Croacia pierde un 10 % de su población: emigración a Occidente, inmigración desde Asia
Mientras los emigrantes croatas suelen ser jóvenes con un alto nivel educativo, que salen buscando trabajos mejor remunerados en países como Alemania, quienes llegan son personas poco cualificadas
Ante la caída de su población en un 10 % en la última década por la emigración y la baja natalidad, Croacia, un país de 3,8 millones de habitantes, recurre a un creciente número de trabajadores extranjeros, muchos de ellos de Asia.
Mientras los emigrantes croatas suelen ser jóvenes con un alto nivel educativo, que salen buscando trabajos mejor remunerados en países como Alemania, quienes llegan son personas poco cualificadas que asumen los trabajos que los propios croatas no quieren hacer.
Este repentino cambio demográfico –en un país que no está acostumbrado a la inmigración– no ha ido acompañado de las adecuadas políticas de integración de los extranjeros ni de sensibilización de la población local, advierten los expertos.
400.000 croatas menos en una década
Entre 2011 y 2021 Croacia perdió casi 400.000 habitantes, mientras que en los últimos tres años ha concedido permisos laborales a unos 300.000 extranjeros, que representan ya un 9 % de la mano de obra total, según datos oficiales.
«La entrada de Croacia en la Unión Europea (UE) en 2013 impulsó una intensa emigración hacia los países más desarrollados de la UE», explica a EFE Sanja Klempic Bogadi, jefa del Departamento de Migraciones e Investigación Demográfica del Instituto de Migraciones de Zagreb.
La larga recesión entre 2008 y 2015 también impulsó este proceso, que, junto al ya avanzado envejecimiento de la población, y luego la recuperación económica, provocaron una gran escasez de mano de obra que se cubre ahora con la incorporación de trabajadores extranjeros.
Las proyecciones demográficas indican que Croacia podría perder en los dos próximos decenios otros 400.000 habitantes.
La Asociación Croata de Empresarios (HUP) estima por otro lado que hasta 2030 el número de obreros extranjeros podría subir a unos 500.000, para representar una cuarta parte de la mano de obra total.
Los trabajadores extranjeros se emplean en Croacia sobre todo en trabajos de construcción, turismo, restauración y la industria de elaboración, en puestos que no necesitan una gran cualificación.
Croacia no atrae a extranjeros cualificados y no logra parar su fuga de cerebros porque los salarios son mucho más bajos que en la Europa occidental y las condiciones y perspectivas de trabajo mucho peores.
«Eso significa que Croacia sufre no solo una gran pérdida demográfica, sino también educativa y económica» señala Klempic Bogadi.
Un 45 % de los trabajadores extranjeros provienen de países balcánicos vecinos, y un 35 % de Asia, sobre todo de Nepal, India y Filipinas.
En Zagreb, un grupo de trabajadores nepalíes de la construcción explicaron a EFE que su aliciente es «lograr mandar dinero a casa», lo que consiguen porque en Croacia ganan unas cinco veces más, entre 600 y 900 euros.
«Se puede esperar que el número de los que llegan de países lejanos vaya en aumento, ya que los países cercanos padecen problemas demográficos similares a Croacia», relata Klempic Bogadi, sobre los problemas demográficos de vecinos como Bosnia.
Mientras los trabajadores de países vecinos en su gran mayoría hablan croata o algún otro idioma eslavo, lo que favorece su integración, las diferencias étnicas, religiosas y culturales que supone la llegada de obreros de Asia representan un desafío importante para la sociedad croata.
Un tercio de los croatas no acepta a inmigrantes procedentes de otras culturas y etnias
La Encuesta Social Europea de 2020 mostró que un tercio de los croatas no acepta a inmigrantes procedentes de otras culturas y etnias, o está a favor de la llegada de un número muy reducido de ellos.
Varios analistas citados por la prensa local han tratado de alarmar a las autoridades de que resulta urgente crear políticas de integración.
Y advierten sobre la falta de datos, regulación y controles adecuados y sobre los informes de que obreros de Asia viven a menudo en condiciones inhumanas y sin poder aprender el idioma, lo que podría llevar a su guetización y futuras tensiones sociales.