La oposición se moviliza en Israel para echar a un Netanyahu que apuesta por alargar la guerra
La brutal masacre de Hamás el pasado 7 de octubre, y que precipitó la guerra entre Israel y la organización terrorista en la Franja de Gaza, provocó que toda la sociedad israelí se uniera en su dolor y duelo por los 1.2000 asesinados y más de 240 rehenes. Hasta hace nueve meses, las manifestaciones contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por su polémica reforma judicial, se sucedían semanalmente. La sociedad estaba completamente dividida entre los que apoyaban a Bibi –apodo para referirse a Netanyahu– y los que pedían su dimisión.
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El atentado terrorista de Hamás y la posterior ofensiva militar borraron esas divisiones y unieron a los israelíes en torno a dos objetivos: la liberación de los rehenes y la erradicación de la milicia islamista palestina en Gaza. Sin embargo, los más de 230 días de guerra en el enclave han socavado a la sociedad y han sacado de nuevo a la luz las divisiones internas que afligen al país hebreo. Netanyahu ha apostado su supervivencia política a la operación militar en Gaza, pero a medida que los días transcurren, su figura se encuentra más amenazada.
Las manifestaciones, lideradas en su mayoría por familiares de los rehenes, contra el primer ministro israelí son cada vez más habituales y multitudinarias. Además, este miércoles, la oposición ha dado un primer paso para intentar poner fin al Gobierno de Netanyahu. Tres líderes políticos, de dos partidos de derecha, se reunieron para acordar «un plan de acción para reemplazar al Gobierno por el bien del futuro del Estado de Israel», según hicieron público a través de un comunicado. Los impulsores de esta iniciativa son Yair Lapid, quien ostentó el cargo de primer ministro en 2021, Avigdor Liberman y Gideon Saar, ambos antiguos miembros del partido de Netanyahu, el Likud.
Los tres políticos pidieron también a Benny Gantz, líder del partido Unidad Nacional, y actualmente miembro del gabinete de guerra, que dimitiera y «se una al foro para la sustitución del Gobierno». Hace a penas diez días, Gantz lanzó un ultimátum a Netanyahu y le exigió aprobar un plan de posguerra para la Franja antes del próximo 8 de junio, de lo contrario abandonaría el Gobierno de emergencia, creado tras el ataque de Hamás del 7 de octubre. «Hay algo profundamente roto en la forma en que los líderes de Israel están llevando la guerra», declaró Gantz. Netanyahu reprochó entonces al líder del partido Unidad Nacional sus exigencias e insistió en la necesidad de erradicar a Hamás.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, también ha pedido a Netanyahu, en múltiples ocasiones, que esboce un plan para «el día después» de la guerra. La última demanda la protagonizó, este miércoles, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, quien, desde Moldavia, puso el foco en el «horrible» bombardeo israelí contra un campo de refugiados situado en Rafah, al sur de Gaza el pasado domingo y que acabó con la vida de 45 palestinos. Aunque, por hora, la Casa Blanca no considera que su aliado haya cruzado ninguna línea roja.
Lejos de frenar la ofensiva militar, Israel anunció ayer que la guerra durará al menos siete meses más y que sus fuerzas no abandonarán el enclave. «Tenemos otros siete meses de lucha para lograr lo que definimos como 'la destrucción de las capacidades gubernamentales y militares de Hamás'», afirmó el asesor de Seguridad Nacional israelí, Tzachi Hanegbi, en una entrevista con la radio pública Kan. Las tropas israelíes se concentran en el sur del enclave, donde los blindados hebreos ya han logrado entrar al centro de Rafah. El pasado 6 de mayo, el Ejército israelí inició la ofensiva terrestre sobre esta sureña ciudad de Gaza, donde ya controla «tácticamente» el corredor Philadelphi, una zona de seguridad entre la Franja y Egipto, para acabar con el «contrabando de armas».
«Debemos cerrar la frontera entre Egipto y Gaza. Nadie se ofrecerá a protegernos y tendremos que protegernos nosotros mismos», argumentó el asesor de Seguridad Nacional israelí. El Ejército israelí ha asegurado que en este corredor, de catorce kilómetros, han localizado hasta ahora unos 20 túneles que cruzan al país norteafricano. Mientras que las tropas israelíes se centran en el sur de Gaza, resurgen los combates en el norte del enclave, una zona donde Israel ya daba por erradicado a Hamás. Ante este complejo escenario, Tel Aviv ya plantea un 2024 de guerra y descarta cualquier plan para el «día después».