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El candidato presidencial y Ministro de Defensa de Indonesia, Prabowo SubiantoAFP

Prabowo Subianto, unas manos manchadas de sangre para presidir Indonesia

Dirigió matanzas en Timor Oriental y secuestró a estudiantes que intentaban derrocar a Suharto, su suegro

Los destinos de Indonesia, cuarto país más poblado del planeta con sus 278 millones de habitantes, y primera nación musulmana, serán regidos durante los próximos cuatro años por el general Prabowo Subianto (Yakarta, 17 de octubre de 1951), hasta la fecha ministro de Defensa del actual presidente, Joko Widodo, su adversario en dos elecciones presidenciales consecutivas. Precisamente, el haberse unido a él fue considerado una hábil estratagema en su propia carrera hacia el poder.

Pero los tres últimos lustros de comportamiento globalmente democrático por parte de Subianto así como la indiscutible legitimidad de su victoria electoral del pasado día 14 no pueden borrar de un plumazo su oscuro pasado como oficial de las Fuerzas Armadas. Diciendo las cosas sin tapujos, participó sin remordimiento alguno en los episodios más oscuros de la Indonesia contemporánea, empezando por la implacable invasión de Timor Oriental en 1975, justo cuando el pequeño país acababa de proclamar una independencia duramente arrancada a Portugal.

A la cabeza de un comando de élite, Subianto dirigió las operaciones encaminadas a Prabowo dirigió la misión para capturar al primer jefe de Gobierno de Timor Oriental, Nicolau dos Reis Lobato. Guio a Subianto, a modo de traidor, el hermano menor del político. El 31 de diciembre de 1978, la compañía de Prabowo encontró a Nicolau y le disparó mortalmente en el estómago mientras le escoltaban en Maubisse, cincuenta kilómetros al sur de Dili, la capital del invadido territorio.

Subianto actuó sin contemplaciones, al igual que a mediados de los ochenta, siempre en Timor, cuando perpetró una masacre –balance final: alrededor de 300 muertos– contra los guerrilleros de un grupo independentista. Él siempre lo negó. Las organizaciones de derechos humanos aportaron, por su parte, pruebas abrumadoras.

Las acusaciones posteriores se centran en su etapa como uno de los militares más poderosos de Indonesia bajo el régimen de Suharto. Grupos de derechos humanos afirman que Prabowo, entonces general de tres estrellas, fue responsable del secuestro y tortura de 23 activistas democráticos en 1997 y 1998, y de orquestar los disturbios de mayo de 1998 –pocos días antes de que Suharto dimitiera como presidente– que causaron más de 1.000 muertos y la violación de al menos 168 mujeres. Un detalle: entre 1983 y 1998, Subianto fue yerno de Suharto, en calidad de marido de su hija Titiek.

El oportuno divorcio del matrimonio justo cuando se desmoronaba la dictadura no fue óbice para que el militar fuese considerado un indeseable en su propio país durante una década, encontrando refugio en Jordania, donde se dedicó a no se sabe muy bien qué. Tampoco pudo pisar Estados Unidos, país en el que había ampliado de joven su formación castrense, durante los mandatos de los presidentes Clinton, Bush hijo y Obama.

Mas sus irrefrenables ambiciones le obligaban a limpiar su fama. En Indonesia, donde nunca ha respondido ante la Justicia, optó por la vía democrática; en Estados Unidos, contrató los servicios del lobbysta James Frinzi. Con éxito: el 2019, ya como ministro de Defensa, fue recibido con todos los honores en el Pentágono.