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El entierro de Navalni reúne a miles de personas en la mayor expresión anti Putin desde el inicio de la guerra

Los asistentes al funeral recibieron el cuerpo del disidente con aplausos y gritos de «Navalni-Navalni»

Si con la muerte de Alexei Navalni en la prisión de Lobo Polar, donde cumplía una pena de 30 años de prisión, creía el presidente ruso Vladimir Putin que pondría definitivamente la mordaza a quienes osaran disputarle el poder, se ha equivocado.

El entierro del disidente se ha convertido en una muestra pacífica y silenciosa de oposición al régimen criminal y corrupto que impera en el Kremlin y que ha llevado a la Federación Rusa a una guerra en Ucrania que ya se ha cobrado casi medio millón de bajas en combate.

Al entierro en la iglesia de la periferia de Moscú donde se ha celebrado el funeral previo al entierro se han concentrado miles de personas, simpatizantes del líder opositor, curiosos y personas hartas de la deriva totalitaria de la Rusia de Putin.

Se trata de la mayor concentración contra el Kremlin celebrada desde el inicio de la invasión a Ucrania hace dos años.

El funeral, celebrado según el rito ruso ortodoxo, ha dejado imágenes de gran impacto con el cuerpo de Navalni expuesto en el féretro abierto y cubierto por flores ante la mirada de sus padres y demás asistentes que participaron con cirios en el funeral.

Finalizado el rito, el cuerpo se ha trasladado al cementerio para darle sepultura. Fuera del templo, miles de personas, en medio de un fuerte dispositivo policial, recibió el féretro con aplausos y gritos de «Navalni-Navalni».

«Es doloroso, la gente como él no debería morir, gente honesta, con principios, dispuestos a sacrificarse», dijo una asistente, subrayando también el «sentido del humor» del opositor. «Incluso sufriendo hacía bromas».

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió que cualquier manifestación «no autorizada» con motivo del funeral podría ser sancionada. Durante su rueda de prensa diaria, Peskov afirmó también que no tenía «nada que decirle» a la familia del difunto.

Tras unas rápidas exequias, el féretro del opositor fue trasladado al cementerio de Borisovo, cerca de la iglesia y a escasos pasos del río Moscova, indicó en Telegram Ivan Jdanov, uno de los colaboradores más estrechos de Navalni.

El funeral tuvo lugar dos semanas después de la muerte del opositor de 47 años, el 16 de febrero en la prisión en el Ártico en circunstancias todavía por esclarecer.

Sus colaboradores, su viuda y los países occidentales acusan al presidente Putin de ser responsable de su muerte, lo que niega el Kremlin.

Su cuerpo estuvo retenido durante ocho días, un retraso que su equipo atribuye a un intento de encubrir la causa de la muerte.

Decenas de miembros de las fuerzas de seguridad fueron desplegados en la zona y las autoridades delimitaron con barreras metálicas en el camino entre la iglesia y el cementerio.

Miedo y tristeza

Tres figuras destacadas de la oposición rusa, Evegueni Roizman, Boris Nadezhdin y Ekaterina Duntsova, así como los embajadores de Francia y Alemania, asistieron a las exequias. Entre la muchedumbre había personas con flores y visiblemente emocionadas.

«Ya no tenemos políticos así y nadie sabe cuándo volverá a haber», declaró a Afp una bibliotecaria de 55 años, quien dijo sentir a la vez «miedo y tristeza».

Por su parte, un voluntario en una asociación caritativa, de 26 años, afirmó que Navalni fue quien hizo que él se «interesase por la política», en un país con un régimen cada vez más autoritario donde la desafección de los jóvenes por esas cuestiones es muy importante.

Después de que la familia recuperara el cuerpo del opositor, el sábado, tuvo dificultades para encontrar un lugar que aceptara acoger la ceremonia.

Memoria deshonrada

Con todo, el equipo de Navalni llamó a los moscovitas a acudir a la iglesia y despedirse del fallecido, y a sus apoyos en otras ciudades y en el extranjero, a concentrarse delante de memoriales para honrar su memoria.

Unos actos que podrían resultar molestos para el gobierno, dos semanas antes de las elecciones presidenciales del 15 al 17 de marzo, que seguramente confirmarán a Putin en el poder.

En los días posteriores a la muerte de Navalni, cerca de 400 personas fueron detenidas por la policía en varias concentraciones improvisadas, organizadas para rendirle homenaje.

«La gente del Kremlin lo mató, luego deshonraron su cuerpo, deshonraron a su madre y ahora, deshonran su memoria», criticó, acusando a Putin y al alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, de esta situación.

Antes de su envenenamiento, en 2020, del que sobrevivió por poco y del que acusaba a Putin, y de ser arrestado y condenado a 19 años de cárcel por «extremismo», Navalni lograba movilizar a una gran cantidad de gente, sobre todo en la capital rusa.

Su movimiento, que investigaba y denunciaba la corrupción de las élites rusas, fue desmantelado en los últimos años. Numerosos de sus colaboradores fueron encarcelados o se vieron obligados a exiliarse. Ahora, Yulia Navalnaya promete que continuará con el combate de su esposo.