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Aquilino Cayuela

La muerte de Navalni. El último oponente de Vladimir Putin

En el que, parece ser, sea su último vídeo Navalni se burló del poder judicial ruso en una vista el día antes de su muerte, riéndose a carcajadas

Pancarta con la cara del opositor ruso Alexei NavalniEFE

Alexéi Navalni ha muerto a los 47 años en la colonia de prisioneros IK-3 de Jarp, en Yamalia-Nenetsia, en el Círculo Polar Ártico, Prisión del Lobo PolarPolar Wolf Prison») un centro correccional conocido y considerado como el más duro de Rusia. Parece todo esto sacado de una trama de Misión Imposible u otra película o novela de espías, pero es la más cruda realidad.

Navalni fue un abogado y político ruso que comenzó su andadura pública en 2011 cuando fundó una organización anticorrupción y en las elecciones legislativas llamó a las protestas desde su blog y su cuenta de Twitter (con más de dos millones de seguidores) y denunció irregularidades en los comicios. Después, unas cinco mil personas respondieron a su convocatoria frente al Kremlin de Moscú. A raíz de esto, Navalni fue arrestado y sentenciado a quince días de prisión.

En 2013 se presentó como candidato a la alcaldía de Moscú y logró casi un 28 % de los votos. Desde entonces aumentó su popularidad por sus posicionamientos liberales frente al líder ruso Vladimir Putin y se convirtió en su más firme opositor, llegando a plantearle una alternativa política real.

El 20 de agosto de 2020, fue hospitalizado en estado grave en el hospital de Omsk en Siberia, todo indicaba que había sido envenenado, por eso un día más tarde pudo salir de Rusia, en un avión medicalizado, con destino a Alemania.

Allí fue hospitalizado en Hospital Charité de Berlín el 22 de agosto y los médicos alemanes encontraron evidencias de intoxicación. El 2 de septiembre, el Gobierno alemán confirmó que las pruebas de toxicología llevadas a cabo por un laboratorio especializado del Ejército alemán eran «inequívocas» respecto del envenenamiento. El 23 de septiembre recibió el alta con una total recuperación. Su portavoz señaló que permanecería todavía en Alemania porque el tratamiento todavía no había terminado.

En julio de 2020, unas semanas antes de que Alexei fuera envenenado, su esposa Yulia describió el carácter de su marido en Instagram. Yulia Navalnya publicó una foto en familia en la que aparecen el señor y la señora Navalny en atuendo festivo con sus hijos, el hijo Zakhar, nacido en 2008, y la hija Darya, nacida en 2001. Es una foto de su ceremonia de graduación en junio de 2019, a la que Navalny casi no llegó a tiempo porque estaba asistiendo a una manifestación contra la brutalidad policial.

Yulia Navalnaya siempre ha apoyado a su marido. En agosto de 2020, cuando los ojos del mundo estaban puestos en el hospital de Omsk donde Navalni se debatía entra la vida y la muerte porque había sido envenenado con el agente nervioso Novichok su súplica a Vladimir Putin fue decisiva para permitirle abandonar el país con destino a Alemania.

Ella permaneció al lado de su marido durante su tratamiento y difícil rehabilitación en Alemania. E hizo lo mismo cuando él decidió regresar a Rusia en enero de 2021, en cuanto se hubo recuperado en cierta medida.

El régimen había amenazado con detenerle a su regreso, lo que ocurrió en el mismo aeropuerto. El pretexto era una antigua condena contra él por presunto fraude que había sido suspendida, un fraude que, según una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, nunca había tenido lugar.

Desde entonces, la fiscalía ha sometido repetidamente a Navalni a nuevos juicios en los que la persecución política ya no debía ocultarse con supuestos delitos económicos. Ha sido condenado varias veces, la última en agosto de 2023 a 19 años de cárcel por fundar una «organización extremista». Al menos los juicios hicieron que Navalni permaneciera visible para sus partidarios durante mucho tiempo, incluso en prisión: sus abogados podían visitarle regularmente. Estuvo conectado a las vistas judiciales por vídeo desde la cárcel, incluidas sus propias quejas contra la dirección del campo de prisioneros.

Como Navalni podía ser visto regularmente de esta manera, hubo gran preocupación cuando no hubo señales de vida de Navalni durante 19 días en diciembre.

A sus abogados se les negó información sobre el paradero del preso y las autoridades penitenciarias afirmaron no tener información sobre él. Finalmente, tras intensas investigaciones, Navalni fue encontrado por sus abogados en un campo de prisioneros en la región de permafrost más allá del Círculo Polar Ártico.

Sus comparecencias en los juicios mostraron que estaba muy demacrado en prisión. Pero Navalni hablaba siempre como solía hacer desafiando a Putin y a sus colaboradores, incluso en su celda.

En el que, parece ser, sea su último vídeo Navalni se burló del poder judicial ruso en una vista el día antes de su muerte, riéndose a carcajadas.