Crisis entre los liberales europeos tras apoyar su grupo holandés el gobierno conservador de Wilders
Renew firmó un acuerdo para ejercer un cordón sanitario contra lo que ellos consideran extrema derecha
La corrección política es un mal de la sociedad actual y en Bruselas es asignatura indispensable para superar legislatura tras legislatura. Hay cosas que están bien y cosas que da igual que estén bien o mal, porque están mal vistas, como apoyar a un Gobierno conservador aunque no hacerlo suponga condenar al país a otras elecciones. Es lo que ha hecho el VVD holandés, que ha acordado la llegada al poder de Geert Wilders y ha supuesto un terremoto en su partido a nivel europeo.
No han tardado en oírse voces críticas, como la de la francesa Valérie Hayer, candidata del partido de Macron a las próximos comicios del 9 de junio y artífice de la propuesta de convertir el aborto en derecho fundamental en la Carta de Derechos de la Unión Europea. La gala considera «inaceptable» trabajar con lo que ella considera «extrema derecha», en relación al partido de Wilders.
A través de las redes sociales, la líder del grupo Renew Europe manifestó su «total desaprobación» y la «gran preocupación» que le genera todo lo que está ocurriendo en los Países Bajos. Para ella, el PVV (la formación política de Wilders) «se opone a lo que defendemos en materia de valores, Estado de derecho, economía, clima y Europa».
Por tanto, «un acuerdo con este tipo de partidos» va «en contra» de los valores que ella pretende defender como responsable en Europa. La línea que quiere seguir es la de ejercer un cordón sanitario sobre la «extrema derecha», ya que llegar a cualquier tipo de compromiso con ella es «inaceptable».
«Siempre me he opuesto firmemente y mantendré esa postura en el Parlamento Europeo, por lo que convocaré a los miembros de nuestro grupo el 10 de junio», un día después de que los ciudadanos estén llamados a las urnas. Quizás entonces tenga que reconsiderar algo su postura, ya que los sondeos apuntan a un gran avance tanto de los conservadores como de ID, por lo que es muy probable que tengan la llave de un próximo Ejecutivo en la Comisión Europea.
Valérie Hayer no es la única descontenta con la decisión tomada por VDD. Los liberales europeos firmaron un compromiso el pasado 8 de mayo, supuestamente «en defensa de la democracia», para no trabajar con la «extrema derecha» bajo ningún concepto. Es por eso que el presidente de VDD, Dilan Yesilgöz, asumía tras el anuncio su responsabilidad en un pacto que busca un país «estable y seguro», garantizando que se mantendrá el apoyo a Ucrania y la lucha contra el cambio climático.
No ha sido aceptado el argumento de Yesilgöz en las filas de los liberales. Sophie in't Veldt, miembro de Renew y del partido belga Volt, animó a los «verdaderos liberales» a abandonar VVD tras el apoyo a Wilders. Se sumó a ella el presidente del partido, quien aseguró que se estaban «normalizando» las «ideas anormales» del futuro primer ministro de Países Bajos.
Por descontado, se escucharon críticas al acuerdo en las filas de la izquierda, que ansiaban una repetición electoral. Rob Jette (D66) lo definió como un pacto con «arenas movedizas» y el que fuera vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, lo calificó como un «desastre».
El próximo primer ministro, sin embargo, considera el pacto algo «histórico» que hará que el sol «vuelva a brillar» en Países Bajos a partir de una política de asilo que será «la más estricta de la historia». Esa política contra la inmigración es uno de los recelos que le achacan en las filas liberales, donde se tendrán que acostumbrar a ver una nueva cara entre los líderes de la Unión Europea.