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Prueba nuclear de Rusia el pasado 20 de abrilGTRES

Los peligros de la nueva arma nuclear espacial que ha desarrollado Rusia y preocupa a EE.UU.

La Casa Blanca ha confirmado que el Ejercito ruso cuenta con esta peligrosa arma con la que podría poner bombas nucleares en órbita

Estados Unidos confirmó el pasado jueves que Rusia ha desarrollado una nueva arma «antisatélite», aunque aseguró que aún no está activa ni desplegada en el espacio, y que por ahora «no representa una amenaza directa para la seguridad». El portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, afirmó en una conferencia de prensa que «no estamos hablando de un arma que pueda usarse para atacar a seres humanos o causar destrucción física en la Tierra».

Esto ha generado una gran controversia en Estados Unidos después de que se filtraran informes de las agencias de inteligencia que apuntaban al posible despliegue de un sistema nuclear ruso en el espacio. Aunque el desarrollo está en sus primeras etapas y no está operativo en órbita, plantea preocupaciones sobre una potencial crisis similar a la de los misiles en Cuba en el futuro.

El gran peligro está en si estas armas son realmente destinadas para su despliegue en el espacio con el propósito de neutralizar satélites militares enemigos, pues las implicaciones para la civilización serían catastróficas. Según las pruebas nucleares realizadas por Estados Unidos en la década de 1960, la tormenta geomagnética generada tendría hoy el potencial de desencadenar una reacción en cadena que afectaría las redes GPS, los satélites de telecomunicaciones civiles y los satélites meteorológicos fundamentales para el funcionamiento de la sociedad moderna. Las grandes armas del momento ya no son las que provocan daños físicos a las personas.

Contemplar un mundo sin logística global o predicciones meteorológicas es aterrador. Además, si estas armas están destinadas a ser lanzadas desde órbita hacia la Tierra, podrían llevarnos a una crisis geopolítica global de consecuencias impredecibles. Es por ello que los tratados internacionales prohíben las armas nucleares en el espacio: este tipo de misiles podría destruir cualquier parte del mundo en cuestión de segundos y sin la posibilidad de defensa o respuesta.

El Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre, establecido en 1967 con la participación de 110 naciones, incluyendo la Unión Soviética y Estados Unidos, prohíbe específicamente a los países colocar armas nucleares u otros dispositivos de destrucción masiva en el espacio exterior. Considerando la tendencia de Rusia a abandonar o suspender acuerdos internacionales de control de armas derivados de la Guerra Fría, como el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares o el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, conocido como Nuevo START, no sería descabellado sospechar que haya optado por violar este compromiso de manera clandestina. Por tanto, no sería sorprendente que haya decidido, de manera secreta, romper también con este compromiso y provocar una nueva Guerra Fría.

Además, en la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, se identifica a Rusia y China como los principales adversarios, con una creciente preocupación sobre el desarrollo de diversos sistemas de armamento, que incluyen capacidades nucleares, cibernéticas y espaciales.

Tranquilidad... por el momento

A pesar de estos hallazgos, muchos analistas y funcionarios sostienen que es poco probable que Moscú despliegue esta arma secreta en un futuro cercano, lo que sugiere que no representa un peligro inminente. Incluso el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, afirmó este jueves que «no se trata de una capacidad activa». Al mismo tiempo, Jake Sullivan, asesor del Consejo de Seguridad Nacional, ha mantenido conversaciones con lo que se conoce como la «banda de los ochos», un grupo compuesto por los miembros más influyentes del Congreso que tienen acceso a información de inteligencia altamente clasificada, para abordar este asunto.

Por tanto, también hay quien considera que estas filtraciones de la Casa Blanca han visto ahora la luz para presionar a los republicanos y lograr su apoyo en el Congreso para que den luz verde a la nueva financiación a Ucrania, Israel y Taiwán, que nuevamente ha vuelto a fracasar esta semana.