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Preparativos para el Desfile de la Victoria en la plaza Roja de MoscúAFP

Moscú se prepara para un Desfile de la Victoria más estalinista que nunca

Rusia insiste en establecer un paralelismo entre la victoria frente al nazismo en la Segunda Guerra Mundial y su invasión y ocupación de Ucrania

Pocos días después de su toma de posesión como presidente de la Federación Rusa para un quinto mandato, en una ceremonia de pompa zarista, el presidente Vladimir Putin presidirá el gran desfile del Día de la Victoria en la plaza Roja de Moscú.

Putin ilustrará así las dos patas ideológicas de su régimen: el imperialismo zarista, con sus águilas bicéfalas y su misticismo ortodoxo, y el estalinismo soviético, con las estrellas rojas, la hoz y el martillo y la omnipresente imagen del antes denostado y hoy casi canonizado Josef Stalin.

Putin ha convertido la efeméride del 9 de mayo, tradicionalmente dedicada a alabar la resistencia del pueblo soviético frente al invasor nazi y la victoria de la URSS frente a Alemania en la Segunda Guerra Mundial, en un acto de rehabilitación y reivindicación de Stalin.

No en vano, junto a los zares Vladimir el Grande, Catalina la Grande o Pedro el Grande, Stalin es una de las figuras históricas de Rusia elegidas por Putin para verse reflejado su régimen ellos.

Putin no oculta esas aspiraciones imperiales y autocráticas. Su ejército de propagandistas ya lo designan como «el emperador» en las publicaciones en Telegram, y su insistencia en reivindicar las bondades de Stalin junto con la condena a Lenin, a quien acusa de haber tratado de destruir a Rusia, delinean el discurso historicista oficial de la Rusia de Putin donde zarismo-estalinismo-putinismo forman un todo ideológico.

Rusia lo tiene todo ultimado para que la celebración de este año del Día de la Victoria frente al nazismo no quede deslucida por los problemas de seguridad, sobre todo tras el atentado contra el Crocus City Hall del 22 de marzo.

Para calentar motores, desde hace una semana se puede visitar en el Parque de la Victoria de la capital rusa una exposición de carros de combate y blindados de la OTAN capturados a las fuerzas rusas.

Y es que la estrategia de relacionar la guerra de Ucrania con la guerra contra el nazismo es otro de los pilares de la propaganda rusa.

Ello explica que las semanas previas al desfile Rusia emprenda una fuerte ofensiva en Ucrania para llegar al 9 de mayo con una victoria militar en las alforjas del zar Vladimir Putin.

Conocedor del lugar que ocupa Stalin y la Gran Guerra Patria (la Segunda Guerra Mundial) en el imaginario ultranacionalista ruso, Putin se ha empeñado en emular su figura y convertirse también él en un salvador de la patria frente al nazismo amenazador.

En ese sentido, la propaganda del Kremlin se ha preocupado en construir a ese gran enemigo identificándolo con la Ucrania de Zelenski, al que comparan con Hitler y a la democracia ucraniana con el nazismo.

Coincidiendo con el enquistamiento de la guerra en Ucrania, Rusia emprendió una ardua tarea de rehabilitación de la figura de Stalin, volviendo a levantar sus estatuas derruidas tras la caída de la Unión Soviética, levantando nuevos memoriales, organizando exposiciones sobre su legado, etcétera.

Ello no significa que Putin quiera reconstruir la URSS ni volver al estalinismo, sino que se sirve de su figura para construir su propio modelo autoritario. Lo que realmente le interesa a Putin de Stalin es su aura de líder invencible capaz de derrotar la maquinaria de guerra nazi.