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La primera ministra italiana Giorgia MeloniAFP

Los obispos italianos dicen 'no' a la reforma autonomista impulsada por Meloni

La Conferencia Episcopal Italiana teme que la reforma profundice en los desequilibrios territoriales que padece el país

Los obispos italianos rechazaron la reforma constitucional en marcha en Italia para transformar el país en un Estado dividido en autonomías similar a España.

El proyecto, aún en proceso de discusión en el Parlamento italiano, se prevé que salga adelante definitivamente en una votación en junio.

Sin embargo, por medio de un comunicado, la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) ha rechazado la reforma con un argumento: «Nos preocupa todo intento de acentuar los desequilibrios existentes entre territorios, entre áreas metropolitanas y rurales, entre centros y periferias».

En ese sentido, «el proyecto de ley en el que se establecen las condiciones para activar la autonomía diferenciada supone un riesgo de minar las bases del vínculo de solidaridad entre regiones, que protege el principio de unidad de la República».

Los obispos, presididos por el Cardenal Matteo Zuppi, recordaron que «el país no crecerá si no es unido».

Los obispos abogaron por «un principio fundamental de unidad y corresponsabilidad que invite a reencontrar el verdadero sentido del Estado, de la casa común, de un proyecto compartido de futuro».

La CEI insiste en que «la historia del país nos dice que no hay desarrollo posible sin solidaridad, atención a los últimos, puesta en valor de las diferencias y corresponsabilidad en la promoción del bien común».

En su comunicado, los prelados italianos insistieron en la palabra «juntos» como clave para el correcto desarrollo del país.

«La palabra ‘juntos’ es la clave para afrontar los desafíos cotidianos y el camino que conduce a un futuro posible para todos», defendieron.

«Estamos convencidos, de hecho –y la historia lo confirma– que el principio de subsidiariedad es inseparable del de solidaridad», añadieron. Cada vez que se separan, advirtieron, «se empobrece el tejido social».

La reforma constitucional para el establecimiento de autonomías diferenciadas ha pasado ya los principales filtros parlamentarios y se enfrenta a la votación definitiva prevista para el próximo mes de junio, tras las elecciones europeas.

La reforma constitucional autonomista es una de las propuestas electorales de la coalición de derechas que sostiene a Giorgia Meloni.

Al contrario de lo que sucede en España, la autonomía para las regiones es rechazada por las izquierdas, que lo consideran un modelo de Estado insolidario que perjudica a las regiones del sur, más desfavorecidas que las del norte.

La propuesta permitiría a aquellas regiones que lo deseen (y se lo puedan permitir) acceder a una autonomía con amplias competencias.

En caso de solicitar la autonomía, las regiones también pueden solicitar distintos niveles de competencias.

En la práctica, la reforma instauraría en Italia un sistema de autonomías asimétrico, con unas regiones con más competencias y recursos que otras en función de su voluntad y capacidades.

Más pobres que las del norte, las regiones del sur se encontrarían en una situación de desventaja, mientras que las del norte podrían acceder a amplias autonomías que, según los críticos, les permitiría desentenderse del desarrollo de las regiones pobres italianas.