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RochdaleDavid Dixon

El caso de la mafia pakistaní que violaba a niñas en Reino Unido y se ocultaba tras el mantra del racismo

Durante años se fraguó una amplia red de abusos sexuales en la Inglaterra rural con el consentimiento implícito de las autoridades, que sabían lo que pasaba, pero prefirieron no actuar

Reino Unido vuelve a revivir uno de los episodios más oscuros de su historia. Entre 2005 y 2008, cientos de adolescentes de clases bajas de Rochdale, una ciudad situada al noroeste de Inglaterra, sufrieron abusos sexuales de todo tipo a manos de una mafia pakistaní que actuaba por todo el área del Gran Mánchester y la Inglaterra rural. Estas actuaciones delictivas eran ampliamente conocidas por la Policía y los servicios sociales, que decidieron no actuar ni alzar la voz ante el miedo de ser tachados de racistas.

La BBC ha vuelto a rescatar y poner voz al horror de las víctimas y ha emitido una entrevista con una de las chicas que fue brutalmente violada desde que tenía tan solo 12 años. Todos los testimonios, recogidos durante años, coinciden en relatar las mismas técnicas y métodos de captación. En un primer momento, los hombres se acercaban a las menores con una excusa, aparentemente inocente, y las invitaban a comer. Una vez que las chicas picaban el anzuelo empezaba el sórdido espectáculo.

Las iban a recoger en coche a los colegios, les compraban ropa, teléfonos móviles y una vez que ya las menores no tenían escapatoria llegaba el momento de pagar sus deudas. Las drogaban y alcoholizaban para violarlas. Todo formaba parte de una macabra red mafiosa que acabó saliendo a la luz en 2012, en gran parte gracias a la investigación de un periodista del diario británico The Times, que consiguió arrojar luz sobre toda la mugre y el silencio del sistema británico.

«Nos dieron un litro de vodka sin mezclador y diez cigarrillos. Así que para cuando entramos en la habitación, estábamos todos muy borrachos», revela Ruby, nombre ficticio, a la BBC. Ella es una de las muchas niñas que se ha atrevido a hablar, años después, de este episodio negro de su vida, que le robó la infancia. La joven relata que una vez en el interior de la estancia le estaban esperando unos «30 o 40 hombres». «Me violaron continuamente. Uno terminaba [de violarme] y luego entraba el otro y así toda la noche», recuerda Ruby.

Nos buscaban y nos encontrabanRubyVíctima de la mafia pakistaní

La joven confiesa que los abusos continuaron porque la banda la amenazaba y sentía que «no había escapatoria». Asegura que la llegaron a violar «más de cien veces», pero que las autoridades, conscientes de lo que estaba ocurriendo, «no hicieron nada». «Conseguían nuestros números, venían a las escuelas, venían cerca de mi casa, venían a todas partes y nos buscaban y nos encontraban», denuncia Ruby.

La trama llegó a alcanzar tal dimensión que la joven asegura que la llevaron por «todas partes», donde fue sometida por hombres de diferentes zonas del país. En 2008, Ruby acudió a una clínica de salud sexual, desesperada, en busca de ayuda. Ahí, «nos dieron condones de sabores y nos echaron». Previamente ya había denunciado su caso a los servicios sociales. Ruby abortó con tan solo 13 años y en 2010, la joven volvió a acudir a una trabajadora social a quien le confesó que estaba siendo maltratada por seis hombres asiáticos mayores.

También reveló que el suyo no era un caso aislado y que tenía constancia de que al menos otros 60 hombres estaban abusando a gran escala de menores en Rochdale. Dos años después, uno de sus violadores fue finalmente condenado a ocho años de prisión por trata con fines de explotación sexual. Pero apenas cuatro años después, el hombre ya había sido puesto en libertad social y Ruby, que no fue informada, se lo cruzó en una tienda del barrio.

«Al principio miré dos veces porque no me creía lo que había visto. Luego, cuando me di cuenta de que estaba allí, eché a correr», confiesa. «Luego me fui a casa y no salí de casa durante tres meses». La joven denuncia la incompetencia de la Policía del Gran Mánchester, que había considerado su caso como una prioridad de «bajo riesgo». La ex detective Maggie Oliver, que fue una de las pocas voces que se atrevió a destapar la mala praxis de las autoridades en el caso de esta red de abusos sexuales, ha asegurado que «la explotación sexual infantil sigue ocurriendo en Rochdale». Esta red de abusos sexuales afectó brutalmente a la Inglaterra rural.

Un informe publicado en 2014 destapó que en la pequeña localidad de Rotherham, al norte de Inglaterra, alrededor de 1.400 menores habían sido objetos sexuales de bandas paquistaníes durante dieciséis años. Al igual que había sucedido en Rochdale, estos crímenes eran ampliamente conocidos y habían sido denunciados a las autoridades, pero nunca se actuó; nuevamente ante el miedo de ser catalogados como racistas. En 2014, la entonces primera ministra británica, Theresa May, habló claro cuando culpó a «la corrección política institucionalizada» por lo ocurrido.

«Muchas víctimas sufrieron la injusticia de ver sus gritos de ayuda ignorados. Las preocupaciones culturales, el miedo a ser visto como racista, y las actitudes desdeñosas hacia los niños vulnerables nunca deben impedir proteger a los menores», aseguró. A día de hoy, tan solo 42 hombres han sido condenados por la Justicia por violencias sexuales contra 13 niños, en el caso de Rochdale. Una trama que llegó a otras muchas ciudades como Bradford, Birmingham y Blackburn, Derby, Manchester y Rotherham y dejó a todo Reino Unido consternado.