Putin se da un baño de masas en la Plaza Roja de Moscú para celebrar su 'victoria' electoral
La ocasión fue aprovechada para conmemorar el décimo aniversario de la ilegal anexión de la península ucraniana de Crimea
El presidente ruso, Vladímir Putin, celebró este lunes su victoria electoral y, al mismo tiempo, conmemoró el décimo aniversario de la anexión de la península ucraniana de Crimea, precursora de la actual guerra en Ucrania.
Putin admitió hoy que su gran resultado en las presidenciales está estrechamente vinculado con el hecho de que «en el momento actual» él es el comandante supremo de un ejército que combate desde hace dos años en el país vecino.
Estados Unidos y la Unión Europea criticaron con firmeza la limpieza de los comicios, pero se abstuvieron de no reconocer la victoria electoral de Putin, pese a la insistencia de la oposición en el exilio.
Baño de masas
Putin, que superará al dictador soviético Iósif Stalin si sigue en el Kremlin hasta 2030, decidió darse un baño de masas en la plaza Roja, donde decenas de miles de personas asistieron a un mitin-concierto.
«Crimea no es sólo un importante territorio desde el punto de vista estratégico, no es solo nuestra historia, nuestra tradición (...) Crimea es principalmente su gente: los crimeos y habitantes de Sebastopol. ¡Ellos son nuestro orgullo!», afirmó.
Recordó que Crimea es conocida como «un portaaviones indestructible» y que los habitantes de la península nunca olvidaron sus vínculos históricos con la madre Rusia, pese a que desde 1954 pertenece a Ucrania.
Además, el autócrata ruso tuvo palabras para los residentes de las cuatro regiones anexionadas por Rusia (Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia), cuyo destino, admitió, es mucho más difícil y «trágico».
«Pero, aún así, lo logramos y eso también es un gran hito en la historia de nuestro Estado. Ahora avanzamos y vamos juntos, hombro con hombro», proclamó Putin ante la multitud.
Crimea volvió al redil ruso después de que el 96,5 % de los sus habitantes apoyaran unirse a la Federación Rusa en un referéndum, condenado por la mayor parte de la comunidad internacional, y de que Putin firmara hace exactamente diez años el correspondiente tratado bilateral en una ceremonia en el Kremlin.