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El presidente Joe Biden y el presidente ruso Vladimir PutinGTRES

La Casa Blanca intenta justificar que Biden llamase a Putin «loco hijo de perra»

Las relaciones entre ambos mandatarios son inexistentes, la última vez que estuvieron frente a frente fue en Ginebra en junio de 2021

La relación entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se caracteriza por ser inexistente. Ambos líderes no se toleran y es de sobra sabido. Pero son viejos conocidos de la política y están obligados a mantener algún tipo de línea de comunicación, o al menos esto era así hasta la invasión rusa de Ucrania, hace ya casi dos años.

Sin embargo, Biden nunca se ha cortado en manifestar lo que realmente piensa de Putin. Algo diplomáticamente incorrecto. Siendo vicepresidente, durante la Administración de Barack Obama, el demócrata ya afirmó que el presidente ruso no tenía alma. Su opinión no ha cambiado desde entonces y, este miércoles, durante un acto de campaña le llamó abiertamente «loco hijo de perra».

La Casa Blanca ha intentado justificar este insulto argumentado que Biden usó palabras «llanas y directas» para referirse a Putin porque es cómo EE.UU. debe ver la «amenaza que representa Rusia». «Es así como debemos abordar la amenaza (...) de forma clara, directa y transparente», subrayó ayer el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby

Las declaraciones de Kirby llegan después de que el Kremlin criticara a Biden por sus comentarios, acusándolo de comportarse como un «un vaquero de Hollywood».

«Si el presidente de dicho país emplea tal vocabulario, debería darle vergüenza. Está claro que el señor Biden exhibe por motivos políticos internos un comportamiento al estilo de un vaquero de Hollywood», declaró Dmitri Peskov, portavoz presidencial, en declaraciones a la televisión pública rusa.

Biden también ha acusado a Putin y a sus «secuaces» de acabar con la vida del líder opositor ruso, Alexéi Navalni, que murió el pasado 16 de febrero en prisión.

Putin y Biden se reunieron por última vez en Ginebra en junio de 2021 y, tras el inicio de la guerra en Ucrania, se redujeron al mínimo los contactos entre ambos países.

Washington ha liderado, junto con la Unión Europea, la estrategia de aislamiento diplomático y sanciones económicas para disuadir a Rusia a que pare la invasión de Ucrania.