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Aquilino Cayuela
Aquilino Cayuela

Lai Ching-te el presidente electo de Taiwán que defiende que la isla «pertenece al mundo, no a China»

Aun habiendo ganado la presidencia, si partido ha perdido la mayoría en el parlamento lo que podría dificultar su Gobierno

Actualizada 11:19

William Lai Ching-te, presidente electo de Taiwán

William Lai Ching-te, presidente electo de TaiwánAlastair Pike / AFP

Al final, William Lai Ching-te, como pronosticábamos en este medio, ha ganado las elecciones en Taiwán con un 40,3 % de los votos consiguiendo una tercera legislatura para su partido, el Partido Progresista Democrático (PDP). Como indicábamos en esta crónica en el análisis previo a estos comicios, Lai se describió a sí mismo como un «trabajador pragmático por la independencia de Taiwán». Por esto era el candidato menos deseado por la República Popular China.

Desde que Lai se convirtió en primer ministro, bajo la presidenta saliente Tsai Ing-wen, en 2017, se había mostrado moderado, pero de cara a su campaña había hecho manifestaciones más asertivas frente a China, como que «esperaba algún día ser bienvenido en la Casa Blanca como presidente», algo que requeriría previamente el reconocimiento formal de Taiwán. Pero, en la recta final de la campaña, Lai ha prometido seguir el enfoque cauteloso de su antecesora Tsai.

Lai tiene poca experiencia en política exterior hasta la fecha, aunque ha ocupado varios cargos importantes en la política taiwanesa. Cuenta con una imagen más empática y es más cercano a la gente que la popular Tsai que, de alguna manera, parecía un poco distante, con un perfil muy parecido a Angela Merkel.

William Lai Ching-te (Iz), presidente electo de Taiwán y Tsai Ing-wen (C) presidenta de la isla

William Lai Ching-te (Iz), presidente electo de Taiwán y Tsai Ing-wen (C) presidenta de la islaYasuyoshi Chiba / AFP

Lai nació en 1959 y creció en circunstancias modestas en el área metropolitana de Taipéi con una familia de cinco hermanos. Su padre era minero en una mina de carbón y murió en un accidente minero cuando Lai tenía dos años. Después de graduarse bien en la escuela, Lai estudió medicina en Taipéi y Tainan y luego completó un Máster en salud pública en la Universidad de Harvard, Estados Unidos. Goza de un gran prestigio profesional.

Como presidente, Lai va a fortalecer el armamento de Taiwán, ampliar las relaciones con democracias aliadas como Japón y Estados Unidos en particular, y al mismo tiempo reducir la dependencia económica de China, que sigue siendo su mayor socio comercial. «Taiwán pertenece al mundo, no a China» ha afirmado repetidas veces en su campaña, prometiendo una política exterior basada en valores.

Con su elección los taiwaneses han desafiado las amenazas de Pekín. Sus dos rivales, Hou Yu-ih del Partido Nacional KMT y Ko Wen-je del Partido Popular, recibieron el 33 y el 26 por ciento de los votos, respectivamente. Ambos admitieron la derrota y felicitaron al ganador.

En su discurso de victoria, Lai ha prometido mantener a Taiwán fuera de la órbita de China y consolidar el «statu quo». En sus declaraciones afirma que «Taiwán le ha dicho al mundo que, entre la democracia y el autoritarismo, estamos del lado de la democracia y continuaremos avanzando al lado de las democracias del mundo».

Lai ha pedido una reducción de las tensiones, pero, al mismo tiempo ha instado a China a encontrar formas de comunicación. Tengamos en cuenta que Pekín no ha tenido ningún contacto oficial con el gobierno taiwanés desde que el PPD asumió el poder en 2016.

La postura de Lai es clara: «reemplazar la confrontación por diálogo» pero con el requisito previo de que ambas partes se reúnan «en igualdad de condiciones y con dignidad».

Con todo el PPD, aun habiendo ganado, ha perdido su mayoría en el parlamento. Esto hará que el gobierno de Taiwán sea más inestable en los próximos años y podría dificultar los proyectos de reforma y armamento.

En particular, los jóvenes taiwaneses han expresado su descontento por el aumento del costo de vida, los bajos salarios y los presuntos casos de corrupción. Lai lo reconoció abiertamente este sábado tras su victoria: «El PPD tiene muchas áreas que necesita mejorar», dijo. «Las elecciones nos demostraron que la gente quiere un gobierno eficaz y un control fuerte». Al hilo de esto ha prometido que trabajará estrechamente con los demás partidos para este fin.

Después de una dura campaña electoral, ahora se trata de unir al pueblo taiwanés y también de escuchar las voces de los demás partidos.

China había descrito, con tono amenazante, las elecciones en Taiwán como «una elección entre la guerra y la paz» mantiene que el resultado de estas elecciones «no podrá cambiar el patrón básico ni la dirección de las relaciones entre los dos lados del Estrecho». Tengamos en cuenta que Taiwán ha sido durante mucho tiempo el objetivo central de las operaciones de influencia e información de China, como parte de su intento de obligar a la isla a unificarse con el continente.

Pekín lleva décadas intentando que los votantes taiwaneses se alejen de los candidatos escépticos hacia su unión con la China continental. Pekín avanza en su tendencia a que «inevitablemente China se reunificará» algo que para ellos no es mera retórica. Taiwán ha vuelto a ser objeto, durante esta campaña electoral, de un diluvio de esfuerzos de influencia en línea y fuera de línea por parte de Pekín, que esperaba expulsar del poder al Partido Popular Democrático (DPP) y reemplazarlos por el Kuomintang (KMT) más favorable a Pekín.

Frente a esto Taiwán cuenta con una red de grupos de la sociedad civil, como DoubleThink Lab, que son pioneros en la lucha contra la intromisión e influencia extranjera. El gobierno también había puesto en marcha iniciativas contra la desinformación y se esfuerza por erradicar a los representantes chinos. De hecho, los votantes taiwaneses están muy mentalizados y atentos a las operaciones de Pekín.

Después de todo el gobierno y el proceso democrático ha sido resistente al asalto de China.

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