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El bombardero ruso de origen soviético Tupolev Tu-22M3Tupolev

Así es el poderoso Tu-22M3, el bombardeo ruso de origen soviético derribado por Ucrania

El Tupolev Tu-22M3 es el mejor ejemplo de la capacidad de Rusia para aprovechar todo el potencial de poderosos aparatos soviéticos que, actualizados, se revelan como armas casi invencibles

Si bien es cierto que las fuerzas armadas de la Federación Rusa viven de las rentas heredadas de la Unión Soviética, lo cierto es que las armas y material de guerra rusas han demostrado una capacidad de alargar su vida útil hasta lo inverosímil y seguir siendo armas temibles en el campo de combate.

Los medios de comunicación occidentales hicieron escarnio de algunos casos exagerados.

A inicios de la guerra de Ucrania, en febrero de 2022, en medio del desconcierto que causó en las fuerzas rusas la resistencia inesperada ucraniana, para la que no estaban preparados, se pudo ver en el frente casos anecdóticos de armas de la Segunda Guerra Mundial rescatadas de museos militares, como alguna ametralladora Maxim, o fusiles Mosin-Nagant.

También fue muy sonado el traslado al frente en largos convoyes ferroviarios de carros de combate T-54 o T-62.

Otro de esos ejemplos lo hemos visto recientemente con el hundimiento en las costas de Crimea por un ataque ucraniano del buque hospital Kommuna, un veterano de la Flota Rusa en servicio desde 1913, cuando en Rusia todavía reinaban los zares.

También es llamativo el amenazador despliegue de los gigantescos bombarderos estratégicos Túpolev Tu-95, un avión en servicio desde 1956 de diseño pretérito, como pieza esencial de la disuasión nuclear rusa.

Algunos casos han jugado malas pasadas a las fuerzas rusas, como la insistencia de mantener a toda costa en servicio el inservible portaaviones Almirante Kuznetsov, un contaminante buque botado en 1985 y en dique seco desde hace años por un sinfín de problemas.

En la guerra de Ucrania se han visto helicópteros rusos Mi-8 y Mi-24 que ya se vieron durante la invasión soviética de Afganistán durante los años 80 del siglo XX.

También en Ucrania, Rusia ha sustentado sus recientes avances territoriales en la línea de frente en los bombardeos masivos con bombas FAB-1500 de fabricación soviética recicladas como bombas planeadoras.

Con todo, si el armamento soviético sigue en servicio en la Rusia de hoy y sigue mostrando una gran eficacia es porque los diseños armamentísticos de la URSS eran excelentes.

Es el caso del bombardero Tupolev Tu-22M3 (el Backfire, según la codificación de la OTAN), capaz de disparar misiles supersónicos de largo alcance.

El Tu-22M3 durante el despegueTupolev

Un ejemplar de este valioso, efectivo y letal aparato fue derribado hace unos días por las fuerzas ucranianas en una operación preparada de forma meticulosa durante largo tiempo por parte de los servicios de inteligencia militar ucranianos.

La eliminación de la aeronave, de las que Rusia no dispone de muchas unidades, fue un auténtico logro para un país como Ucrania, sin fuerza aérea y con una escasez grave de municiones.

Con todo, no estamos ante un aparato moderno equivalente a las aeronaves de última tecnología de la OTAN como los cazas F-35, F-22, Eurofighter Typhoon o los bombarderos B-21.

El Tu-22M3 es un veterano de 1977 que el fabricante define como «avión de diseño convencional con ala baja de barrido variable».

La empresa responsable del diseño señala que la aeronave se actualizó y modernizó en 2018: «El avión se equipó con un avanzado sistema de aviónica digital basado en componentes domésticos».

«Los trabajos realizados dieron como resultado una mejora considerable de las capacidades de combate del sistema aeronáutico, incluida una mayor eficacia táctica y un mayor radio operativo», aclara.

Como todos los aparatos rusos de origen soviético Tu-22M3 tiene un aspecto tosco pero muy llamativo que lo convierten en una de las joyas del diseño de la industria militar ruso-soviético, aunque lo importante es su letalidad, que lo ha convertido en una de las bestias negras a batir por las fuerzas ucranianas.