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Las fuerzas ucranianas se preparan para una larga guerra de desgaste y fortifican sus líneas defensivasEFE

¿Cuánto durará la guerra en Ucrania? Los ejércitos se preparan para una larga contienda imprevisible

La guerra en Ucrania ha entrado de lleno en una fase de bloqueo y resistencia que anuncia una contienda larga y de resultado incierto

Ha sido una advertencia constante desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022. La guerra no se resolvería rápido, había que prepararse para un conflicto bélico largo y sangriento en el corazón de Europa.

Por el momento, ese análisis se ha cumplido y el continente europeo avanza ya en su tercer año de contienda con un contexto, en este momento, claramente favorable para los intereses rusos.

Sin embargo, pese a la difícil situación que atraviesa Ucrania debido a la escasez de municiones, las fuerzas rusas carecen de momento del poder de ataque como para realizar una ofensiva a gran escala que haga colapsar a las fuerzas ucranianas.

En los próximos meses se verán nuevos avances rusos, conquistarán más ciudades a lo largo de la línea del frente como Avdiivka, pero también deberán hacer frente a las eficaces incursiones ucranianas en la orilla oriental del río Dnieper en Jersón y a la eficaz defensa de Robotyne, en Zaporiyia.

Por el momento, las fuerzas rusas mantienen un elevado ritmo de fabricación de municiones, carros de combate, misiles y bombas, como las bombas guiadas FAB-1500.

Pero el hecho de que Rusia siga siendo dependiente de las armas que le llegan de Corea del Norte –pese a su mala calidad– e Irán, demuestra que la situación para Rusia también es más precaria, aunque en el corto plazo van parcheando la situación.

¿Cuánto tiempo podrá aguantar Rusia con este ritmo de combate en el contexto de aislamiento internacional? Según el Wall Street Journal, a partir de información facilitada por un funcionario de la OTAN, Rusia aguantará entre 2 y 5 años, un margen temporal que marcará también la duración de la guerra.

Por un motivo: Ucrania no tendrá capacidad para marcar el ritmo de la guerra y deberá conformarse con ser capaz de resistir los envites rusos. La guerra durará el tiempo que Rusia sea capaz de aguantar el actual ritmo de combate, siempre que Ucrania no colapse antes.

En ese sentido, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha dejado claro que la Alianza seguirá sosteniendo a Ucrania para evitar dicho colapso, con los Estados Unidos de Donald Trump o sin ellos.

«Nuestro apoyo a Ucrania sigue siendo significativo y debe continuar. El presidente Putin inició esta guerra, puede ponerle fin hoy. Pero Ucrania no puede hacer eso. Porque rendirse no significa paz. Debemos seguir fortaleciendo a Ucrania y mostrarle a Putin que no logrará lo que quiere en el campo de batalla, sino que debe sentarse a la mesa de negociaciones y buscar una solución en la que Ucrania sea reconocida y siga siendo un Estado soberano e independiente», declaró Stoltenberg con motivo del ingreso de Suecia en la OTAN.

La cuestión ahora es durante cuánto tiempo más Rusia podrá aguantar sin pestañear el alto número de bajas, que en las últimas semanas ronda los 1.000 muertos al día, y la capacidad de su industria y sus acuerdos de defensa con sus aliados para paliar la pérdida de material bélico en combate.

¿Teme el Kremlin una sublevación ciudadana ante tantas muertes? Por el momento tampoco. La emulsión de represión y compensaciones económicas permite mantener la paz social pase lo que pase en las trincheras ucranianas.

Pero Moscú teme que no pueda mantener indefinidamente ese equilibrio y, al mismo tiempo que se resiste a movilizar a los rusos étnicos de Moscú, San Petersburgo y sus regiones, trata de movilizar a voluntarios procedentes de Siria, Nepal, Cuba y Asia Central.

En cuanto al material, un alto funcionario de la OTAN detalló los puntos débiles de las cifras de producción de material militar rusa. Lo más importante es que Rusia no diferencia en sus datos de producción de carros de combate aquellos que son nuevos y aquellos que son vehículos canibalizados, es decir, reconstruidos a partir de componentes de otros vehículos.

En ese sentido, el Wall Street Journal apunta a que muchos de los carros de combate rusos presentados como nuevas unidades son en realidad carros de combate soviéticos T-62 y T-54/55 reconvertidos. O carros T-90 dañados y reparados con componentes de dichos carros almacenados e inmovilizados desde tiempos de la Unión Soviética.

Según el Institute for the Study of War (ISW), Rusia ya habría gastado entre el 25 y el 40 % de sus reservas estratégicas de carros de combate en tan solo dos años de guerra.

Por otro lado, según señala la CNN, Rusia produce cerca de 150.000 municiones de artillería al mes y alrededor de tres millones al año, siempre según estimaciones de inteligencia de la OTAN.

Casi tres veces más de la capacidad conjunta de Estados Unidos y Europa, que fabrican cerca de 1,2 millones de proyectiles al año para enviar a Kiev.

Con todo, expertos citados por el ISW apuntan a que, al actual ritmo de combate y destrucción de material, Rusia agotaría sus reservas en tan solo otros dos años. Y agotaría también su capacidad de producir municiones al actual ritmo debido a las sanciones.

¿Significa eso que Rusia será entonces incapaz de mantener su actual intensidad de combate? No necesariamente. Lo que significa es que será más dependiente de los suministros de sus aliados norcoreano e iraní, hasta que esos países agoten también sus capacidades para seguir aportando material.