¿Qué puede aportar el pequeño Ejército sueco a la OTAN?
El ingreso de Suecia en la Alianza Atlántica ilustra el cada vez mayor aislamiento de Rusia respecto a Occidente, pero la ampliación de la OTAN tiene mayores consecuencias
La OTAN ha ampliado horizontes una segunda vez desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania. Primero fue Finlandia, que formalizó su ingreso en la Alianza el pasado 4 de abril de 2023.
Ahora es Suecia la que, tras el visto bueno del parlamento húngaro, se convertirá en miembro de pleno derecho de la OTAN.
Este ingreso certifica, una vez más, el error estratégico del presidente ruso, Vladimir Putin, uno de cuyos argumentos para justificar la guerra en Ucrania era alejar la frontera de la OTAN de su territorio.
Lo que ha logrado es todo lo contrario: ampliar la frontera de la OTAN con Rusia y arrinconar sus bases militares en Kaliningrado y San Petersburgo en un mar Báltico convertido en un «mar OTAN».
Porque, de todas las consecuencias que tendrá el ingreso de Suecia en la Alianza Atlántica, esa es la más importante: Los puertos rusos en el báltico han quedado rodeados por aguas OTAN que limitarán enormemente la capacidad de actuación de la Flota rusa del Báltico.
Para Suecia, las implicaciones son evidentes, y las resumió a la perfección el primer ministro Ulf Kristersson: «Hoy es un gran día para Suecia y nuestra seguridad. Un día histórico».
Y es que Suecia se ve así protegida ante la amenaza que suponen las continuas incursiones de submarinos rusos en las aguas que rodean sus islas y, particularmente, en la isla de Gotland, un enclave estratégico en el Báltico.
Suecia cuenta con un minúsculo Ejército de 25.000 soldados, aunque dispone de una nada desdeñable flota de más de 100 aviones de combate Saab 39 Gripen –un caza polivalente de fabricación sueca que ha demostrado en más de una ocasión sus punteras capacidades–, además de una muy especializada división anfibia.
Más allá de eso, la aportación sueca a la OTAN no será muy reseñable. Su aportación será principalmente el valor estratégico de su posición geográfica. En ese sentido, Suecia tiene más que recibir que ofrecer.
Con todo, según informó Meduza, Rusia ha desdeñado las amenazas que podrían suponer la ampliación de la OTAN en el Báltico y despreció la expresión «mar interior de la OTAN».
El portavoz del gobernador de Kaliningrado, Dmitry Lyskov, recordó que el enclave ruso en el corazón de Europa está bien protegido frente a amenazas de la OTAN.
«Escuchar hablar de ‘mar interior de la OTAN’ nos produce rusa. Permitid que recuerde que la Federación Rusa cuenta con al menos tres ciudades portuarias en el mar Báltico: Kaliningrado, Baltiysk, San Petersburgo y el puerto de Ust-Luga de Leningrado. También quiero recordar que el mar Báltico es el hogar de la Flota rusa del Báltico», señaló.
Sin embargo, basta con echar un vistazo a un mapa para comprobar que la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN ha comprometido la capacidad de acción de la flota rusa en un mar Báltico que, aunque le pese al Kremlin, poco le falta para ser una «mar interior OTAN» real.