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Mao Zedong y Chiang Kai-shek brindando en 1946 para celebrar el Acuerdo del Doble Diez

Las claves para entender el conflicto entre Taiwán y China: de la Guerra Civil a las tensiones actuales

Solo 13 países en el mundo tienen relaciones diplomáticas de algún tipo con Taiwán, entre ellas, el Estado Vaticano

Unas nuevas maniobras militares chinas y una simulación de un ataque a la isla con misiles alcanzando ciudades taiwanesas como Taipéi y Kaohsiung, han reactivado las tensiones entre Taiwán y China. La base del conflicto se resume en que Pekín defiende que la isla forma parte de su territorio; por su lado las autoridades taiwanesas defienden desde hace 75 años su soberanía como una nación independiente. Aunque pueda parecer un enfrentamiento local, lo que suceda en ese tablero geopolítico tiene un alcance global, por la importancia económica y estratégica de la isla. ¿Cuál es el origen de conflicto?

1927: la Guerra Civil china

Al final de la primera guerra sino-japonesa en 1895, la dinastía Qing cedió la isla de Taiwán a los japoneses. Pero los taiwaneses se opusieron y crearon la República de Formosa, que duró hasta que los japoneses se establecieron en la isla y la convirtieron en una colonia que controlaron hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Mientras esto sucedía en la isla, el resto de China sufrió la caída de su milenaria dinastía, se instauró una república y en 1927 comenzó una Guerra Civil que enfrentó a los nacionalistas contra los comunistas. Por un lado, el Partido Nacionalista (Kuomintang) se enfrentó al Ejército Popular de Liberación del Partido Comunista Chino, liderado por Mao Zedong. Con la derrota de Japón en Segunda Guerra Mundial, Taiwán volvió a pertenecer a China, que seguía inmersa en una guerra que ganó el comunismo.

1949: el exilio del Kuomintang Taiwán

En octubre de 1949, Mao proclamó la República Popular China en Pekín. Ante esta derrota, los líderes del Kuomintang, encabezados por Chiang Kai-shek, se refugiaron en la isla de Taiwán, donde instauraron la República de China en Taiwán, opuesta a las políticas de Mao y su nueva república popular.

1954: crisis del Estado de Taiwán

La rivalidad aumentó con los años, aunque la más conocida fue la denominada crisis del Estrecho de Taiwán, iniciada en 1954, cuando China bombardeó las islas Kinmen y Matsu, controladas por Taiwán. En pleno contexto de Guerra Fría, los taiwaneses contaron con el apoyo –interesado– de los Estados Unidos, que había firmado el Tratado de Defensa Mutua en 1955 para proteger a la isla de una posible invasión china. El ataque provocó unas 1.000 muertes y terminó con un alto el fuego en mayo de ese mismo año. Sin embargo, la situación se repitió en 1958, cuando el Ejército Popular de Liberación intentó tomar el islote de Dongding y bombardeó varias islas. De nuevo la intervención norteamericana con el envío de varios portaaviones y el suministro de armamento, evitó que el conflicto escalase en una guerra y Pekín declaró un alto el fuego.

Con Chiang Kai-shek y el presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower en junio de 1960

1979: China se abre al mundo y Taiwán se aísla

«China ha tomado la audaz y trascendental decisión de abrirse», dijo el presidente norteamericano Carter durante la visita oficial del Líder Supremo Deng Xiaoping a la Casa Blanca. Estados Unidos cambió su política exterior y fomentó las buenas relaciones con la República Popular China en 1979. El acercamiento entre ambas superpotencias ponía fin a tres décadas de hostilidades. Ocho años antes, la ONU reconoció al Gobierno de Pekín como el único representante de China, otorgándole el asiento permanente en el Consejo de Seguridad que anteriormente ocupaba Taiwán. Estas dos decisiones marcaron un aislamiento internacional que dejó a la República de China en Taiwán fuera de multitud de organismos internacionales.

1996: democracia y reconocimiento limitado

En la última década del siglo, Taiwán se estaba consolidando a nivel económico y democrático. La Guerra Fría había terminado, y el mundo había cambiado de nuevo. A pesar de todo, Estados Unidos continuó comprometido con la defensa de Taiwán. Una ayuda que necesitó en 1996, cuando el Ejército Popular de Liberación inició una serie de ensayos balísticos y movilizó tropas en la provincia de Fujian –que tiene acceso directo al estrecho de Taiwán– para realizar diversos ejercicios de desembarco anfibio. Las maniobras se extendieron durante varios meses, con la idea de interferir de alguna manera en las próximas elecciones presidenciales que se iban a realizar en Taiwán ese mismo año. En esta escalada bélica, Estados Unidos envió a su flota a la región para demostrar su apoyo a Taiwán. Al final, el presidente de la República de China (Taiwán) Lee Teng-hu, que era partidario de la independencia de la isla, se reafirmó en el cargo tras ganar por mayoría absoluta las elecciones.

Parece que la historia se repite cuando hace pocos días China hizo coincidir unas maniobras militares con la elección del presidente taiwanés Lai Ching-te, lo que también demuestra la volatilidad de la situación. Desde entonces, Taiwán se ha convertido una potencia económica, siendo el principal productor del mundo de semiconductores, que son materiales indispensables para la fabricación de todo tipo de objetos: ordenadores, móviles, coches o frigoríficos. Sin embargo, solo 13 países en el mundo tienen relaciones diplomáticas de algún tipo con Taiwán, entre ellas, el Estado Vaticano.