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Una víctima de Hamás a El Debate: «Sobreviví porque el resto de los cuerpos cayeron sobre mí»

El Debate habla con cuatro familiares de rehenes israelíes secuestrados por terroristas de Hamás el pasado 7 de octubre. Testimonios estremecedores, ofrecidos con una dignidad y una serenidad fuera de lo común

Se llama Tal Wax. Nació en Israel, pero muy pronto vino a España, a Sevilla, de donde es su familia. En la ciudad hispalense creció y estudió Medicina. Hace tres años, volvió al Estado de Israel, donde ejerce su profesión cerca de Tel Aviv.

Su vida era despreocupada hasta aquel fatídico 7 de octubre, día de la barbarie perpetrada por Hamás. «Hasta entonces», recuerda, «era un todo un sueño: la vida en Israel es increíble».

A partir del 7 de octubre, todo cambió de repente. «Pasé de ser una médico anónima que vive su vida y trabaja a ser familiar de rehenes».

Tal se refiere a sus tíos Keith y Aviva Sigal, habitantes de un kibutz cercano a Gaza. «En algún momento de la mañana dejaron de respondernos a los mensajes por WhatsApp. Y más tarde entendimos que habían entrado en su casa. Les sacaron de la habitación a punta de pistola. Les dispararon. A mi tío le rompieron un par de costillas y le dijeron que buscara las llaves del coche. Y se lo llevaron en su coche a Gaza».

No se lo esperaba.

–Nunca nadie sabe cómo le va a afectar una guerra. Y desde el 7 de octubre, considero que mi vida se ha parado. Han pasado ya 110 días y desde entonces yo siento que el tiempo pasa muy rápido y a la vez no pasa.

¿Qué saben de él?

–Solo sabemos lo que nos ha contado mi tía, que ya ha sido liberada.

Diga.

–Sabemos que está en estado de salud delicado. Al fin y al cabo, es una persona mayor de 64 años que estaba tranquilamente en su casa. Una buena persona, inocente y que vivía allí porque creía en la paz. Todos los que viven cerca de la frontera viven allí porque de verdad son las personas que más creen que podemos vivir en paz. Son ellos los que han sido secuestrados.

Tal WaxPaula Argüelles

Tal prefiere no abordar temas estrictamente políticos. «Soy una persona que no pertenezco a ese ámbito, ni al de la política ni al del Ejército. Yo no sé lo que es esta situación. Es nueva para mí, es nuevo para todos los familiares. Nunca nadie se imagina que va a verse en esta posición. Estamos hablando de personas normales que han sido sacadas de sus casas o de una fiesta y secuestrados para ser torturados y violados».

Se entiende. Sin embargo, hay cuestiones inevitables. Como esa propuesta, que flota desde hace varios días: un acuerdo de dos meses de tregua a cambio de liberación de todos los rehenes. «Estaría bueno eso. Yo estoy de acuerdo en que vuelvan todos los rehenes a casa. Ahora».

¿A cambio de qué?

–Es que yo no tomo ningún tipo de decisión, no sé qué hay que hacer para que vuelvan todos a casa. Ojalá yo tuviera una respuesta. Yo solo sé que hay personas que sí pueden decidirlo. Y, que, si fuera por ellos, podrían estar en casa ahora.

La indirecta es fácil de interpretar. Mas lo importante para Tal es mantener la esperanza: «sabemos que van a volver».

Eso sí, entiende el enfado de los familiares de rehenes que reventaron el otro día una reunión en la Knéset, el Parlamento monocameral israelí. «Estamos hablando de personas de a pie, de calle, no sabemos cómo gestionar esta situación que estamos viviendo. Solo sabemos que queremos que vuelvan, que se nos oiga que la gente sepa nuestra historia».

Nuestra vida se paró el 7 de octubreTal WaxFamiliar de rehenes israelíes

Para ello, Tal es de las que acude con frecuencia a la plaza de Tel Aviv en la que se congregan familiares de rehenes junto a los que han sido liberados. «Estamos todos igual: rotos. Repito: nuestra vida se paró el 7 de octubre. No es muy difícil seguir gestionando esta situación después de 110 días», insiste Tal.

«Lo seguimos intentando», dice, antes de formular una conclusión tan justa como inapelable: «Pido por favor que cualquier persona que esté relacionada en el ámbito político y pueda ayudarnos a devolvernos a nuestros familiares, lo haga: es lo correcto y es lo humano».

Tal no ha venido sola a España: le acompañan otros familiares de rehenes. Todos están manteniendo encuentros con diversas entidades, como el Observatorio CEU de Víctimas del Terrorismo y la Fundación Neos.

Otra de las personas que ha venido es Ziv Abod, superviviente de la masacre del Festival Nova Music, en el que fue capturado por Hamás su novio Ilya Cohen. Ziv sigue sin saber cómo logró salvar su vida. Aunque da alguna pista: «sobreviví porque el resto de personas del lugar donde me encontraba fue asesinado. Los terroristas lanzaron más de nueve granadas a nuestro refugio, y después de esto, terminaron el trabajo. Dispararon a todos. Así que no sé, tal vez es porque todos los cuerpos cayeron sobre mí».

¿Y hoy?

–Me quedé en el 7 de octubre porque no es sólo mi trauma. También, por ejemplo, el de mi sobrino. Así que mi vida está patas arriba.

¿Destruida?

–Sí, destruida. Eso es.

Interviene su mejor amiga –y la de su novio–, que se llama Michal Rahoom. «Perdí 60 amigos en la rave del Festival Nova. Pero ahora tenemos que traer a los rehenes de vuelta a casa. Y detener el terrorismo».

Un objetivo que comparte Liran Berman: dos de sus hermanos –son cuatro en total–, Ziv y Gali, que son gemelos, fueron secuestrados en Kfar Azza.

Los terroristas quemaron el apartamento desde fuera para sacarlos y luego se los llevaron. «Tenemos otro hermano que sobrevivió. Nos rescataron un domingo después de más de un día en un hogar seguro gracias a las Fuerzas de Defensa de Israel. Aún se estaba combatiendo. Además, a mis padres los rescataron a medianoche entre el sábado y el domingo. Soy el único que ya no vive en Gaza. Vivo con mi familia en el norte, junto a Haifa. A dos horas en coche de Gaza y me siento completamente impotente para ayudarles».

Pero con una dignidad y una serenidad, al igual que el resto de sus acompañantes, que suscita la admiración.