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Xi Jinping recibió en Pekín al heredero de la dictadura cubana, Miguel Díaz Canel

Xi Jinping recibió en Pekín al heredero de la dictadura cubana, Miguel Díaz-Canel

Instructores militares chinos entrenan a soldados cubanos en técnicas de represión en varias bases de la isla

Además de la presencia de soldados sobre el terreno, Pekín cuenta con la base de espionaje de El Bejucal. Estas actividades forman parte del Proyecto 141, para expandir su poder militar por el mundo

China quiere devolverle a Estados Unidos la afrenta de ver cada día sus navíos surcando las aguas del estrecho de Taiwán y a cientos de soldados norteamericanos entrenando a las tropas taiwanesas. Para ello nada mejor que desplegar sus propios soldados en Cuba, una isla que está a la misma distancia de Florida que Taiwán de la China continental. El Debate ha podido saber que Pekín tiene a decenas de militares formando a oficiales cubanos en técnicas de represión de disturbios y protestas masivas en las calles.

Además, posee un centro de escuchas y espionaje que funciona al menos desde 2017 cerca de la localidad de Bejucal, como ya han informado distintos medios internacionales en las últimas semanas. «No son bases militares al uso, con pistas de aterrizaje que se puedan ver desde el aire, son centros de entrenamiento, hasta ahora modestos, para preparar al Ejército cubano y radicalizarlo ideológicamente aún más».

Estas tareas de formación se realizan en las tres regiones militares en las que se divide la isla. En la región oriental, las actividades dirigidas por los soldados chinos se realizan en Guantánamo, a poca distancia del pueblo de Caimanera y, por tanto, no muy lejos de la base norteamericana. El segundo centro de entrenamiento, en la región militar central, se encuentra a unos pocos kilómetros al sur de la ciudad de Ciego de Ávila, justo en la parte más estrecha de la isla. La tercera de estas bases con presencia militar china estaría cerca de la capital, La Habana, concretamente en el entorno sur del aeropuerto internacional de Rancho Boyeros.

Hay oficiales chinos en Cuba desde hace tiempo y no se mezclan con la población

Se trata, según las mismas fuentes, de una actividad incipiente: «Están montando la estructura en los últimos meses y han entrenado hasta el momento a unas cuantas decenas de soldados. Pero hay oficiales chinos en Cuba desde hace tiempo y no se mezclan con la población. Están prácticamente confinados. Además, cerca de un centenar de oficiales cubanos se han entrenado en China», explican estas fuentes a El Debate, que aseguran, además, que La Habana recibe una considerable cantidad de dinero para permitir la presencia militar y de Inteligencia china en su territorio.

Proyecto 141

La caída del Muro de Berlín, el fin de la Guerra Fría y el hundimiento de la Unión Soviética dejaron a Estados Unidos como única superpotencia militar en el mundo. Es el único país que puede pelear y ganar dos guerras a la vez en escenarios alejados de su suelo patrio. Ya lo hizo durante la Segunda Guerra Mundial, luchando en Europa contra Alemania y en el Pacífico, contra Japón.

Dejando al margen el armamento nuclear, Rusia ya solo es una gran potencia militar regional. Sin embargo, China se ha convertido en la segunda economía del mundo y durante las últimas dos décadas ha ido modernizando y ampliando sus Ejércitos hasta convertirse en la segunda potencia militar. Pero de ahí a desafiar a EE.UU. y ser un poder global media un trecho. Para ello necesita bases militares operativas muy lejos de sus fronteras y, sobre todo, una flota de portaaviones capaz de proyectar el poderío aéreo en cualquier lugar del mundo.

Consciente de ello, Pekín lanzó el Proyecto 141 como «una iniciativa del Ejército Popular de Liberación de China para ampliar su presencia militar global y su red de apoyo logístico en todo el planeta», según fuentes de la Inteligencia norteamericana. Bajo el paraguas de este plan se ha centrado en Cuba para desplegar sus tropas en el hemisferio occidental, aunque no son los primeros efectivos fuera de su territorio, porque ya dispone de bases en Yibuti, Camboya y Tayikistán. Y planea otras en Tanzania, Gabón, Guinea Ecuatorial y Mozambique.

Bajo el paraguas del Proyecto 141 ha crecido considerablemente también la Armada china, que cuenta ya con tres portaaviones operativos: el Liaoning, en realidad un viejo buque soviético reconvertido; el Shandong CV-17, el primero totalmente fabricado en el país; y el Fujan, con catapultas electromagnéticas que pueden lanzar más aviones y con más armamento. Pero ninguno de ellos es de propulsión nuclear.

En frente, Estados Unidos tiene once portaaviones, más que el resto de países del mundo que tienen esta arma juntos. Es el número necesario para contrarrestar a China y a otra potencia en un desafío conjunto. Cómo explican expertos militares, «de todos los portaaviones que tiene Estados Unidos en activo, solo un tercio aproximadamente de estos pueden estar operativos a la vez, el otro tercio estaría en dique seco para reparaciones, y el tercer tercio estaría en preparación y entrenamiento». Esto significa exactamente que Estados Unidos tendría operativo entre tres y cuatro de estos buques a la vez, suficientes para un buen despliegue en el Mediterráneo y el Pacífico, por ejemplo.

China no puede desafiar todavía a Estados Unidos, pero se acerca peligrosamente.

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