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AnálisisAquilino Cayuela

Biden, al teléfono con Xi: mientras haya diálogo hay esperanza

En la conversación se han centrado en las crisis internacionales, se ha marcado, el uno al otro, «líneas rojas» y se han acusado de prácticas «desleales»

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi JinpingEFE

Joe Biden ha hablado por teléfono con el presidente de China, Xi Jinping, este martes, por primera vez desde la conversación en la histórica cumbre en noviembre de 2023. La llamada ha sido fruto de los esfuerzos, en curso, de funcionarios de ambas potencias para reducir las tensiones.

Sin embargo, la conversación entre Biden con Xi ha mantenido claras discordancias. Se han centrado en las crisis internacionales, se ha marcado, el uno al otro, «líneas rojas» y se han acusado de prácticas «desleales».

En cuanto al primer punto, la conversación se ha centrado en las guerras en Gaza y en Ucrania; en las capacidades nucleares de Corea del Norte y en la tensa relación entre Washington y Pekín por el estrecho de Taiwán, las provocaciones de Pekín en el mar de China Meridional y los abusos de los derechos humanos por parte del Gobierno de Xi.

Aspectos menos tensos han sido la lucha contra los narcotráfico, en relación con la crisis del fentanilo en Estados Unidos. También, el rápido desarrollo de la inteligencia artificial y el cambio climático. Aspectos donde, según la Casa Blanca, han encontrado espacio para la cooperación internacional.

Biden destacó la necesidad de mantener «la paz y la estabilidad» a través del estrecho de Taiwán y también expresó su preocupación por el apoyo de China a la industria de defensa rusa. Otro punto polémico se ha centrado en torno al portal de vídeos TikTok donde Biden ha reiterado su preocupación por la propiedad china. Recordemos que la Cámara de Representantes había aprobado recientemente un proyecto de ley destinado a obligar a los propietarios chinos a vender este portal o de lo contrario, sería prohibido en Estados Unidos.

Biden también expresó su preocupación por las tácticas comerciales de China que, según la Casa Blanca, perjudican a los trabajadores estadounidenses y enfatizó que Estados Unidos hará lo necesario para evitar que «las tecnologías avanzadas se utilicen para socavar nuestra seguridad nacional, sin limitar indebidamente el comercio y la inversión».

Los dos líderes acogieron con beneplácito los esfuerzos en curso para mantener canales de comunicación abiertos y gestionar responsablemente la relación a través de diplomacia de alto nivel, así como consultas a nivel de trabajo en las próximas semanas y meses.

La política estadounidense con respecto a China sigue siendo de «confiar, pero verificar»

El diálogo Biden-Xi representa una continuación de un compromiso simple que Biden hizo públicamente después de reunirse con el mandatario chino durante varias horas en Woodside, California, el pasado otoño: que, en el futuro, los dos líderes tomarían el teléfono y se llamarían entre sí con más frecuencia y en vistas de evitar malentendidos potencialmente peligrosos entre dos de los países más poderosos del mundo.

La política estadounidense con respecto a China sigue siendo de «confiar, pero verificar», es decir, no tomar la palabra del Gobierno de Pekín en cuanto a lo que dicen que «harán o no harán», sino de «verificar los resultados que vemos, las acciones que vemos, y luego continuar subrayando y presionando sobre cuáles son nuestras preocupaciones». O sea, «ver para creer».

Xi ha prometido no interferir en la elecciones de EE.UU. de noviembre de 2024 puesto que hay graves preocupaciones de los funcionarios estadounidenses sobre los esfuerzos chinos para piratear la infraestructura crítica norteamericana de cara a las presidenciales.

La parte más positiva es que, parece ser, que Biden y Xi sí se pusieron de acuerdo en revisar algunos de los temas aprobados en su anterior cumbre en California, el año pasado, incluido el restablecimiento de las comunicaciones entre militares de ambos países y en su compromiso de trabajar juntos para frenar la producción de fentanilo.

La conversación estaba destinada a buscar un «control» en esas áreas.

Las tensiones más fuertes se centran en la reciente promesa de Xi de «fortalecer la coordinación estratégica» con Rusia tras la conversación telefónica que mantuvo con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, a principios de este año. Pues, aunque China afirma «no proporcionar ayuda letal a Rusia» en su guerra contra Ucrania, el apoyo de China a Rusia permitió a la federación reconstruir su base industrial de defensa reponiendo el comercio tras la ruptura de Rusia con sus anteriores socios europeos.

Este esfuerzo de acercamiento de la Administración Biden con Pekín se concretará en la visita de Janet Yellen, secretaria del Tesoro, a China prevista para finales de esta semana para reunirse con sus homólogos chinos, para discutir sobre lo que la Administración Biden considera prácticas comerciales «injustas y desleales» por parte de China. La secretaria del Tesoro advirtió sobre la amenaza que representa el exceso de capacidad de China para la economía global, pero también advirtió que desvincularse del gigante manufacturero sería «desastroso» para Estados Unidos.

La maquinaria diplomática de EE.UU. y China llevan tiempo buscando la distensión. En enero, Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional, se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores chino en Bangkok y Antony Blinken también se reunió con el canciller chino, Wang Yi, en Múnich, en febrero. Blinken también viajará a China «en las próximas semanas» y se espera que el secretario de Defensa, Lloyd Austin, participe «pronto» en una llamada con el ministro de Defensa chino.

A pesar de la alta tensión, en política internacional mientras hay voluntad de diálogo hay esperanza.