Elecciones presidenciales en Estados Unidos
El aborto y la inmigración serán las armas arrojadizas de Biden y Trump en su primer cara a cara
El objetivo asequible contra el que Donald Trump a buen seguro apuntará esta noche es la crisis migratoria que tantos dolores de cabeza causa al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y por lo que seguramente perderá un número considerable de votos. La gestión migratoria del actual mandatario ha sido titubeante provocando que la prensa estadounidense anuncie a bombo y platillo los récords alcanzados por la llegada masiva de inmigrantes.
Inmigración en récord histórico
El problema de Biden tiene localización geográfica y está ubicado en la frontera sur con México. Batió su número máximo con la entrada de 9.600 inmigrantes diarios, lo que supone una cifra sin precedentes jamás registrada. Unos 200.000 inmigrantes alcanzaron la súper potencia sólo en noviembre de 2023.
Y eso contando sólo los registrados. Unos números que recuerdan al final del levantamiento del 'Título 42' –la ley que promulgó Donald Trump que permitía devolver a los extranjeros ilegales en caliente– y que Biden postergó en su mandato movido por el interés. Cuando quiso cancelarla múltiples sentencias judiciales lo impidieron. Unos mensajes contradictorios ya que en campaña el presidente proclamó que todo aquel que necesitara alcanzar EE.UU sería bienvenido.
En su mayoría centroamericanos, venezolanos, haitianos o cubanos y hasta mexicanos (que normalmente realizan una escalada más organizada) alcanzan tierras estadounidenses huyendo de la pobreza y la inseguridad que padecen en sus países de origen.
Elecciones en Estados Unidos
Biden revierte la tendencia de las encuestas y supera a Trump a pocas horas del primer debate
Trump, por el contrario, alzó la voz contra los inmigrantes y en su mandato sólo levantó 595 kilómetros del polémico muro más 800 km de barreras para impedir el paso de automóviles. A pesar de los 3.200 kilómetros de frontera. Sin embargo, cuando alzaba la voz creaba un muro ficticio que redujo drásticamente las oleadas migratorias.
El aborto como arma arrojadiza
En el país más poderoso del mundo, cada vez que se acercan las elecciones, el tema del aborto sale a relucir. Al igual que ocurre en España, donde los políticos intuyen que este delicado asunto enfrenta al electorado. Hace dos años la Corte Suprema de Estados Unidos anuló el aborto como derecho constitucional para que cada estado legislara independientemente.
Como dato curioso, Biden se declara católico practicante, pero en su última campaña se posicionó como defensor a ultranza del aborto. Casualmente esta postura otorga votos entre las mujeres y el electorado más joven. Trump, al contrario, defiende el fallo judicial para que cada estado legisle según su parecer.
Debate personalista
La gestión presidencial pasará a un segundo plano en un candente primer debate que tendrá lugar a las tres de la madrugada (hora española). Será en Atlanta (Georgia), en los estudios de la CNN y se espera un segundo cara a cara para el 10 de septiembre, retransmitido y organizado por ABC News.
Este nuevo enfrentamiento dialéctico es algo poco habitual, ya que los debates se suelen celebrar en los meses de septiembre y octubre, respectivamente. Esta vez la comitiva presidencial de Biden prefiere dilatarlos en el tiempo para acercar el primero al inicio de la primera votación.
Existirán dos novedades que romperán con la tradición: será la primera vez desde 1988 que la Comisión de Debates Presidenciales no participará en ninguna de las convocatorias. Además, tanto Trump como Biden, hoy por hoy, siguen siendo solo los presuntos nominados al no haber sido proclamados aún en las convenciones formales de ambos partidos.
Airado contra senil y sin papeles
El debate otorgará veracidad con dosis de naturalidad porque no se permitirá ninguna consulta a sus asesores de campaña, ni teleprónter, ni fichas preparadas. Sin embargo, será más opaco sin la presencia de público y no se espera una ardua disputa. Los micrófonos permanecerán cerrados mientras el que hable se encuentre en plena exposición.
El claro ganador del previsible airado debate de 90 minutos de duración (con dos cortes publicitarios) será el que enganche al electorado por las formas más que por el fondo de un sesudo discurso.
Trump deberá demostrarse más mesurado para suavizar las acusaciones que recibe y Biden más hábil, tras ser acusado de senil. El neoyorkino tendrá que demostrar que no es una amenaza para la democracia y el de Pensilvania esquivar la fama de anciano con mala memoria que le precede.
Datos curiosos si tenemos en cuenta que Trump ha sido presidente durante cuatro años, hasta principios de 2021 cuando Biden llegó al poder. En resumen, nos encontramos en un debate que se centrará más en el terreno personal que en la gestión de gobierno por la que ambos han pasado.