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El izquierdista Nuevo Frente Popular vence, lejos de la mayoría absoluta, las legislativas francesas

Severa derrota de la Agrupación Nacional, mientras el macronismo salva la cara

la coalición izquierdista Nuevo Frente Popular ha resultado vencedora de las elecciones legislativas francesas, según se desprende de los resultados de la segunda vuelta: obtiene, según las últimas estimaciones, 182 escaños. Desglosando por componentes de la coalición, entre 73 y 80 corresponderían a La Francia Insumisa, el partido de extrema izquierda férreamente controlado por Jean-Luc Mélenchon, entre 60 y 64 irían al Partido Socialista, mientras que los ecologistas alcanzarían entre 30 y 36 escaños.

Se podría, apresuradamente, concluir que el Nuevo Frente Popular solo mejora en 25 escaños su resultado respecto de los comicios de 2022, cuando la coalición izquierdista llevaba por nombre Nueva Unión Política, Ecológica y Social. Mas lo que, en pura aritmética parlamentaria solo tiene visos de progreso notable, representa en realidad un movimiento de fondo amplificado por un «frente republicano» que, aunque algo debilitado, ha surtido, globalmente, porque hay matices y excepciones: se irán conociendo los pormenores durante la semana, la eficacia deseada.

Sobre todo, convierte a Mélenchon en figura imprescindible -maître du jeu, por decirlo con la jerga política gala- del nuevo escenario parlamentario. Ha sido, de hecho, el primero en entenderlo: en su mítin improvisado del domingo por la noche: «O Macron nombra primer ministro a una personalidad de La Francia Insumisa, o se tendrá que marchar». Una reminiscencia, en versión posmoderna, del «se soumettre ou se démettre» con el que, en 1879, Léon Gambeta conminó al viejo y muy conservador mariscal Patrice de Macmahon a renunciar a la jefatura del Estado para dejar que consolidara, de modo irreversible, la por entonces en ciernes III República.

No es seguro que Macron ceda, por lo menos en los próximos días, a las pretensiones de Mélenchon. En primer lugar, porque Juntos por la República, el nombre de la coalición con el que los cuatro partidos que le apoyan han concurrido a estos comicios, consigue salvar la cara: 168 diputados. Muchos menos, obviamente, que, con motivo de la legendaria mayoría absoluta de 2017, o incluso hace dos años. Pero bastantes más escaños de los anunciados por las encuestas. Por otra parte, el macronismo evitaa la humillación de ser el tercer bloque por detrás de la Agrupación Nacional, desmintiendo también lo previsto por los institutos demoscópicos.

Pero en el camino, Juntos por la República se ha dejado, en las a cinco ministros que pierden su escaño. Entre ellos, figura Stanislas Guérini, titular de la cartera de Transformación y Administraciones Públicas, fiel entre los fieles del presidente de la República desde 2015, cuando este último era aún ministro de Economía de François Hollande y no tenía pensado presentarse a la elección presidencial de 2017. El bloque macronista tampoco evita, pese a la limitación de daños, de ser la víctima colateral del «frente republicano», herramienta con las que pensaban, no solo frustrar la victoria de la Agrupación Nacional, sino asimismo quedar por delante del Nuevo Frente Popular. El macronismo, quiérase o no, ha iniciado su decadencia. Otra cosa es su ritmo y alcance.

La principal perjudicada de la noche electoral es la Agrupación Nacional, que solo cosecha 143 escaños, a muy considerable distancia de la tan ansiada mayoría absoluta, fijada en 289, e incluso de los 250 o 240 con los que el estado mayor lepenista se hubiera dado por satisfecho cuando admitió, en privado, el lento a la par que irreversible empuje demoscópico del «frente popular».

Un empuje no del todo sorprendente, según constataba ayer por la noche en «Le Point», el especialista en demoscopia Jean-Yves Dormagen, en un primer análisis: «La tendencia de los votantes a trasvasar su voto [contra de los candidatos de la Agrupación] se confirmó durante la semana, e incluso se amplió. Dos tercios de los electores de izquierda votaron a un candidato de la mayoría o de la derecha para bloquear la segunda vuelta».

«Para la Agrupación Nacional», precisa Dormagen, la única posibilidad de obtener la mayoría era que la izquierda y el Ensemble siguieran divididos, y que los 300 resultados triangulares de la primera vuelta se mantuvieran en la segunda. El resultado de esta noche demuestra que sigue preocupando a una gran parte de la sociedad, y que una mayoría de votantes no quiere que llegue al poder.

Aunque se queda con la satisfacción de poder conformar el primer grupo parlamentario en la nueva Asamblea Nacional, pues Juntos por la República, al igual que el Nuevo Frente Popular, terminará esparciéndose en cuatro grupos. Insuficiente, en todo caso, para Le Pen y Bardella.