¿Qué podemos esperar de Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México?
En la próxima legislatura, MORENA tendrá mayoría cualificada en ambas cámaras, lo que facilitará a Sheinbaum (y veladamente a López Obrador) la implantación de reformas constitucionales de gran calado
El pasado domingo, votaron en México alrededor de 60 de los 90 millones de electores y poco más de 35 millones lo hizo por Claudia Sheinbaum Pardo, candidata de MORENA y delfín de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
La oposición, representada por Xóchitl Gálvez, logró poco más de 16 millones de votos. Más allá de calificar el resultado como un fraude electoral, conviene subrayarlo como una altamente efectiva «Elección de Estado», por la implicación cínica del gobierno en la contienda; por la amenaza a la población pobre (con la suspensión de servicios y dádivas sociales); por la compra de votos en efectivo y por la violencia y amenaza anticipada de diversos grupos criminales. Fue una operación quirúrgica impecable que la oposición no supo entender y atender con precisión. A dicha oposición no le quedó otro remedio que musitar públicamente su derrota.
Ahora bien, ¿qué podemos esperar de Claudia Sheinbaum? Si nos atenemos a su reiterada promesa electoral de «dar continuidad a la Cuarta Transformación», entendemos que seguirá directa o indirectamente los pasos y dictados de AMLO, toda vez que a él debe toda su carrera política y gubernamental. La incondicionalidad de Sheinbaum Pardo a AMLO es pública y absoluta.
Para entender la «continuidad» prometida por Sheinbaum, tenemos que recordar algunas características del régimen de AMLO:
- Alianza con las mafias criminales («Abrazos, no balazos»).
- Destrucción de instituciones para la transparencia.
- Programas sociales clientelares con fines de control político.
- Poca o nula participación del Gobierno mexicano en foros y debates internacionales.
- Militarización por doquier con recursos ilimitados.
- Agresiones discursivas constantes a la Suprema Corte de Justicia y descalificación de sus fallos.
- Elevado nivel de deuda.
- Obras faraónicas inútiles con altísimos niveles de corrupción.
- Constante maltrato a periodistas, comunicadores, analistas e intelectuales que no sean afines al régimen,
- Seguimiento total a los postulados del Foro de São Paul.
- Alianza política y económica con las dictaduras de la región.
Es altamente probable que veamos un ejercicio bicéfalo del poder, porque aunque AMLO ha dicho que «se retirará de la política», es cierto que López Obrador sigue siendo el tótem del partido (MORENA), el que controla a los gobernadores morenistas, así como a los diputados y senadores de esa formación política.
Conviene subrayar que en la próxima legislatura MORENA tendrá mayoría calificada en ambas cámaras, lo que facilitará a Sheinbaum (y veladamente a AMLO) la implantación de reformas constitucionales de gran calado. Ello representa un peligro para México, dado que el Congreso pasará a ser una oficina al servicio del poder Ejecutivo.
El triunfo de Sheinbaum en las urnas es una perla más de ese rosario de gobiernos populistas que tanto daño están haciendo a la democracia y a las libertades en el mundo. México y sus principales socios (entre los que se encuentra España) pronto conocerá los efectos políticos y económicos que dicho ejercicio del poder produce cuando se ejerce desde un caudillismo político de esas características.
Habrá que estar pendientes del ejercicio del poder en manos de Claudia Sheinbaum Pardo, mujer sumamente intolerante, que ahora promete una «reconciliación nacional» que ni ella ni su mentor ni su partido han demostrado jamás. Los retos democráticos de México son ahora inmensos.
* Bernardo Graue Toussaint es analista político y consultor en materia política y de comunicación