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Xi Jinping en la reunión de las Dos SesionesAFP

China no le tiene miedo a Trump, más bien ve su posible victoria como una gran oportunidad

Pekín se prepara para lanzar su hegemonía global aprovechando las promesas aislacionistas de Donald Trump

Donald Trump y su posible regreso a la Casa Blanca sobrevolaron la sesión parlamentaria anual del Parlamento chino.

En Pekín no se teme una posible victoria electoral de Trump –pese al recuerdo de la guerra económica desatada por el magnate durante su mandato–, más bien se ve como una oportunidad.

Los temas debatidos durante la reunión de las «Dos Sesión» –así denominada por reunir simultáneamente a la Asamblea Popular Nacional y la Conferencia Consultiva Popular Política del Pueblo Chino– revelaron que las verdaderas preocupaciones del gobierno chino son principalmente económicas. La retórica expansionista ha sido prácticamente anecdótica.

Se han destacado los «riegos económicos latentes», se han fijado objetivos de crecimiento y se han propuesto medidas para crear empleo y resolver la crisis inmobiliaria.

Muchas de las medidas propuestas estaban claramente orientadas a prepararse ante una hipotética, y probable, nueva administración Trump.

En el recuerdo de todos está la escalada arancelaria emprendida por Trump, una escalada que podría repetirse agravada y que pondría en serios aprietos la economía del gigante chino.

Sin embargo, como se apunta en un análisis publicado por la CNN, para Pekín una nueva presidencia de Trump puede funcionar como palanca que impulse definitivamente a China al dominio geopolítico.

La anterior guerra comercial emprendida por Trump contra China cogió a las autoridades de Pekín desprevenidas. Las medidas acordadas en las Dos Sesiones impedirían que algo así se repita.

Pero, Xi Jinping y su gobierno son conscientes de que el efecto perturbador de una nueva administración Trump podría romper el bloque occidental y, en particular, la alianza entre Estados Unidos y Europa.

Como dice el análisis de la CNN, el lema «Estados Unidos primero» sería una gran oportunidad para que China se acerque más a sus ambiciones geopolíticas ante un bloque occidental debilitado y dividido.

¿Qué ambiciones son esas? Principalmente, extender sus tentáculos económicos y su influencia comercial con la llamada «Nueva ruta de la seda» –por medio de la cual buscan controlar los gobiernos de países en vías de desarrollo pero que son fuentes de materias primas–, pero también su expansionismo en el mar de China Meridional y el estrecho de Taiwán.

¿Significa que podría China lanzarse a ocupar militarmente Taiwán? Seguramente no necesite algo así. A Pekín, a medio plazo, le bastaría con hacerse con el control indirecto de la democracia taiwanesa, dominar su economía y su panorama político de cara a una integración territorial pacífica que llegaría a largo plazo en una segunda fase.