Moscú quiere desatar un nuevo incendio en Europa, y ya ha encontrado el lugar apropiado
Rusia busca nuevos puntos débiles de la Unión Europea para lanzar nuevas operaciones híbridas desestabilizadoras, y parece haber encontrado un filón
Los intentos rusos de desestabilizar la Unión Europea con ataques híbridos tanto contra Estados miembro como contra terceros países de su vecindario se han incrementado con el estallido de la guerra en Ucrania en febrero de 2022.
Moscú se ha aplicado a la hora de causar serios problemas a países como Moldavia, las repúblicas bálticas o Polonia, y ha emprendido una campaña de espionaje a gran intensidad en Alemania, Austria o Reino Unido.
Sin embargo, desde hace meses, la estrategia desestabilizadora rusa parece haberse concentrado en los Balcanes, una región particularmente frágil y, por situarse como una isla en medio del corazón de la UE, con una gran capacidad disruptiva para los intereses comunitarios.
El gobierno ruso se ha implicado en los últimos meses en las disputas internas que afectan a Bosnia y Herzegovina apoyando las aspiraciones independentistas de la comunidad serbo-bosnia de la República federada de Srpska.
Bosnia y Herzegovina es la pieza más débil del complejo puzle postyugoslavo. Por sus traumas históricos después de la larga y sangrienta guerra de los años 90 de siglo XX y su complejo mapa étnico-religioso, con comunidades irreconciliables obligadas a convivir juntas, el país parece el terreno abonado para los objetivos del Kremlin.
Cuenta además con la particularidad de existir en el interior del país la entidad autónoma serbo-bosnia, sobre la que Serbia –principal aliado de Putin en la región– ejerce una enrome influencia.
Para apoyar la deriva independentista serbo-bosnia, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, inauguró recientemente en la capital de la República de Srpska, Bania Luka, una embajada de la Federación Rusa.
Los órganos de propaganda rusos han aprovechado el evento para decir públicamente lo que en el Kremlin sólo se reconoce en privado: que Rusia apoyará la independencia de Srpska y, llegado el caso, su anexión a Serbia, objetivo final de las autoridades serbo-bosnias y, en particular, de su presidente Milorad Dodik.
De hecho, el 7 de junio, Dodik anunció la celebración de un referéndum de independencia, aunque no fijó una fecha concreta.