Fundado en 1910

Boric durante la construcción de instalaciones policiales para combatir al Tren de AraguaEFE

Chile llama a consultas a su embajador en Venezuela y ahonda la crisis con el chavismo

El gobierno venezolano se encuentra cada vez más aislado en el continente hispanoamericano tras enfrentarse con varios de sus aliados de izquierda

Nuevo encontronazo diplomático entre el gobierno bolivariano de Venezuela y sus, en teoría, aliados de la izquierda iberoamericana.

El gobierno de Chile, presidido por el izquierdista Gabriel Boric, ha llamado a consultas a su embajador en Venezuela, Jaime Gazmuri, como respuesta a las palabas del ministro venezolano de Exteriores, Yván Gil, en las que negaba la existencia de la organización criminal de origen venezolano El Tren de Aragua.

¿Qué es El Tren de Aragua? La Policía Nacional de España –implicada en la lucha contra este grupo por sus ramificaciones en nuestro país– define al Tren de Aragua como «una estructura criminal de tipo transnacional que se dedica a la comisión de diferentes tipologías de delitos de extrema gravedad, como asesinatos, extorsiones, tráfico de armas y de drogas».

En definitiva, es un grupo criminal que surge en el caos de la Venezuela chavista y que, tras arrasar Venezuela, se ha extendido por otros países de Sudamérica.

Su nombre se debe a que se originó en 2005 en el centro penitenciario de Aragua y comenzó sus actividades extorsionando a los obreros y contratistas de la construcción del ferrocarril entre los estados venezolanos de Aragua y Carabobo.

El grupo se ha instalado en Chile, lo que ha desatado una alerta de seguridad y la honda preocupación del gobierno de Boric, que se ha tomado muy en serio la amenaza.

Tras reclamar al gobierno venezolano una mayor implicación en la lucha contra la organización criminal, sobre todo tras la difusión de vídeos de la organización en Chile, el ministro venezolano de Exteriores publicó un mensaje en Twitter donde ponía en duda su veracidad y se reía de la alerta chilena.

«El Tren de Aragua es una ficción creada por la mediática internacional para tratar de crear una etiqueta inexistente, como hicieron en su momento con el Cartel de los Soles, que se demostró que no existe, que jamás ha existido», declaró Gil en una rueda de prensa.

Tras estas palabras, el ministro chileno de Exteriores, Alberto van Klaveren, publicó un duro mensaje en Twitter contra su homólogo venezolano: «Sorprenden las declaraciones del canciller Gil. Es inaceptable el negacionismo respecto a los impactos del crimen transnacional organizado en Chile y la región. El diálogo y las acciones concretas son necesarias para avanzar en la erradicación de la violencia y delincuencia».

Lejos de rectificar y tender la mano al gobierno chileno, el ministro Gil insistió en la ruptura: «El combate al flagelo de la delincuencia no puede apoyarse en la creación de una narrativa falsa, bien sabe Chile que se han creado etiquetas de bandas criminales con el único fin de enlodar el gentilicio venezolano y a su gobierno».

Esta segunda declaración causó la ruptura definitiva: «He tomado la decisión de llamar a consulta al embajador».

Con este choque diplomático el gobierno de Maduro profundiza aún más la crisis con sus socios de la izquierda hispanoamericana.

Una crisis agravada por la decisión del chavismo de vetar en las próximas elecciones a la candidata opositora María Corina Machado y a su relevo Corina Yoris.

Esa medida ha sido rechazada y criticada por los gobiernos izquierdistas de Gabriel Boric en Chile, Andrés Manuel López Obrador en México, Gustavo Petro en Colombia o Lula en Brasil.

Este último, cambió de opinión después de haberse mostrado condescendiente en un primer momento, cuando recomendó a Corina Machado que no llore y nombre una candidata alternativa.

El veto de Maduro a esa alternativa que representaba Corina Yoris le llevó a cambiar el discurso y a definir la situación en Venezuela de «grave».