CPAC 2024
La Hungría de Orbán se impone como bastión del conservadurismo frente al «huracán progresista que azota a Europa»
La lucha entre la corriente conservadora y el globalismo se ha convertido en el gran tema de conversación y debate durante la primera jornada de la CPAC
Hungría ha ensalzado, durante el primer día de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), sus logros por haber resistido como el último bastión del conservadurismo en Europa. El propio primer ministro húngaro, Viktor Orbán, definía su país como «una isla frente al huracán progresista que azota a Europa y Estados Unidos». La sala de eventos Millénaris Park, en Buda, situada en la parte occidental de la capital húngara, se ha vestido de rojo, blanco y verde, los colores de la bandera de Hungría, para dar la bienvenida a líderes políticos de todas partes del planeta desde Australia, hasta Estados Unidos, pasando por Israel y, por supuesto, Europa.
La seguridad, ya a primera hora de la mañana, era muy alta, mucho más que en anteriores años, comentaban algunos a la entrada de la convención. La presencia de primeros ministros y, funcionarios del Gobierno de Israel, ha provocado un incremento en los registros a la entrada y salida del recinto. El cambio de local también ha influido, al contrario que en las anteriores ediciones, este año la conferencia ha duplicado su aforo, por lo que las dimensiones de las instalaciones también son mayores. Una imponente nave, con el logo de la CPAC 2024 en cada esquina, se perfilaba como un parque de atracciones.
Diferentes asociaciones, representaciones civiles, organizaciones han desplegado sus stands donde regalaban todo tipo de merchandising: camisetas, tazas, bolígrafos o libros. Un lugar perfecto para llevar a casa algún regalo con una frase en húngaro, imposible de descifrar, siendo uno de los idiomas más difíciles del mundo, con hasta 14 vocales. «Los extranjeros vienen y se deprimen cuando intentan hablar nuestro idioma», bromeaba Orbán, durante su discurso de inauguración. A parte de su ambiente vibrante, en la CPAC, los temas que se han abordado han sido de gran calado ideológico, tratando de romper con la imposición de la cultura woke y el globalismo progresista.
El primer ministro húngaro ha aprovechado su intervención para marcar la línea de la conferencia y se ha mostrado muy crítico con la Unión Europea, donde ha asegurado que se ha impuesto el liberalismo, al igual que en Estados Unidos. Sin embargo, ha subrayado la importancia de 2024, un año marcado por elecciones a lo largo de todo el globo, incluida la primera potencia mundial, en noviembre, y el Parlamento Europeo, en junio. El siguiente en tomar la palabra fue el líder de VOX, Santiago Abascal, a quien el anuncio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de que se tomaba unos días para «reflexionar», le cogió recién aterrizado en Hungría.
Abascal cambió su alegato inicial, para incluir una pequeña referencia al «inédito» anuncio del presidente de Gobierno, en sus propias palabras. «La desvergüenza del socialismo: mienten; soban; traicionan al pueblo; pisotean las leyes y cuando el pueblo les pide cuentas, se presentan como víctimas», prorrumpió el líder de la formación verde frente a sus colegas europeos. Posteriormente, en un corrillo con periodistas se despachó a gusto sobre la autodenominada «carta a la ciudadanía» del presidente del Gobierno quien, hasta el próximo lunes, 29 de abril, no comunicará si sigue al frente del Ejecutivo.
«Sánchez ha vuelto a demostrar que no tiene ningún escrúpulo para utilizar las instituciones a su servicio y condicionar la vida pública española de una forma demoledora», condenó el presidente de VOX. La política interna española ha sacudido, por sorpresa, a la CPAC. A los de Abascal, les ha pillado en plena llegada a la cumbre, al igual que a algún que otro periodista español que cubría el evento. Las preguntas sobre Sánchez y su retirada temporal se convirtieron, durante las primeras horas de la mañana, en la comidilla de los pasillos. Algunos curiosos de otros países también preguntaban sobre las consecuencias que podría tener para España la decisión del presidente.
Pero la CPAC no ha versado sobre la actualidad española, sino que se han abordado temas como la soberanía, cómo hacer frente a la cultura woke, o la inmigración. Sobre esta última materia, muy polémica en Europa, el ex primer ministro de Australia, Anthony Abbott, ha asegurado que la inmigración ilegal debe ser «organizada» y tener la capacidad de integrarse en la sociedad de acogida y no viceversa.
Las mesas de debate han contado con una gran variedad de panelistas. Especial atención han captado aquellas en las que participaban los ministros de Israel, en concreto el de Diáspora, Amichai Chickli. Este político israelí ha sido especialmente duro con Sánchez a quien, sin ir más lejos, la semana pasada tachó de «líder extremadamente débil» sin «brújula moral», por impulsar el reconocimiento del Estado palestino.
La conferencia de conservadores terminó, su primera jornada, con la vista puesta en este viernes, donde se debatirán conceptos como el «género cero» o el super año electoral, con la apertura del ex primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki. Una jornada maratoniana, en la que los escasos descansos se han aprovechado para reponer fuerzas, ingerir algo de alimento y continuar con la siguiente entrevista, conversación o presentación. A la pregunta ¿qué hacemos después?, la respuesta se podía leer en los ojos cansados de los presentes.