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Un niño palestino juega con una bengala en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza

Un niño palestino juega con una bengala en Rafah, en el sur de la Franja de GazaAFP

Netanyahu asegura que atacará Rafah y aviva la tensión en el inicio del mes más sagrado para los musulmanes

El primer ministro israelí vuelve a desafiar al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que advirtió que la invasión de la ciudad sureña es una «línea roja»

Los gazatíes viven el primer día del mes más sagrado para los musulmanes, Ramadán, entre el miedo a una inminente ofensiva israelí sobre la ciudad sureña de Rafah, donde se refugia la mitad de la población, y un brutal asedio que ha elevado a 27 la cifra de palestinos muertos por el hambre. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha denunciado que el norte de la Franja está al borde de la hambruna, mientras que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha reafirmado su intención de expandir su ofensiva hasta la frontera con Egipto.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió a Netanyahu, el sábado en una entrevista, que invadir Rafah sería una «línea roja», pero matizó sus palabras asegurando que «nunca abandonará a Israel». Netanyahu, en un nuevo encontronazo con su mayor aliado, respondió al mandatario estadounidense asegurando que la ofensiva israelí seguirá adelante. «Iremos allí [Rafah]. No vamos a dejarlos. Tengo una línea roja. ¿Sabes cuál es la línea roja? Que el 7 de octubre no vuelva a ocurrir», aseveró el líder israelí.

Las discrepancias sobre la estrategia de Israel en Rafah es tan solo la última de las crecientes diferencias entre Netanyahu y Biden. Este momento es el más delicado de los ya cinco meses de la guerra en Gaza, ya que las declaraciones del primer ministro israelí se produjeron en la víspera del inicio del Ramadán. La Franja ha amanecido bajo intensos bombardeos, sobre todo en los alrededores de Jan Yunis, al sur, y la ciudad de Gaza, en el norte.

Estados Unidos teme que un incremento de las hostilidades en Gaza, coincidiendo con el mes más sagrado para los musulmanes, provoque una nueva oleada de violencia por todo Oriente Medio. En un intento de aliviar la situación humanitaria de los palestinos en el enclave, la Administración Biden anunció que instalará un puerto provisional en la costa del enclave palestino para que la ayuda humanitaria pueda llegar al territorio por mar, ya que las principales vías terrestres están cerradas por las autoridades israelíes.

Por el momento, Washington ha estado lanzado víveres desde el aire, al igual que otros países como Jordania o Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo, este método no es infalible y, el pasado viernes, al menos cinco personas murieron en Gaza, al caerles encima la ayuda humanitaria, porque el paracaídas no llegó a abrirse. Las negociaciones entre Hamás e Israel, para conseguir un nuevo alto el fuego y que se esperaba entrara en vigor durante el Ramadán, están congeladas.

Netanyahu insistió ayer, en una entrevista a un medio alemán, que «sin una liberación [de los rehenes], no habrá una pausa en los combates», mientras que Hamás mantiene que no puede dar una lista completa de los cautivos si se mantiene la ofensiva sobre el terreno. Las posiciones están estancadas y no se han producido avances. Estados Unidos presiona para que se acuerde un alto el fuego y, como previo paso, ha propuesto una breve pausa de dos a cuatro días en los combates en Gaza, para reavivar las negociaciones.

Israel, a pesar de que teme un estallido de violencia en Cisjordania, mantiene la presión sobre la población palestina y ha negado la entrada a la Explanada de las Mezquitas a cientos de musulmanes para rezar por Ramadán. Unas medidas que contradicen la promesa de Netanyahu de que no habría restricciones a la libertad de culto durante este mes. «Si los israelíes no escuchan a los estadounidenses, es probable que Cisjordania se convierta en otra Gaza en cuestión de meses», advirtió Mahjoob Zweiri, profesor de la Universidad de Qatar, en declaraciones a la cadena Al Jazeera.

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