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Hernan Dobry, escritor argentino y autor del libro Los rabinos de MalvinasPaula Argüelles

Autor del libro Los rabinos de Malvinas

Hernán Dobry, escritor: «En Argentina no vi tanta virulencia contra los judíos como la que se ve hoy en España»

El también periodista argentino presentará este lunes su libro en el que relata el antisemitismo sufrido por los soldados judíos durante la guerra de Malvinas

Para Hernán Dobry (Buenos Aires, 1974) la guerra de las Malvinas «está sin duda alguna metido en el ADN de la sociedad argentina» por esa razón se zabuyó en su historia con especial atención en la inusual presencia de rabinos en las Fuerzas Armadas durante aquellos intensos días de 1982 y las casos de antisemitismo sufrido por los soldados judíos.

Precisamente, este lunes, Dobry presentará su libro Los rabinos en las Malvinas en el Centro Sefarad-Israel de Madrid en compañía del rabino Pinhas Punturello, del diácono y capellán hospitalario Gerardo Dueñas y el periodista Elías Levy Benarroch.

–¿Las Malvinas sigue siendo una herida abierta en Argentina? ¿Por qué lo crees?

–Malvinas sigue siendo un tema de agenda en Argentina. No sé si hablaría de una herida abierta porque en general la sociedad entera no está pendiente de Malvinas pero sí es obviamente una reivindicación de soberanía ante un país colonial que toma un territorio que no es suyo como ocurre aquí en España por ejemplo con Gibraltar y por tanto es una reivindicación histórica.

Durante muchísimo tiempo hablar de Malvinas era un tema tabú en Argentina. Hasta hace no muchos años, a principios de los 2.000 nadie quería quedar pegado con Malvinas porque quedaba pegado con la dictadura y debido debido a un discurso más a la izquierda que tomó la bandera de los derechos humanos y las desapariciones forzadas marcó la idea que la dictadura era lo peor del mundo entonces eso hace que Malvinas quedara totalmente en el olvido.

Invitación a la presentación del libro Los rabinos de Malvinas

–¿Tu libro rompe con ese tabú?

Después de décadas callados, los soldados [supervivientes] empezaron a hablar de la guerra. El estrés postraumático los llevó a contar los traumas que causó la guerra y eso empezó a cambiar e incluso los invitaban a los colegios para hacerles homenajes.

Salieron libros como el mío, que salió en 2012 en Argentina y generó una reivindicación muy fuerte dentro de la comunidad judía tras ser abandonados durante 30 años. Entonces eso empezó a cambiar muchísimo al punto que si te fijas en la canción que cantaba la hinchada argentina en el mundial habla de los chicos de Malvinas que nunca olvidaré. Eso no pasó nunca en la historia de los mundiales de fútbol.

Entonces Malvinas empieza a ser nuevamente un tema, no trascendente para la Argentina pero sí importante. Eso está sin duda alguna metido en el ADN de la sociedad argentina es como son las hermanitas perdidas que hay que ir a recuperar y obviamente por la vía diplomática.

–¿Por esa razón el presidente Milei retoma el tema?

A nivel de gobierno Malvinas siempre es un objetivo. Ahora si me preguntas si Milei tiene como objetivo recuperar las Malvinas olvídate. Con todo lo que el gobierno tiene en agenda es el último punto.

Obviamente que todos los presidentes argentinos tienen que hablar de Malvinas, todos tienen que reivindicar que son argentinas aunque sabemos que cae en saco roto porque nadie nos va a dar bola [atención] de nada. No va a pasar nunca nada porque Inglaterra es un país poderoso entonces es mucho más fácil ser amigo de Inglaterra que amigo nuestro.

El otro problema es que Argentina es un país tan oscilante que viene un gobierno y tiene una política sobre Malvinas y viene otro gobierno en otra política. Cada uno va y hace la que quiere y piensa lo que quiere con el objetivo final siempre de la reivindicación, pero no hay ninguna idea muy clara del camino a seguir y obviamente el camino de Inglaterra es que no pase nada.

–¿Cómo se mezcla el tema religioso en la guerra de las Malvinas?

–El tema religioso en Malvinas es interesante. El libro narra la historia de cinco capellanes rabinos que acompañaron a los soldados en la guerra de Malvinas. Esta es la primera y única vez en la historia argentina que un religioso de una fe que no era la católica pudo prestar servicio de asistencia espiritual en las fuerzas armadas.

