El método antifraude en Venezuela
La gente se ha volcado a enrolarse en «Los Comanditos», porque intuye y confirma que de esa misión a cumplir en las mesas de votación y de escrutinio, depende ganar en las próximas elecciones
Los Comanditos son el método antifraude concebido por los venezolanos para salirle al paso a los trucos que, seguramente, desde las trincheras del régimen madurista, pretenderán implementar, con la torcida finalidad de dar al traste con la voluntad soberana de los millones de electores que acudirán a los centros de votación, dispuestos a sufragar el venidero 28 de julio. Pero los venezolanos «estamos curados de espantos», de allí que se estén tomando las precauciones para resguardar cada voto emitido y de esa manera garantizar que el cambio profundo que aspiramos todos, se comience a hacer realidad ese día en que arrancaremos la reconstruir de la Nación.
Es conveniente advertir que no estamos avanzando a ciegas a esos desafíos, por el contrario, estamos más que prevenidos, ya que acumulamos lecciones derivadas de las experiencias traumáticas escarmentadas en diferentes comicios en los que, a lo largo de estos 25 años, hemos sido birlados de forma inescrupulosa. De allí que la frase «vamos a ganar y a cobrar», con la que María Corina Machado le transmite seguridad y confianza a los ciudadanos, tiene su decantación en la constitución, formación y adiestramiento de miles de voluntarios que, están desde ya, dispuestos a cumplir la sagrada misión de hacer resplandecer la verdad implícita en cada voto depositado en las urnas electorales.
La tarea ha sido asumida con entusiasmo, pero además, con mucha consciencia de lo que significa ese cometido. La gente se ha volcado, como nunca antes, a enrolarse en «Los Comanditos», porque intuye y confirma que de esa misión a cumplir en las mesas de votación y de escrutinio, depende, efectivamente, que votemos para ganar en las próximas elecciones presidenciales. Por eso la trascendencia de esa red que se viene tejiendo desde hace meses y que ha contado con el concurso de mujeres y hombres de todos los municipios del país para articular la más espectacular cruzada con fines electorales.
Es emocionante saber cómo asisten a los cursos en donde se les imparten las clases. No se les escapa a los instructores ningún detalle. Las lecciones abarcan todos los dispositivos legales y reglamentarios que los testigos de mesa deben conocer y saber esgrimir en cada ciclo del proceso de instalación, de votación y de escrutinio, así como ser diestros a la hora de llenar el acta respectiva y estar alistados para las auditorias de rigor.
¿Qué si no tenemos temor o miedo de que hagan un fraude?, nos preguntan. ¡Claro que sí! Pero esa respuesta afirmativa conlleva el antídoto para vencer esas amenazas ciertas y detectadas a tiempo. Ese miedo nos activa y nos obliga a tomar las previsiones a tiempo y sistematizadas, inspiradas por suspicacias, sospechas, presentimientos, recelos y ponzoñasos padecidos en anteriores procesos, infortunios que no son estériles, sino que más bien esas adversidades las convertimos en útiles, alistándonos para evitar que se repitan esas dosis envenenadas de fraudes electorales.
Ya logramos la fecha de esa elección, requisito indispensable para saber hacia dónde vamos y de qué forma lo haremos. Tenemos candidato unitario en la persona de Edmundo Gonzalez Urrutia, abanderado de la esperanza, que se prepara para asumir la transición para la cual ya cuenta con planes e ideas a implementar para comenzar, desde el mismo instante en que jure como Primer Magistrado nacional, la titánica tarea de reconstruir un país hecho girones. Contamos con el liderazgo de María Corina Machado, echando el resto por todos los caminos de la patria, junto a todo el liderazgo plural de la oposición venezolana apuntando a un objetivo compartido: producir el cambio profundo anhelado.
Como se dice en lenguaje refranero, «guerra avisada no mata soldados». Por eso los venezolanos no vamos mansos e inocentemente a un previsible matadero fraudulento. Mas bien nos alistamos adecuadamente para enfrentar los despropósitos de un régimen que no tiene respaldo ¡ni siquiera de sus fundadores originales!, si tomamos en cuenta las manifestaciones de los más furibundos chavistas que ahora se declaran contrarios a la pretensión continuista de Nicolás Maduro.
Otro dato relevante es que no estamos embriagados de triunfalismo, lo han dicho tajantemente, tanto María Corina como el propio candidato Edmundo Gonzáles Urrutia: no se canta victoria, sino hasta que no se cuente y se sume cada voto en cada centro de votación.
Los Comanditos son nuestra legión de honor, diríamos que también el «Buque insignia» de esta proeza cívica-electoral que se está dando día a día, superando escollos y administrando racionalmente los temores procesados. Ese régimen esta huérfano de credibilidad, han sido muchos los engaños, errores y saqueos al alma del pueblo y al tesoro público, de allí que las frustraciones de propios y extraños sean más grande y poderosas que el cumulo de riqueza mal habida y la represión que, como únicos recursos, buscara instrumentar esa dictadura para contrarrestar la avalancha de electores decididos a sacarlos del poder.