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Estados Unidos

Biden intensifica sus críticas contra Israel y tilda de «exagerada» la ofensiva militar sobre Gaza

El presidente de Estados Unidos ha advertido de que no apoyara una operación militar israelí contra Rafah, en la frontera con Egipto, ya que sería un «desastre»

La guerra en la Franja de Gaza entre Israel y Hamás ha sacado a relucir las grandes diferencias que existen entre Joe Biden y Benjamin Netanyahu. El presidente de Estados Unidos ha vuelto a criticar públicamente la ofensiva militar israelí sobre el enclave palestino, que calificó ayer de «exagerada». No es la primera vez que Biden se pronuncia en estos términos.

El pasado mes de diciembre, el demócrata advirtió a Israel de que estaba perdiendo el apoyo internacional a causa de sus «bombardeos indiscriminados» contra Gaza y espetó a Netanyahu a cambiar de aliados en el Gobierno. Biden criticó que el actual Ejecutivo israelí es «el más conservador» de su historia y lamentó que no considerara la solución de dos Estados.

El presidente estadounidense confesó que habían estado «presionando mucho» para conseguir una nueva pausa en los combates, que confía acabe en un alto el fuego definitivo. Sin embargo, las negociaciones entre Israel y Hamás están cada vez más paralizadas. La última propuesta presentada por la organización islamista fue rechazada de plano por el primer ministro israelí. La contrapropuesta de la milicia islamista planteaba un alto el fuego de 135 días y la liberación de los rehenes –136– a cambio de la excarcelación de más de 1.500 presos palestinos.

Según el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, «la respuesta de Hamás fue formulada para que Israel la rechazara». De ahí que Netanyahu anunciara una mayor presión militar sobre el enclave para lograr la «victoria total». «Seguir con la presión militar es una condición necesaria para liberar a los rehenes, sucumbir a Hamás sólo llevará a otra masacre», aseveró el primer ministro israelí, que instó al Ejército hebreo a «destruir metódicamente a Hamás» hasta lograr que la Franja «no represente ninguna amenaza para Israel».

Biden desaprueba esta actitud y ha puesto el foco en los civiles de Gaza. «He estado presionando mucho para que llegue ayuda humanitaria a Gaza. Mucha gente inocente se muere de hambre. Mucha gente inocente tiene problemas y está muriendo, y esto tiene que acabar», declaró. El demócrata es consciente de que su gestión de la guerra en Gaza y su apoyo a Israel le están costado votos entre la población árabe y musulmana de Estados Unidos. De hecho, ayer, un grupo de asesores políticos de alto nivel se desplazó hasta Michigan, que cuenta con una gran población árabe-americana y musulmana, para reunirse con miembros de la comunidad para tratar de apuntalar su apoyo.

Estados Unidos confiaba en que las conversaciones entre Israel y Hamás acabaran en un acuerdo de alto el fuego. Para logarlo, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se embarcó en su quinta gira por la región, desde que estallara el conflicto el pasado 7 de octubre. La maratón diplomática ha incluido a Egipto y Qatar –principales mediadores–, así como Arabia Saudí, Israel y los territorios palestinos. Pero a pesar de todos los esfuerzos, Israel apuesta por la ofensiva militar y se encamina hacia su siguiente objetivo, Rafah, el último refugio de la población en Gaza.

Washington ya ha dejado claro que una operación israelí sobre Rafah, en la frontera con Egipto, sería un «desastre» que no apoyaría, en palabras del portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby. El portavoz recordó que en ese enclave del sur de Gaza hay «más o menos un millón y medio de palestinos que están buscando refugio» porque «ahí es donde les dijeron que fueran». En esta misma línea se pronunció también el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, que advirtió que la operación militar israelí «aumentaría exponencialmente lo que ya es una pesadilla humanitaria con incalculables consecuencias regionales».

Israel, sin embargo, se muestra ajeno a las presiones internacionales. El Ejército hebreo bombardeó zonas de Rafah este mismo jueves, matando a al menos ocho personas. Los tanques hebreos también atacaron superficies al este la ciudad, intensificando los temores de los residentes a un inminente ofensiva terrestre. En las últimas 24 horas, han muerto 107 personas, lo que eleva el número total de palestinos fallecidos desde el estallido de la guerra hasta los 27.947, según datos del Ministerio de Salud de Hamás.