Es un hito en la historia argentina porque nunca ocurrió antes y luego cuando se intentó reavivar jamás se logró

Durante la guerra, la comunidad judía argentina logró que estos cinco capellanes pudieran ir a asistir a los soldados judíos en Malvinas. Ninguna otra red, ninguna otra religión lo logró, la judía si. Hubieron muchas implicaciones en esa decisión, una era mostrar que [que el régimen] no era antisemita, la otra era congraciarse con Estados Unidos porque se creía que Estados Unidos lo manejan los judíos entonces querían mostrar cuan plurales y ecuánimes eran.

Portada del libro Los rabinos de MalvinasCortesía

–¿Qué rol juega la espiritualidad en tiempos de guerra?

–La espiritualidad en la guerra es muy importante porque permite ayudar a quien está sufriendo muchísimo en medio de una situación tan traumática.

Para el caso de los judíos, que eran maltratados y sufrían antisemitismo por muchos de sus oficiales, les era útil para encontrar respuestas de por qué les maltrataban y gestionar el miedo a morir. Entonces una palabra de un líder religioso, en este caso un rabino, pero también es lo mismo con un cura, un pastor, un imán con quien sea les hubiera podido ayudar a calmar esas necesidades espirituales que tenían.

–¿Qué manifestaciones de antisemitismo documentaste dentro de las Fuerzas Armadas en aquel momento?

–Hubo mucho. El 10 % de los soldados judíos que combatieron en Malvinas fueron torturados por antisemitismo por sus oficiales y suboficiales. Esto no implica que todos los oficiales o suboficiales del ejército argentino hayan torturado durante la guerra. Hubo un sector que sí lo hizo y los judíos tuvieran un trato especial por su condición de judíos.

Se dio lo que se llamó el estaqueo que consistió en poner cuatro estacas como si armáramos un rectángulo y atarle cada una de las extremidades a cada una de esas estacas y dejarlo ahí a la intemperie con las temperaturas propias de los meses de mayo y junio en Malvinas.

Todo era por su condición de judíos. Se les remarcaba que lo que les pasaba era por ser judío o sea las torturas fueron inmensas y fueron desde el maltrato físico hasta insultos antisemitas.

–¿Qué paralelismo encuentras con las actuales manifestaciones de antisemitismo?

– El antisemitismo es una enfermedad incurable y siempre está aflorando en todos lados. El antisemitismo ha existido siempre en Europa, en España, en Argentina y aflora por momentos de una forma diferente, pero las frases son las mismas. Si uno lee en las redes sociales cuando insultan a un judío, cuando pasa algo sobre Israel, dicen por qué no se vuelven a su país y la realidad es cuál sería su país.

Por ejemplo, en mi caso, yo soy argentino residente en España. En el caso de otros son españoles de origen judío, es decir, de religión judía. Entonces ese sentimiento de considerar el judío como un apátrida es fuerte hoy, pero también pasaba en Malvinas.

–En el caso del presidente Milei ¿Porqué es tan fuerte su apoyo a Israel?

–Los fuertes lazos de Milei con Israel tienen que ver con que él desde mucho tiempo antes de siquiera ser político empezó a estudiar judaísmo con rabinos ortodoxos en la Argentina y eso lo llevó a una profunda admiración y respeto por el judaísmo. Alguna vez dijo que él se convertiría al judaísmo, pero eso no ha ocurrido.

Adentro de la comunidad judía piensan cuál va a ser la consecuencia de todo esto y cómo nos va a impactar a nosotros esto porque si le va mal a Milei va a ser un golpe a los judíos como ha pasado tantas veces. La comunidad tiene miedos al respecto de esta sobre exposición que se le está dando al tema del judaísmo en Argentina.

Por el contrario, lo que vivimos en España es una afrenta lo que está haciendo el presidente Sánchez en su intento de reivindicar la causa Palestina y cómo mucho de sus ministros llaman a la destrucción de Israel con el lema desde el río hacia el mar que implica el asesinato de todos los judíos que viven en Israel.

Al permitir que esas cosas pasen él es cómplice de las palabras de sus ministros y eso es terrible. Ante este escenario prefiero a un Milei que a un Sánchez no solo le está dando la espalda a Israel sino acuchillándola por la espalda.-