El primer ministro de Francia, Gabriel Attal, asume la derrota y presenta su dimisión

El golpe de Mélenchon ha sido demasiado duro para el primer ministro de Francia. Gabriel Attal ha reaccionado con reflejos y sin dudar: presentó su dimisión. La pregunta que se impone es si el presidente, Emmanuel Macron, hará lo mismo o tiene otra puerta para salir del laberinto en el que se ha metido el solito.

El hombre que tomó posesión de su cargo el 9 de enero de este mes no ha podido disfrutar ni ejecutar una gestión de gobierno con proyección de futuro. Attal llegó como un salvavidas para un gobierno desbordado por las manifestaciones populares que se resistían a aceptar lo que ha sido una política de hechos: subir la edad de jubilación a 64 años y despedirse de dejar de trabajar a los 62.

Su antecesora, Elisabeth Borne pagó la factura más alta de una reforma que Macron aplicó con visión de Estado pero que los franceses siguen sin asumir. Tampoco Mélenchon que promete volver al punto de partido y tirar por la boda lo hecho. Para empezar le ha exigido a Macron que designe un gabinete exclusivamente de su partido, de la Francia Insumisa y que nombre de inmediato y por decreto, a un primer ministro de sus filas.

Ante este escenario, Attai ha sido el primero, con su renuncia, en entender que Francia se vuelve ingobernable.