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ENTREVISTA

Miriam González: «Regular el papel de la primera dama es una cursilada»

Esta defensora de los principios que deben de regir el poder público nos cuenta el Código Ético que acaba de elaborar

Miriam González es una española-inglesa de la que podemos presumir. Y no sólo es conocida por el antiguo cargo político de su marido, porque ella como abogada de prestigio y en cierta medida feminista, vuela sola desde hace muchos años.

Nació en Olmedo (Valladolid) y tiene un largo currículum como socia en diversos bufetes de abogados de prestigio y especialista que es en Derecho de la Unión Europea. Ha sido miembro del Consejo Asesor Internacional del Círculo de Empresarios de España.

Tiene 56 años, está casada con Nick Clegg, antiguo viceprimer ministro británico. Tiene tres hijos y vive a caballo entre Inglaterra y España. En 2015 fundó ‘Inspirings Girl International’ dedicada a elevar las aspiraciones de las jóvenes poniéndolas en contacto con referentes femeninos de todos los sectores.

Es autora de ‘Devuélveme el Poder’, un libro de éxito en el que explica la necesidad de una reforma liberal en España y la defiende, según su criterio, para salir de «tres décadas de estancamiento», dice.

Durante la entrevista nos manda una grata aclaración: «Soy española», matiza con sorna. Aunque su llegada al encuentro se da con puntualidad británica. No elude ninguna pregunta, dispuesta a debatir sobre las recientes elecciones inglesas y para resaltar su Código Ético que piensa enviar a todas las instituciones, presidentes de comunidades autónomas, alcaldes, partidos políticos y toda clase de organizaciones de la sociedad civil.

PR: Para comenzar la pregunta es obligada. ¿Esperaba una victoria tan contundente del Laborismo en las elecciones del Reino Unido de la pasada semana y con tan alta participación (67 %)? ¿O era más previsible una debacle tan severa de los Conservadores?

Me esperaba una victoria más contundente del Partido Laborista, al igual que todo el país, debido al desgaste. Ha sido la consecuencia del sistema electoral porque si compruebas los porcentajes de voto -con un 32 % del Partido Laborista- supone menos que sus otras dos sonadas derrotas electorales.

El partido de Farage, tiene un 15 % de los votos, aunque ha sacado muy pocos escaños. En conclusión, si le quitas toda esa capa superficial al pastel electoral, la situación es muy complicada. Mucho más fácil para los Laboristas de lo que parece.

Miriam González responde a las preguntas en la redacción de El DebateAlfonso Úcar

- ¿Qué opinión le merece el nuevo primer ministro Keir Starmer que, aunque se acercó a los resultados de Tony Blair en 1997 (410-418) no parece que tenga nada que ver con él en ningún sentido?

No tiene nada que ver. El número de escaños engaña sobre la situación real del país. Blair tenía un porcentaje mucho más alto de votos y cuando fue a presentar las credenciales ante Isabel II le iban aplaudiendo por las calles. Aquello era casi una histeria colectiva, el cambio que se quería en ese momento.

Lo que destacaría del nuevo presidente es su carácter de alto funcionario, más como un gestor. He tenido mucho contacto con Blair tanto en el Gobierno como después porque Blair intenta poner en contacto a todos los grupos de la sociedad civil que se inspiran en las reformas.

- Mal resultado le dio a Sunak el llamar al miedo a los impuestos que iban a llegar del Laborismo y mucho menos el teórico retorno en caliente de inmigrantes africanos a Ruanda que fue muy criticado, ¿verdad?

Llega un momento en el que el electorado ya no te escucha. Da lo mismo lo que digas que ya han tomado la decisión.

- Pasar de 365 diputados a 131, ¿Significa que el Partido Conservador pueda acabar como en otros países europeos siendo testimonial como, por ejemplo, en Francia?

No me parece que el partido conservador esté en esa situación. Tienen ahora algo difícil de digerir que es ver qué hacer con ese partido reformista de Nigel Farage y si esa influencia los lleva más hacia la extrema derecha o hacia el centro.

- ¿Puede ese hueco ser ocupado por otro partido como el liberal al que Nick Clegg pertenece y que pasó de 11 a 61 escaños? ¿O cómo en Francia con Macron?

Los liberales tendrán que pensar donde se quieren posicionar. En España se entiende mal ese concepto porque lo ven como un antiestado muy a la derecha. El liberalismo británico es de garantías y controles en el poder con carácter progresista.

En España no tenemos mucha tradición de elementos preventivos o autonormativosMiriam GonzálezImpulsora de un nuevo Código Ético

- Sobre el Código Ético que has enviado a todos los políticos españoles, ¿Por qué los instrumentos de autoregulación gubernamental aquí no han tenido nunca materialización efectiva?

Somos un sistema jurídico más basado en normas y en elementos sancionadores. No tenemos mucha tradición de elementos preventivos o autonormativos. Nunca los propios políticos españoles se han sometido a autoregulaciones que ya existen en un montón de países.

- Tan sólo se aprobó aquí un Código de Buen Gobierno para sus propios miembros y para los altos cargos y apenas tuvo utilidad práctica. ¿Cuáles son las razones?

