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Manifestantes piden la dimisión del primer ministro israelí frente al Parlamento israelí, en JerusalénEFE

Israel

Todos los frentes abiertos de Netanyahu y que amenazan con poner fin a su mandato

El primer ministro israelí es un superviviente político nato, pero a punto de cumplirse seis meses de guerra en la Franja de Gaza aumentan las voces que piden su dimisión

Al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, hay que reconocerle su capacidad de supervivencia política. Siempre que parece que ha llegado la hora para el mandatario más longevo de Israel, Bibi –apodo con el que se conoce a Netanyahu– es capaz de convertir una crisis en una oportunidad. El brutal atentado terrorista de Hamás contra Israel, el pasado 7 de octubre, en el que asesinaron a 1.200 personas y secuestraron a más de 240 israelíes provocó que el país se uniera ante el peor ataque de la historia del Estado judío.

La sociedad israelí, dejando a un lado las diferencias políticas, asumió la responsabilidad del momento y centró todos sus esfuerzos en acabar con la organización islamista en la Franja de Gaza, para que esta dejara de suponer un riesgo para la seguridad de su país. A punto de cumplirse seis meses de guerra en el enclave palestino, los israelíes están cada vez más divididos y las diferencias que les empujaron a protagonizar manifestaciones masivas por todo el país, los meses previos a la masacre, han vuelto a resurgir.

Netanyahu se encuentra, una vez más, en la cuerda floja por su cuestionada actuación en Gaza tanto fuera como dentro de Israel. Los problemas y los desencuentros con sus aliados no dejan de acumularse. El ataque israelí contra un convoy humanitario de la organización World Central Kitchen (WCK) del chef español José Andrés que mató a siete cooperantes ha sido el último golpe para la credibilidad internacional de Israel. Grandes aliados de Tel Aviv, como Estados Unidos o Reino Unido han elevado el tono contra el Ejecutivo de Netanyahu.

El presidente estadounidense, Joe Biden, advirtió, este jueves en una llamada telefónica con el primer ministro israelí de que el futuro apoyo de Estados Unidos «estará determinado» por la forma en que Israel proteja a los civiles en la Franja. Las relaciones entre Washington y Tel Aviv se han ido tensando a medida que la ofensiva israelí avanzaba sobre el enclave palestino y dejaba un reguero de muertes a su paso. La Casa Blanca marcó la invasión de la sureña ciudad de Rafah, fronteriza con Egipto, como una «línea roja». Israel, sin embargo, insistió en que llegaría «hasta el final». El pulso entre ambos países ha sido continúo.

Un cambio notable en la postura de Estados Unidos con su fiel aliado en Oriente Medio fue su abstención en el Consejo de Seguridad de la ONU, el pasado mes de marzo, que permitió que saliera adelante una resolución de alto el fuego en la Franja. El bombardeo israelí contra el convoy humanitario de WCK ha provocado un leve cambio de postura en el Ejecutivo de Netanyahu, que tras la conversación con Biden, ha aceptado permitir la apertura del paso fronterizo de Erez con Gaza, para facilitar la entrada de ayuda humanitaria hacia el enclave, así como el puerto de Ashdod, a unos 30 kilómetros al norte de la Franja.

Esta decisión, sin embargo, no cuenta con el beneplácito de los partidos ultranacionalistas y ultraortodoxos que conforman el Gobierno de coalición de Israel, así como los sectores más radicales de la población. Estos abogan por ahogar al enclave y no permitir la entrada de ningún tipo de ayuda humanitaria hasta que Hamás no libere a los 134 rehenes que aún permanecen cautivos en la Franja. Netanyahu no solo tiene que hacer frente al aumento de las críticas internacionales, sino que en el plano interno cada vez son más las voces que exigen elecciones anticipadas.

Este miércoles, el líder de la oposición y ministro israelí, Benny Gantz, –miembro actualmente del gabinete de guerra–, apeló a la necesidad de convocar nuevos comicios en septiembre, tras tres noches consecutivas de multitudinarias manifestaciones contra Netanyahu frente a su residencia en Jerusalén. «Establecer esa fecha no solo permitirá continuar con nuestros esfuerzos militares, sino que también mostrará a los ciudadanos de Israel que pronto podrán renovar su confianza en nosotros», declaró el ministro israelí. En caso de elecciones anticipadas, la mayoría de las encuestas ofrecen la victoria a Gantz. Netanyahu se aferra al cargo y se niega a ceder a la petición popular. El Ejecutivo israelí defiende que esto provocaría mayor inestabilidad e inseguridad en el país y mantiene el calendario electoral hasta 2026.