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Starmer celebra la victoriaAFP

Reino Unido con gobierno laborista

Herencia y desafíos del «Manifiesto laborista» de Keir Starmer

Los retos del flamante primer ministro no sólo son urgentes, sino ingentes y su manifiesto corre el riesgo de convertirse en una lista de cuestiones pendientes por resolver en los cinco años que tendrá de mandato

El líder del Partido Laborista británico, Sir Keir Starmer, se ha convertido en el 58 mandatario del Reino Unido gracias al descalabro del Partido Conservador, cuya debacle ha catapultado al laborismo al Gobierno 14 años después. «Nuestra tarea es urgente y comenzaremos hoy mismo», expresó el vencedor de las elecciones celebradas este jueves en una alocución inaugural ante el numero 10 de Downing Street, sin ocultar la celeridad que se espera de su gestión, especialmente en aras de mostrar resultados del tan ansiado cambio.

Los objetivos que anunció durante la campaña han pivotado entre las mejoras en la sanidad y educación pública, la promoción de medidas de conciliación familiar, el desarrollo de nuevas infraestructuras ligado a una transición energética que resulte en una energía más barata, frenar el elevado coste de la vida y combatir la inseguridad en las calles.

Estrategias para la industria

Bajo la nomenclatura, no menor, de «manifiesto», Starmer presentó a mediados de junio en el Gran Manchester su hoja de ruta para impulsar el crecimiento económico y la creación de riqueza y bienestar, orientada no sólo a sus acólitos laboristas, sino también buscando recabar el predicamento entre el electorado conservador.

Así, busco ganarse el favor de los empresarios a los que prometió no tocar los impuestos a las empresas y promover una nueva estrategia para la industria que facilite el desarrollo de energía limpia y renovable, además de nuevas infraestructuras.

Inmigración y economía

El dirigente laborista ha prometido convertirse en un agente de cambio y busca cambiar el curso de la economía del país reformando leyes de planificación e invirtiendo en nuevos proyectos industriales.

Anunció, por ejemplo, que tiene pensado crear un fondo de riqueza nacional con 7.300 millones de libras (8.600 millones de euros) de dinero público que destinará a sufragar la transición energética para alcanzar las cero emisiones netas para el 2030.

Starmer cree que puede lograr llevar adelante dicho objetivo sin aumentar los impuestos sobre la renta, aunque ha rehusado referirse a si repercutirá en los impuestos sobre las ganancias de capital o el dinero que se obtiene gracias a la venta de activos como propiedades y acciones.

Socialismo blando de tinte keinesiano con un centrismo de corte pragmático

El manifiesto laborista combina con naturalidad un socialismo blando de tinte keynesiano con un centrismo de corte pragmático, una suerte de amplio recetario destinado a cosechar las esperanzas de cambio traducidas en votos, más que la confianza en que las promesas se podrán llevar adelante.

Impuestos selectivos

Entre otras medidas, figuran gravámenes a las escuelas privadas para ayudar a pagar la educación estatal e impuestos extraordinarios a las energéticas para financiar la transición verde. Se incorporan nuevos compromisos en materia laboral, la reducción de las listas de espera sanitarias y el control de la inmigración.

El Reino Unido ha vivido una inflación récord en los dos últimos años, con la libra alcanzando mínimos respecto a otras divisas, las tasas de interés disparadas y la vida encarecida de forma notable.

Lista de espera en la sanidad pública

Las listas para cirugías hospitalarias también alcanzan cotas históricas y todo en medio de un clima de agitación social sin precedentes, el descrédito de la población hacia la clase política y un clima de deriva desde que el referéndum de 2016 certificó el divorcio de la Unión Europea.

Starmer ha sido criticado por sectores de la derecha de que sus planes no podrán ser implementados sin una necesaria subida de impuestos, mientras que los escépticos a su izquierda ven su programa poco ambicioso para paliar la presión social motivada por el encarecimiento de la vida y le tachan de tener un perfil institucionalizado.

Los desafíos que tiene por delante no solo son urgentes, sino ingentes y su manifiesto corre el riesgo de convertirse en una lista de cuestiones pendientes por resolver en los cinco años que tendrá de mandato.

Los observadores se preguntan si se le puede dar el crédito de tener algo más que una amplia mayoría, es decir, si se le presume la suficiente habilidad política para lograr el cambio prometido.

De lo que sí puede presumir hasta la fecha es el haberse convertido en el primer dirigente laborista en ostentar el título de Sir y que además alcanzará la jefatura del Gobierno británico.

De 61 años, Starmer fue abogado de derechos humanos en el pasado hasta que en 2008 se convirtió en director del Ministerio Público y también estuvo al frente del Servicio de la Fiscalía de la Corona de Inglaterra y Gales, lo que le valió ser nombrado caballero.