Otro instrumento es el SIAGE (Sistema de Integración de la Administración General del Estado) que no sabemos si se ha aprobado por consejo de ministros o es una mera página web. Lo que sí hemos comprobado es que la oficina de conflictos de interés ni recoge ni aplica lo que ha pasado con el presidente y su familia. Reconoce explícitamente que lo que ha ocurrido en torno a cartas que se han enviado a determinadas empresas podía, claramente, haber sido percibido por la sociedad como un conflicto de interés. Por tanto, es algo que hay que someter a sistemas preventivos y ese tipo de cosas no ocurren.

Hay una consideración importante: el SIAGE, incluyendo a toda esa basta Administración del Estado, ya se hace en muy pocos sitios. Nosotros lo especificamos en el Código Ético y luego tiene que caer en cascada en todo el sistema político español. Al final, todo lo que tenga que ver con la ética tiene que ser entendible.

Sánchez nos relata la actualidad política inglesa y su Código Ético en El DebateAlfonso Úcar

- Actualmente se hace casi lo contrario de las normas de la ley de 2015. ¿Le parece así?

Puede que se haya hecho algo contrario a las leyes del 2015 porque no hemos visto todos los detalles. La ley del 2015 tiene problemas: no recoge normas sobre conflictos de intereses.

Otra contrariedad es que cuando contemplan los conflictos con intereses entre relaciones de familiares se trata solamente las relaciones profesionales en unos supuestos muy concretos. Esa legislación tampoco cita a las oficinas de ética y si habrá sistemas preventivos de conflictos en los que estuviera involucrada la Administración.

- Tampoco el Portal de Transparencia o SIAGE ha servido para nada, ¿no?

Todo sirve, pero cuando se mete un instrumento tiene que estar clarísimo a quien se aplica esto y no sólo para vestir las cosas.

- La aspiración de todo Código Ético, como sabemos, es establecer unos estándares exigentes de conducta para aquellos que ocupan la máxima responsabilidad de manera que puedan servir de referente para la sociedad. Es decir, como ahora, que es todo lo contrario.

Ahora sufrimos los conflictos de interés y el uso de las estadísticas, pero es que hace unos años era el camuflaje de la corrupción y el uso partidista de los servicios de inteligencia. Los asesores sin transparencia lo hemos tenido siempre.

Nosotros contemplamos 99 compromisos muy sencillos y básicos en el Código Ético. No puedes ir al Parlamento y mentir deliberadamente.

- Los principios sobre los que se basa el Código Ético que va a presentar son, entre otros, la honestidad y la rendición de cuentas. Son una herramienta preventiva y proactiva que defines como una garantía para los propios miembros del Gobierno en el ejercicio de sus cargos ¿Podrías explicárnoslo? ¿Se prevé una asesoría independiente y una oficina de ética?

Tenemos principios que tocan conflictos, asesores, relaciones con medios de comunicación, con el Parlamento, uso de recursos públicos y nombramientos.

Confiamos en la figura de el asesor independiente del sistema británico que posee experiencia parlamentaria y que emite informes que sacan a la luz los conflictos.

Me puse en contacto con el presidente de los expertos independientes de la Comisión Europea que me explicó que eran tres, el número ideal para que exista una discusión pragmática. Lo hemos combinado con una Oficina de Ética específica para el Gobierno.

- Y ya como final quería hacerte una pregunta fundamental y de actualidad, ¿debería de existir un Código Ético específico para la consorte o el consorte, algún día, de la presidencia del Gobierno?

A mí me parece que no se trata de regular la figura de los consortes. Los principios deben de regir el poder público y si hay algún interés de sus familiares que hace que toque el poder deberán retrotraerse en algunos casos. En particular, me sorprende mucho cuando se habla de lo de «regular el papel de la primera dama» que me parece una enorme cursilada. El quid de la cuestión es el poder público. Y por eso son el presidente, vicepresidentes y ministros.

El papel de la primera dama no está reglamentado ni en Estados UnidosMiriam GonzálezImpulsora de un Nuevo Código Ético

Esta situación no sólo puede afectar al cónyuge del presidente, también a los ministros. No se regula en ningún sitio así. Se discute sobre la reglamentación de esa figura, que realmente no está reglamentada en ningún lugar. Ni siquiera en los Estados Unidos. No tiene que ver con los conflictos. No hay que confundir a la opinión pública.

- Describa el caso de Begoña Gómez. ¿Han actuado bien las instituciones? Me gustaría saber su parecer.

Me pronuncié sobre ello por escrito en el Financial Times. Sobre los supuestos específicos de lo que haya hecho, o no, lo desconozco porque todavía se está investigando. Hasta que no tengamos todos los detalles uno no puede emitir un juicio de valor.

Lo que sí que tengo claro es que si hubiera habido este tipo de sistemas preventivos como existen en otros países esto no habría acabado en sede judicial. Se hubiese podido dirimir en poco tiempo y, además, por esos órganos de garantías que hay normalmente en los códigos.

Hay que reforzar el sistema ya que en estos episodios hemos comprobado que tenemos agujeros con respecto a los conflictos de interés que hemos mencionado. Eso hay que solucionarlo, no vale con pasar página y hacer como que no ha ocurrido.