Maximilian Krah, europarlamentario alemán cuyo asesor ha sido detenido por espiar para China
El «escándalo chino» pone a la Alianza por Alemania contra las cuerdas
Los dirigentes de la formación populista apartan a Maximilian Krah de la campaña europea, aunque le mantienen como candidato
Jian Guo tiene 43 años, nació en China, emigró a Alemania, país que terminó concediéndole su nacionalidad y en el que medró hasta conseguir convertirse en la mano derecha de Maximilian Krah, eurodiputado por Alianza por Alemania (AfD) y cabeza de lista de la formación populista en las elecciones europeas del próximo 9 de junio.
Guo fue detenido en la noche del lunes al martes en su domicilio de Dresde, acusado de espiar a favor de su país de origen.
Inmediatamente, la Eurocámara le suspendió de sus funciones en la oficina de Krah, mientras que este último fue convocado por la cúpula de su partido para dar explicaciones.
El resultado de su comparecencia fue severo para él: permanece como cabeza de lista, pero abandona la primera la primera línea de la campaña electoral.
Una sanción política que se anticipa a las consecuencias judiciales. El dúo que dirige AfD, Alice Weidel y Tino Chrupalla, ya no estaba a tiempo de proponer a otro candidato.
Mas mantener a Krah recorriendo la geografía alemana de aquí al 9 de junio, hubiera hecho peligrar el segundo puesto en el que las encuestas sitúan a la AfD, muy por detrás de la Unión Cristiano Demócrata, pero por delante del Partido Socialdemócrata del canciller federal Olaf Scholz.
La encuesta publicada el 12 de abril, es decir, antes del estallido del escándalo, atribuía a la formación populista el 18 % de los votos, dos puntos por encima de los socialdemócratas.
La proximidad de Krah para con la defensa de los intereses chinos era de sobra conocida, tanto en lo político como en lo económico.
Entrevistado hace un año por Global Times, cabecera vinculada al Partido Comunista Chino, dejó dos declaraciones que disipan cualquier duda: «Las fuerzas antichinas en Alemania no representan a los intereses de Alemania», seguida de unas palabras algo ambiguas sobre la persecución a los uigures, la minoría musulmana del China, certificada por las principales organizaciones de derechos humanos: «Siempre he puesto en duda esas historias espantosas que se cuentan sobre Xinjiang. Es propaganda antichina que no se sustenta sobre hechos válidos». Sí que fue válida, en cambio, su estancia de 2019 en China, que corrió a cargo de Huawei.
Sin embargo, la implicación de su mano derecha, Guo, supone para Krah un peligroso salto cualitativo: la Fiscalía ha revelado que el pasado mes de enero, su ya exasesor transmitió a la inteligencia china información relevante sobre lo que ocurría en el seno de la Eurocámara. Y puede que solo sea la punta del iceberg. ¿Podrá entonces la AfD presentarse como la defensora de los «verdaderos intereses de Alemania»?
