Los ataques de los hutíes repuntan en el último mes mientras que el tráfico en Suez sigue estancado
Las principales navieras a nivel mundial, como Maersk o MSC, se niegan rotundamente a regresar a la ruta por el mar Rojo
En un repunte de hostilidades, los rebeldes hutíes del Yemen reivindicaron un total de 31 ataques con misiles desde el 1 de junio en la región del golfo Pérsico, la cifra más alta desde el pasado diciembre, cuando la coalición naval liderada por Estados Unidos entró en guerra con el grupo chií.
«Estamos presenciando la cuarta fase de la ofensiva hutí», explicó el analista senior sobre el Yemen de International Crisis Group, Ahmed Nagi, quien añadió que el objetivo de los rebeldes pasa por «expandir el alcance de los ataques del mar Rojo al golfo de Adén, el mar Arábigo, y hasta cierto punto, el océano Índico».
«La estrategia implica una gama más amplia de ataques» aseveró Nagi, así como «nueva tecnología más avanzada» como las embarcaciones no tripuladas, que se suman a los drones y misiles balísticos que ya utilizaban los insurgentes para alcanzar a embarcaciones vinculadas a Israel.
Según el analista, «la coalición logró proteger a muchas de estas embarcaciones», pero también «presentó deficiencias», debido a que «el área del mar Rojo es grande y es realmente difícil escoltar a todos los barcos que transitan por esta ruta».
Nuevo armamento
A mediados del pasado junio, los rebeldes consiguieron hundir el carguero 'M/V Verbena', de propiedad ucraniana y con bandera de Palau, y el 'Tutor', propiedad de la naviera griega Evalend Shipping, ambos con puertos israelíes en su ruta.
El segundo ataque, que acabó con la vida de uno de los tripulantes del 'Tutor', se realizó con «nuevo armamento», según mostró en la cuenta de X, antes Twitter, de los hutíes, quienes presumieron de los misiles de mayor rango, como el 'Hatem-2', utilizado contra el buque 'MSC Sarah V' y fabricado por Irán, principal valedor de los rebeldes.
A estos nuevos proyectiles se les suma el «uso de barcos no tripulados», que «a diferencia de los misiles balísticos y de crucero», «tienen una carga explosiva muy superior y golpean justo en la línea de flotación, lo que aumenta las posibilidades de hundimiento de la embarcación», según el investigador asociado en análisis de defensa y militar del International Institute for Strategic Studies (IISS), Fabian Hinz.
«La razón de este incremento en la precisión de los ataques» puede responder a «la simple estadística» o a «una adaptación por parte de los hutíes a las tácticas de la coalición», añadió Hinz, quien destacó, sin embargo, que el porcentaje de las acciones con éxito continúa siendo bajo, con tan solo 17 de los 31 ataques reivindicados confirmados por la armada británica (UKMTO).
Un mercado reacio a volver
Aun así, «aunque la coalición logre interceptar un 80 % de los proyectiles», el mercado «continúa siendo muy sensible al riesgo», recalcó el investigador, quien añadió que las reivindicaciones «tienen un efecto propagandístico».
Por ello, las principales navieras a nivel mundial, como Maersk o MSC, se niegan rotundamente a regresar a la ruta por el mar Rojo que conecta el paso de Bab al Mandeb con el canal de Suez, y que ha perdido más de la mitad de su tránsito desde el inicio de la ofensiva hutí el pasado noviembre en respuesta a la ofensiva terrestre de Israel en la Franja de Gaza.
La vía marítima, que antes acumulaba el 15 % de comercio marítimo mundial, ha sido gradualmente sustituida por el cabo sudafricano de Buena Esperanza, un rodeo que implica muchos más días de travesía y que aumenta los costes de los fletes.
Estrategia regional
Los rebeldes hutíes, quienes recientemente también han comenzado a colaborar con la Resistencia Islámica de Irak para realizar ataques en el Mediterráneo, «están ganando poder a nivel regional» más allá de su guerra abierta contra Israel y sus aliados, según Hinz.
«Si acaba el conflicto en Gaza», los rebeldes «habrán ganado el juego estratégico» en el golfo Pérsico, y «aumentará su capacidad de respuesta contra sus enemigos en Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos», frentes que Saná no ha cerrado aún.