Rusia se ensaña con las bases aéreas de Ucrania para impedir la llegada de los aviones de combate F-16
Hasta el momento no se ha revelado dónde serán alojados las aeronaves, pero Moscú confirmó que está atacando aeródromos que cree que podría albergarlos
A pesar de que las bases aéreas ucranianas fueron fuertemente golpeadas en la primeros días del inicio de la invasión rusa en 2022, Moscú ha empezado a bombardear de nuevo los aeródromos y pistas que posiblemente acogerán los aviones de combates F-16 ofrecidos por Occidente.
El Ministerio de Defensa ruso informó a inicio de esta semana de que había destruido cinco aviones de combate SU-27 ucranianos en el aeródromo de Myrhorod, en la región de Poltava. Una versión que Ucrania no negó del todo, pero que consideró «exagerada».
Un vídeo de un dron de reconocimiento ruso muestra al menos dos Su-27 destruidos y otros destrozos en la infraestructura militar como resultado del ataque con misiles balísticos Iskander-M.
Hasta la invasión rusa de Ucrania, la base de Myrhorod albergó a la 831.a Brigada de Aviación Táctica que volaba aviones Sukhoi Su-27
Otro ataque similar, el pasado 27 de junio, contra la región ucraniana de Khmelnytskyi donde se emplaza la Base aérea de Starokostiantyniv, fue un crudo recordatorio de que Rusia está decidida a dejar en tierra o destruir los F-16 de fabricación estadounidense con los que Kiev espera reconstruir su debilitada fuerza aérea.
Este mismo aeródromo fue objeto de un ataque con misiles de largo alcance en marzo de 2022. En aquel entonces el Ministerio de Defensa ruso presumió que la instalación había quedado «inutilizada».
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, espera la llegada de los aviones de combate a lo largo de este mes con la esperanza de que contribuyan a reforzar las fuerzas que luchan por repeler los ataques rusos en la línea del frente, incluyendo las temibles bombas planeadoras que los F-16 tienen posibilidad de neutralizar.
Los funcionarios ucranianos y occidentales no han revelado dónde estarán alojados los F-16, pero Moscú admitió después del ataque contra Starokostiantyniv que había atacado aeródromos que creía que los albergarían.
Analistas militares señalan que los rusos probablemente están atacando la infraestructura de las bases aéreas, como pistas e instalaciones de almacenamiento, para dificultar el despegue de los F-16 y, si logran llegar, la operatividad y el suministro de los aviones.
Un portavoz de la fuerza aérea ucraniana dijo a Reuters que los ataques presentaban «ciertas dificultades», pero no socavarían la entrega de los F-16 ni su uso en batalla. En todo caso, el mes de julio será decisivo para saber si por fin llegan los ansiados aviones y si finalmente logran un cambio significativo en la superioridad aérea y en el propio campo de batalla.