Georgia se acerca a Rusia y se aleja de la UE con la aprobación de la ley de agentes extranjeros
La norma exigirá que cualquier oenegé y organización de prensa que reciba más del 20 % de su financiamiento del exterior se registre como entidad que sirve a los «intereses de una potencia extranjera»
Miles de georgianos tomaron las calles de la capital Tiflis, estos últimos días, para protestar contra lo que consideran la «ley rusa». La oposición de la población, sin embargo, no ha impedido que el Parlamento de Georgia aprobara, ayer, en primera lectura, la polémica ley de agentes extranjeros con 83 votos a favor, de los 76 necesarios. Se esperan todavía otras dos rondas de votación en las próximas semanas.
La propia presidenta de Georgia, Salomé Zurabishbili –quien está enfrentada con el partido de Gobierno–, condenó la votación por estar «en contra de la voluntad de la población». Es «una provocación directa, una estrategia rusa de desestabilización», afirmó. El partido gobernante ya intentó sacar adelante la iniciativa el pasado año, pero dio marca atrás tras las protestas masivas que sacudieron el país.
De ser adoptada, la ley exigirá que cualquier oenegé y organización de prensa que reciba más del 20 % de su financiamiento del exterior se registre como entidad que sirve a los «intereses de una potencia extranjera». Una ley similar es utilizada en Rusia para castigar a los críticos del gobierno y suprimir a la prensa independiente.
Advertencias desde la UE
La Unión Europea instó este miércoles a Georgia a que se abstenga de adoptar legislación que pueda «comprometer» su camino hacia la UE, tras la en primera lectura de la polémica ley de agentes extranjeros.
«La UE insta a Georgia a que se abstenga de adoptar legislación que pueda comprometer su camino hacia la UE, un camino apoyado por la abrumadora mayoría de los ciudadanos georgianos», manifestaron en un comunicado conjunto el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y el comisario de Vecindad y Ampliación, Oliver Várhelyi.
Esta aprobación, con 83 votos a favor de los 76 necesarios, se produjo «a pesar de los repetidos llamamientos de la Unión Europea para que retire dicha legislación y a pesar de las protestas masivas», apuntaron Borrell y Várhelyi.
Se trata, añadieron, «de un hecho muy preocupante y la adopción final de esta legislación tendría un impacto negativo en el progreso de Georgia en su camino hacia la UE».
Esta ley «no está en consonancia con las normas y valores fundamentales de la UE», recalcaron, al tiempo que pusieron de relieve que Georgia tiene «una sociedad civil vibrante que contribuye al progreso exitoso del país hacia la membresía en la Unión Europea».
La víspera, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, declaró también que la ley georgiana de agentes extranjeros «alejará» al país caucásico de la UE, el bloque al que aspira a sumarse en el futuro.
«Permítanme ser claro: el proyecto de ley sobre Transparencia de la Influencia Extranjera no es consistente con las aspiraciones europeas de Georgia y con su trayectoria de adhesión y alejará a Georgia de la UE y no la acercará», escribió Michel en la red social X.
La ley, promovida por el gobernante Sueño Georgiano, es considerada por la oposición como un instrumento para reprimir a la disidencia.