su defensa nacional y disuadir del uso de la fuerza a la China continental».

Ko afirma igualmente que «la defensa nacional es la piedra angular que sostiene las relaciones entre ambos lados del estrecho y las relaciones internacionales». Son pequeños matices, pero importantes dada la tensión existente. Veremos qué ocurre.

Este consenso en materia de defensa será fundamental a medida que la amenaza militar china siga creciendo. Con todo, el resultado de las elecciones en Taiwán no cambiará mucho los cálculos de Xi.