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Una embarazada, tras un bombardeo ruso contra el hospital de maternidad en Mariúpol, el 9 de marzo de 2022GTRES

Guerra en Ucrania

Dos años de la peor batalla por la toma de Mariúpol: destrucción, muerte y símbolo de la resistencia ucraniana

La ciudad portuaria cayó en manos rusas en mayo de 2022, tras tres meses de cruentas batallas y un brutal asedio que le costó la vida a más de 22.000 civiles

Aunque el tiempo pase a una velocidad de vértigo, hace ya dos años que la batalla por la ciudad ucraniana de Mariúpol llegó a un punto crítico. En medio de incesantes bombardeos rusos, cientos de miles de civiles se vieron obligados a abandonar sus hogares y dejar atrás todos sus recuerdos. Algunos de ellos, los más afortunados, consiguieron salir por los limitados corredores humanitarios auspiciados por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Sin embargo, un gran número de civiles no tuvo tanta suerte y experimentó, en sus propias carnes, la brutalidad de la guerra.

Mariúpol se convirtió en un escenario apocalíptico. Una ciudad donde el paisaje era la completa y absoluta destrucción, sin lugares seguros donde refugiarse del fuego enemigo, que no discriminaba entre objetivos militares o civiles. Los ataques del Ejército del Kremlin causaron una devastación sin precedentes, con el 41 % de los edificios residenciales destruidos y el 90 % de las infraestructuras con desperfectos. Los civiles se vieron empujados a buscar refugio entre los muros fortificados de la planta siderúrgica de Azovstal. Este emplazamiento se convirtió en un símbolo nacional de la inquebrantable resistencia ucraniana frente a la agresión rusa.

Durante la toma de Mariúpol, 22.000 civiles perdieron la vida, aunque se cree que la cifra puede ser incluso mayor. La ciudad cayó en manos rusas en mayo de 2022, tras tres meses de brutal asedio y heroica resistencia de las tropas ucranianas. Los ucranianos eran conscientes de que esta urbe sería uno de los principales objetivos de Rusia, cuando su presidente Vladimir Putin, anunció, en la madrugada de ese fatídico 24 de febrero de 2022, la «operación militar especial» contra el país vecino, bajo la burda justificación de «desnazificar» Ucrania y «liberar» a sus ciudadanos. Mariúpol amaneció, en una fecha que ha sido marcada en rojo en el calendario para los ucranianos, con una extraña calma. «Las guerras no empiezan con explosiones, empiezan con silencio», así comienza el documental, ganador de un Óscar, 20 días en Mariúpol. Una consigna que, para esta ciudad ucraniana, sirvió como preludio de tres meses de infierno.

El silencio se vio rápidamente perturbado por las sirenas antiaéreas que avisaban de un ataque inminente. Poco después, los bombardeos rusos empezaron a sembrar el caos en Mariúpol. El documental, con el mismo nombre de la ciudad ucraniana, relata y documenta los primeros 20 días de ataques rusos contra esta urbe. Los periodistas internacionales huyeron de Mariúpol, por motivos de seguridad, tras el inicio de la invasión rusa de Ucrania, pero los pocos que se quedaron decidieron documentar la brutalidad de las tropas del Kremlin, para «mostrar al mundo la realidad de la guerra», explica Vasilisa Stepanenko, productora de 20 Días en Mariúpol, en un coloquio con periodistas en la Academia de Cine de Madrid.

Stepanenko fue una de los pocas periodistas que se quedó en el terreno y pudo experimentar la crudeza de la entrada de las tropas rusas a esta ciudad portuaria. «Hay muchas imágenes que no hemos podido mostrar en el documental por el nivel de brutalidad», señala la productora. Una frase que cuesta creer. Cuesta pensar que haya imágenes aún peores que las que esta producción muestra durante 95 devastadores minutos y que hielan la sangre a cualquiera que esté siendo testigo de esa realidad. Sin cortapisas, el documental es directo, brutal y desolador. Sin filtros.

