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16 de septiembre de 2024

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante un concierto en el jardín de la Casa Blanca

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante un concierto en el jardín de la Casa BlancaAFP

Biden contra las cuerdas: caída de donantes como Clooney y el cofundador Netflix

También Hochschild (Discover) o Lowy (Westfield Group) se alejan del partido demócrata mientras el presidente con más poder se aferra al cargo: «No me voy a ninguna parte»

El momento difícil por el que pasa Joe Biden lo aclara un asesor de los contribuyentes políticos demócratas: «No me gustaría ser el anfitrión de una recaudación de fondos Biden-Harris esta semana, con toda la ansiedad y la incertidumbre». A esto se une que donantes de su campaña como el cofundador de Netflix, Reed Hastings, el magnate hotelero, Stewart Bainum Jr, y el actor, George Clooney, han pedido explícitamente la retirada de su candidatura por «su falta de agudeza mental».

Otros donantes con peso, directamente, se han negado a escuchar sus propuestas. La prensa estadounidense afirma que se ha pasado de la ilusión predebate al enfado con el postdebate.

No se trata de habladurías supersticiosas basadas en métodos no probados, interesados o de carácter privado-político. Si no de hechos demostrables: los fondos de la campaña del presidente estadounidense se están agotando.

Son muchos los `prestamistas' que presionan para que Biden se retire. Y las punzantes declaraciones no paran de agrandarse, según el Financial Times, con tótems como Wall Street o Hollywood que suplican al presidente de 81 años (su rival Donald Trump sólo tiene cuatro menos que él) que ceje en su empeño. Además, si sigue en el cargo, las previsiones esperan que sea la campaña más cara hasta la fecha.

Un donante neoyorkino, que prefiere guardar el anonimato, resume sus sentimientos al finalizar la última comparecencia presidencial: «A partir de hoy, sería muy difícil recaudar dinero de donantes importantes para el presidente», sentencia. Sin embargo, hay una buena noticia para los demócratas: al finalizar el encuentro con Trump consiguieron 35 millones de euros registrando su mejor día.

Contra viento y marea

La presión sobre Biden se ha vuelto inconmensurable, aunque parece no restarle un ápice sus ganas de enfrentarse a un, lógicamente, crecido Donald Trump. Lo único que le salva, de cara a la galería, es que sorprendentemente las encuestas le otorgan unas un empate técnico y, la gran mayoría, una victoria por la mínima.

Pero, el último escándalo afecta al primero (que no único) talón de Aquiles sobre el que se sustenta una posible victoria electoral en la poderosa megapontencia: el dinero recaudado que le alce victorioso. De obligado cumplimiento es recordar los 2.480 millones que gastó en la campaña del 2020, una cifra astronómica y que vapuleó el récord histórico en los Estados Unidos.

¿Presenciamos su debacle?

Los donantes demócratas advierten que los fondos de campaña se están «agotando» mientras Joe Biden se mantiene en el poder. El todavía presidente -por lo menos hasta las elecciones en 5 de noviembre de 2024- ha intentado resolver el entuerto, en el que se encuentra sumido, mediante una videollamada a los benefactores de esta controvertida campaña de la que se sacaron dos conclusiones.

No piensa dejar el cargo hasta que le echen (que se deduce de frases tipo «les digo que no me voy a ninguna parte» o «estoy en esto hasta el final y os prometo que voy a derrotar a Trump») y su malestar con los donantes que manifestó con frases, como la del lunes por la mañana, durante una llamada improvisada al programa Morning Joe de MSNBC: «Estoy muy frustrado con las élites».

Los únicos apoyos, y no menos importantes, han sido el Caucus Negro y el Caucus Hispano del Congreso –las camarillas demócratas que eligen los candidatos– y casi ningún dirigente con peso del partido le ha pedido que se eche a un lado. Por lo menos públicamente. Quizás esperando a una renuncia.

¿Quién sabe lo que deparará el futuro? Pero, el de Biden, por ahora huele mal. Tal y como demuestra, la supuesta eliminación del segundo debate ante otro posible descalabro físico y, como consecuencia, electoral.

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