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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en Chandler, ArizonaAFP

Estados Unidos

Los médicos analizan las capacidades de Biden para asumir un nuevo mandato: «Es una situación de riesgo»

La salud y aptitudes mentales del presidente de Estados Unidos se han puesto en tela de juicio tras el devastador informe del fiscal Robert Hurr, en el que destacaba su «memoria significativamente limitada»

La salud del presidente estadounidense, Joe Biden, 81 años, así como sus capacidades para poder afrontar un segundo mandato al frente de la mayor potencia del mundo, se han puesto en tela de juicio en múltiples ocasiones. El estado mental del candidato demócrata se ha convertido en arma de batalla para los Republicanos, pero, sobre todo, para su gran rival, Donald Trump. El pasado mes de febrero, un demoledor informe, presentado por el fiscal Robert Hurr, hizo un retrato algo escalofriante de las aptitudes del presidente de Estados Unidos.

Hurr, encargado de investigar a Biden por su manejo irregular de documentos clasificados tras dejar la vicepresidencia, concluyó que no presentaría cargos contra el mandatario porque se trataba de «un anciano simpático, bien intencionado, pero con mala memoria». El informe resaltaba, sobre todo, la «memoria significativamente limitada» del presidente de Estados Unidos. Los ejemplos son muy variados y pintorescos.

Biden ha confundido a líderes internacionales, saludado al infinito, se ha quedado en blanco en múltiples ocasiones, incluso llegó a referirse a una persona que llevaba años fallecida. Sus caídas en público también han sido ampliamente recogidas por todos los medios de comunicación. El mandatario, consciente de que su edad le juega en contra, ha decidido hablar de ello abiertamente y hasta ha llegado a bromear con sus continuos despistes.

Hace unos días, el presidente estadounidense sorprendió vistiendo unas nuevas zapatillas anticaídas. Los zapatos cuestan unos 150 dólares y le permiten caminar con más comodidad gracias a su suela ancha. El médico del presidente estadounidense tuvo que salir, el pasado mes de febrero, a confirmar que Biden estaba bien de salud y en condiciones de desempeñar su cargo.

Los médicos opinan

Así las cosas, el doctor en Psicología, Javier Urra, apunta a El Debate que le «ha llamado la atención que Biden, con todos los problemas, siga siendo presidente». El experto explica que «una persona, que empezamos a ver sus dificultades, también espaciales, que tiene que mirar hacia dónde debe de entrar o salir en una sala, tome decisiones sobre el mundo, plantea una situación, cuando menos, de riesgo».

Por su parte, Amable Cima, psicólogo clínico y profesor en el CEU San Pablo, coincide con Urra en que un hombre de 81 años sí puede dirigir un país. «Las gerontocracias son bastante comunes como forma de gobierno, por esa idea de que la adultez y la vejez te permiten utilizar tus experiencias vitales como un 'libro de instrucciones' para ejercer un buen gobierno», asegura Cima a El Debate. Sin embargo, matiza que «el rápido avance de la ciencia, la tecnología y los usos sociales pueden dar lugar a que una persona muy mayor se encuentre ante un abismo de incomprensión de la realidad que viven las personas más jóvenes».

En el caso concreto de Estados Unidos, el doctor explica que en las próximas elecciones presidenciales «se van a enfrentar dos modelos dirigidos por dos personas muy mayores, Biden y Trump». Así las cosas, «Biden lleva tiempo dando la imagen de una persona con importantes problemas cognitivos, asociados al envejecimiento, mientras que Trump (77 años), al menos en lo que muestra a sus votantes, parece más activo y cognitivamente competente», puntualiza Cima. La comunicación no verbal es crucial y es aquí donde el actual presidente de Estados Unidos da una imagen total de rigidez.

Cima señala que «el apodo de 'momia' que le han puesto define muy bien esa rigidez motriz en sus movimientos gruesos, por ejemplo, al caminar o permanecer en equilibrio dando un discurso, y en la falta de expresividad de su rostro, principalmente cuando debe mostrar algún tipo de emoción intensa». Estos elementos, explica el experto, dan a Biden «un aire de persona con importantes problemas cognitivos y psicomotrices, aunque no haya ningún diagnóstico que sea público».

«En este sentido, sus 'meteduras de pata', tanto haciendo referencia a personas fallecidas como si estuvieran aún vivas, dando la mano al aire, como si allí hubiera una persona, o perdiéndose para bajar de la tarima tras un discurso, no son snobismos, sino indicios de algún proceso neurocognitivo en marcha», apunta Cima.

Por su forma de expresarse, el doctor destaca también que Biden podría sufrir disartria, dificultad para articular correctamente las palabras por un problema en el control motriz que ejerce el cerebro sobre el sistema fonatorio, así como hipofonía (hablar con un bajo volumen de voz también por dificultades de control motriz de ese sistema fonatorio). Cima destaca que «ambos trastornos pueden ser percibidos en sus discursos hablados no editados previamente».