Probablemente, soy el único director en este escenario en decir que no querría haber hecho su películaMstyslav ChernovDirector de '20 días en Mariúpol'

La periodista ucraniana de Associated Press (AP) asegura que «todo el material servirá, en un futuro, como evidencia para probar los crímenes de guerra rusos ante la Corte Penal Internacional». 20 días en Mariúpol consiguió llevarse el Óscar al mejor documental y supone la primera estatuilla para una producción ucraniana. Su director, Mstyslav Chernov, claramente emocionado, se subió al escenario del Teatro Dolby de Los Ángeles para pronunciar el discurso ganador, en el que confesó que hubiese preferido «no haber hecho esta película». «Probablemente, soy el único director en este escenario en decir que no querría haber hecho su película», prorrumpió el también fotógrafo y periodista.

Chernov continuó su discurso diciendo que no puede cambiar la historia ni el pasado. «Pero ustedes son algunas de las personas más talentosas del mundo y podemos asegurarnos de que la historia quede clara y que la verdad prevalezca», zanjó. Los periodistas de AP que documentaron los primeros días del asedio a Mariúpol se convirtieron en un objetivo a batir para el Kremlin. Fueron acusados, por Moscú, de alentar el «terrorismo» y de esparcir noticias falsas y desinformar. Las imágenes de una mujer embarazada, medio muerta, tendida en una camilla durante el ataque ruso contra el hospital infantil de Mariúpol pusieron negro sobre blanco la brutalidad del régimen de Putin.

Mujer embarazada víctima de un ataque ruso contra un hospital materno-infantil en Mariúpol, marzo de 2022Gtres

La propaganda rusa desató toda su maquinaria e inundó las redes sociales de todo tipo de bulos. Desde que todas las víctimas eran actores y todo era un teatro, hasta que había sido «un montaje de Kiev», en palabras del propio ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. Desinformación que fue calando en el imaginario colectivo, incluso, entre algunos grupúsculos occidentales. «Cuando empezaron a decir que se trataban de actores fue un duro golpe. Pero en ese momento entendí el poder de la información», señala Stepanenko. La periodista relata que, con mucha ayuda y suerte, consiguieron salir de ese infierno, dejando atrás a miles de civiles, y pudieron mostrar al mundo todas las imágenes.

«Hoy es mi segundo cumpleaños. Hoy hace dos años que salí de Mariúpol», recuerda Stepanenko. El equipo de AP, formado por tres periodistas, consiguió evitar el asedio a la ciudad uniéndose al convoy humanitario de la Cruz Roja Internacional. Pasaron, calcula, hasta 15 controles rusos. «En cada uno de ellos, tenía la sensación de que sería el último». La productora explica que si los soldados rusos encontraban las cámaras y todo el material que tenían grabado serían llevados como prisioneros. Consiguieron esconder los aparatos entre los asientos del coche en el que viajaban. Dos años después, todavía se emociona al recordar el periplo. Ucrania vuelve a encontrarse en una situación crucial y exige más ayuda por parte de Occidente.

Hoy es mi segundo cumpleaños. Hoy hace dos años que salí de MariúpolVasilisa StepanenkoProductora de '20 Días en Mariúpol'

Una fuente diplomática ucraniana confiesa a El Debate que su país confía en que se siga apoyando a Ucrania y que están luchando porque Rusia pague la reconstrucción tras la guerra, así como que expíe sus deudas por las pérdidas causadas a todos los civiles ucranianos. Pide, también, un mayor esfuerzo a España. El diplomático es consciente de que, en nuestro país, la guerra en Ucrania se ve como algo más lejano y ajeno, pero recuerda que Rusia es una amenaza para la seguridad del continente europeo en su totalidad y eso incluye a España. El régimen de Putin actúa como un agente desestabilizador y cuando ve una debilidad la explota al máximo. En el caso de nuestro país quedó demostrado con la causa independentista y sus vínculos con el Kremlin.