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Un ciudadano emite su voto en las elecciones presidenciales de TaiwánAlastair Pike / AFP

Elecciones en Taiwán: entre la hospitalidad interna y la hostilidad externa

Los votantes taiwaneses tienen que decidir si continúan la línea marcada durante los últimos ocho años por la presidenta saliente Tsai Ing-wen

Perdido en el centro de Taipéi entre letreros en chino tradicional, muestro a un estudiante que parece haber acabado su jornada, el lugar al que me quiero dirigir. No me da indicaciones, sino que camina conmigo hasta dejarme en mi destino. Me agrada esta hospitalidad de los taiwaneses, que continúan construyendo un país independiente de facto, pese a la hostil amenaza china para arrebatarles su soberanía.

Las elecciones que se celebran este sábado 13 de enero «tienen una gran relevancia por sí mismas, pues demuestran que la cultura china no es incompatible con la democracia», me resalta Wang Dan, líder de las protestas de Tiananmén.

Taiwán tiene que decidir si continúa la línea marcada durante los últimos ocho años por la presidenta saliente Tsai Ing-wen (DPP). Durante estos comicios, una parte de los ciudadanos ha pretendido dejar a un lado los problemas externos, pero no lo ha conseguido. La política exterior, a medio camino entre el desafío chino y la búsqueda de apoyo estadounidense, ha centrado el final de campaña. El tipo de relación que la isla se plantee con las grandes potencias será, en definitiva, el elemento clave para determinar el futuro.

La presidenta de Taiwán Tsai Ing-wen deposita su votoTaiwan's Democratic Progressive Party (DPP)

Los tres partidos en contienda por la sede presidencial —DPP, KMT y TPP- coinciden en la necesidad de mantener el statu quo, esto es, ni avanzar hacia la unificación con China, ni hacer gestos para el reconocimiento de su independencia. Sin embargo, los candidatos difieren en la forma de conseguirlo.

El Democratic Progressive Party (DPP) de Lai Ching-te, que pese a las acusaciones de Pekín no aboga por proclamar la independencia en estos momentos, continuará tejiendo alianzas con otras democracias a nivel internacional. Además, diversificará sus relaciones comerciales para reducir la dependencia del continente y continuará preparándose para una posible guerra, mejorando las capacidades de su ejército y aumentando la compra de armas a EE.UU.

El Kuomintang (KMT) de Hou Yu-ih, cuyo lema de campaña es «elige guerra o paz», aspira a un giro radical. Desea promover un acercamiento económico y cultural con Pekín, y retomar el diálogo congelado por parte de China desde 2016, cuando Tsai alcanzó la presidencia. Así, promete calmar los ánimos de su vecino y frenar la posibilidad de una invasión. En el plano militar, Hou afirma que continuará mejorando la defensa, pero muchos analistas lo niegan: «Con el KMT en el poder se produciría una gran presión por parte de Pekín para que Taiwán elija entre China y EE.UU.», afirma I-Chung Lai, presidente de la Prospect Foundation. «Estas elecciones son cruciales, pues van a determinar la continuidad de la política internacional de la presidenta Tsai».

El tercero en contienda, el Taiwan People’s Party (TPP) de Ko Wen-je, habla ambiguamente de ubicar al país en un punto medio entre Pekín y Washington. Su papel será crítico tras los resultados. Todo parece indicar que el DPP conseguirá hacerse con la presidencia, de la cual depende la política exterior, pero no obtendrá una mayoría suficiente en el Legislative Yuan, el parlamento, que es quien tiene que aprobar la compra de armas. Por consiguiente, con toda probabilidad su primer objetivo será ganarse el apoyo del TPP. Son momentos de incertidumbre.

Mientras tecleo esta crónica en una cafetería de Tamsui, hago carantoñas a un niño de unos cuatro años. Quizás él algún día sí que podrá vivir en un Taiwán soberano. Se marcha apretado contra el regazo de su madre, levanta la mano y me dice: Bye!

La «nueva política» taiwanesa

El TPP es un partido de la «nueva política». Apela a los jóvenes y al hartazgo de parte de la ciudadanía respecto a los dos grandes partidos. Con una presencia masiva en redes sociales de propiedad china como TikTok o Little Red Book (el equivalente a Instagram), no presenta un ideario político definido, sino que sus propuestas cambian según las declaraciones del líder. Pero se centra en la problemática doméstica, y eso llega a la población.

Un avión de combate chino vuela la isla Pingtan, el punto más cercano en China a la isla principal de TaiwánGreg Baker / AFP

La víspera de las elecciones, durante el mitin del TPP, John Chen, ingeniero de 36 años, me cuenta que prefiere esta opción porque el DPP ha incumplido sus promesas y no ha avanzado en la mejora de las condiciones de vida locales: «Para enfrentarnos a China tenemos que ser un país más eficiente y próspero, dejando a un lado la desigualdad, la corrupción, el problema de la vivienda o la escasez de energía y agua».

La interferencia china en Taiwán

China lleva años librando una intensa batalla sobre Taiwán que combina el ciberespacio, la desinformación, la psicología y la ingeniería social (cognitive warfare) para influir en el pensamiento de los ciudadanos. Además, el gigante asiático ha invertido un gran capital en medios de comunicación taiwaneses como China Times, China Daily o CTI News.

«Estas campañas tienen mucho impacto y son muy difíciles de combatir por su alcance y complejidad», sostiene I-Chung Lai. «Sobre todo porque tienen como objetivo los anhelos y sentimientos más profundos de la población. Una vez que consiguen que su mensaje llegue, por mucho que contraargumentes, el ciudadano impactado jamás te escuchará».

Joseph Wu, ministro de exteriores, sostiene que lo que sucede en el país es preludio de lo que puede significar la interferencia China en las democracias occidentales.

* Santiago R. Antonete es investigador del grupo PAIDI-HUM 618 de la Universidad de Sevilla