El Salvador
Bukele asume un segundo mandato presidencial con la mirada puesta en reactivar la economía
Reelegido en los comicios del 4 de febrero con un aplastante 85 % de los votos, gobernará por otros cinco años con un control casi total del Congreso y del resto de instituciones del Estado
Con más poder que nunca, una oposición pulverizada y en la cima de la popularidad, Nayib Bukele iniciará este sábado su segundo mandato como presidente de El Salvador, tras librar una implacable «guerra» contra las pandillas.
Nacido el 24 de julio de 1981 en San Salvador, hijo del fallecido químico industrial y representante de la comunidad palestina Armando Bukele, el presidente estudio en la jesuita Universidad Centroamericana, pero no se graduó.
La investidura del segundo mandato de Bukele está programada para que comience a las 8:00 hora local, cuando el presidente de la Asamblea Legislativa, Ernesto Castro, abra una sesión extraordinaria de la cámara para imponer la banda presidencial a Bukele, tras lo cual el jefe del Estado pronunciará un discurso.
Entre los dignatarios destaca la asistencia del Rey Felipe VI, el presidente paraguayo Santiago Peña y mandatario argentino Javier Milei, con quien coincide en políticas conservadoras y simpatías hacia el exgobernante estadounidense Donald Trump.
Esta será la primera vez que Felipe VI viaje a El Salvador desde que es rey, puesto que la última lo hizo como príncipe, el 1 de junio de 2014, para asistir a la toma de posesión del entonces presidente, Salvador, el izquierdista, Sánchez Cerén (2014-2019).
Bukele, próximo a cumplir 43 años y publicista de profesión, tomará posesión de su cargo para el período 2024-2029 entre críticas de varios sectores, por ciertas acciones que marcaron su primer quinquenio, como su entrada al Congreso con militares armados, la implementación de un régimen de excepción para combatir a las pandillas o la adopción del bitcóin como moneda de curso legal.
Muy seguro de sí, Bukele se autodefine como un «dictador cool» para burlarse de quienes lo acusan de autoritarismo y de reelegirse inconstitucionalmente gracias a magistrados afines que interpretaron la ley para permitir su reelección continua, pese a estar prohibida en la Carta Magna del país centroamericano.
Considerado el presidente más popular de Hispanoamérica según la oenegé Latinobarómetro, Bukele llegó al poder en 2019 prometiendo doblegar a las pandillas, a las que atribuye 120.000 muertes en tres décadas, más que las 75.000 de la guerra civil (1980-1992).
Bajo su gobierno, sostiene, El Salvador pasó de ser el país sin conflicto bélico «más peligroso del mundo» al «más seguro del hemisferio occidental».
Pero para ello, El Salvador vive bajo un régimen de excepción que instauró en marzo de 2022 y acumula 80.300 presuntos pandilleros detenidos sin que medie orden judicial, juicio o sentencia.
Human Rights Watch y Aministía Internacional denuncian muertes y torturas, y miles de inocentes entre los detenidos en la guerra de Bukele contra las pandillas.
A partir de este sábado, el presidente reelegido, que obtuvo a finales de noviembre del año pasado un permiso del Congreso de seis meses para que se dedicara a su campaña política y concluyó el viernes, tendrá que buscar soluciones a corto plazo para mejorar la economía del país, el principal problema de los salvadoreños según diversas encuestas.
Con un Congreso donde su partido Nuevas Ideas tiene 54 de los 60 escaños, Bukele tiene vía libre para gobernar a su gusto y también para reformar la Constitución, luego de que los diputados aprobaron en abril un mecanismo para acelerar eventuales cambios.
Cuando ganó en febrero, Bukele dijo que será «la primera vez que existe un sistema de partido único en una democracia».