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El presidente de la República Islámica de Irán, Masud Pezeshkian, en Teherán

El presidente de la República Islámica de Irán, Masud Pezeshkian, en TeheránAFP

El presidente electo de Irán defiende «un nuevo orden mundial» comandado por China y Rusia

El reformista Masud Pezeshkian mantiene el choque contra Estados Unidos, al que culpa de todos los males que atormentan a la República Islámica

Irán inicia una nueva legislatura, bajo la batuta del reformista Masud Pezeshkian, 69 años, que ganó la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de la República Islámica frente al ultraconservador, Saeed Jalili, con un 53,6 % frente a un 44, 3%, según datos oficiales. La contienda fue ajustada, pero el –aparente–espíritu moderado de Pezeshkian movilizó a los votantes indecisos ante el carácter radical de su adversario. El cirujano cardíaco abogó durante su campaña por mejorar las relaciones con Occidente, para aliviar las sanciones económicas que ahogan a los iraníes. Esta fue una de sus medidas estrella.

En un plano más interno, prometió acabar con las patrullas de la Policía de la Moral, que atosigan y violentan a las mujeres que deciden prescindir del velo islámico. Aunque Pezeshkian matizó que daría el paso solo si estaba en sus manos. Una vaga promesa ya que, los designios de la República Islámica de Irán están comandados por el líder supremo del país, el ayatolá Alí Jamenei, que ha dejado claro que el hiyab es indiscutible. Sobre las mujeres y el velo, Pezeshkian ha decidido pasar de puntillas en lo que ha denominado Mi mensaje al nuevo mundo. En este extenso discurso, el nuevo presidente de Irán esboza sus principales líneas de actuación en política exterior.

Unas directrices que no difieren de las ya marcadas por el anterior mandatario iraní Ebrahim Raisí, que representó la línea más dura del régimen y cuyo fallecimiento en un accidente de helicóptero el pasado mes de mayo hizo tambalear los cimientos de la República Islámica. Así, y con el visto bueno de Jamenei, el cirujano, ahora reconvertido en la segunda máxima autoridad del país persa, mantendrá vivo el legado de Raisí. De su discurso, en el que toca todos los rincones del mundo, se aprecia una pequeña apertura a Occidente. Pezeshkian abre una ventana a Europa, con quien, dice, «espero entablar un diálogo constructivo para encaminar nuestras relaciones». Aunque para que esto suceda, el reformista impone una serie de condiciones e insta al Viejo Continente a «dejar de lado la supremacía moral autoarrogada».

En cuanto a Estados Unidos, no existe ningún atisbo de acercamiento y menos con la posibilidad, cada vez más real, de que Donald Trump vuelva a ocupar el Despacho Oval. Pezeshkian mantiene el discurso oficialista y culpa a Washington de todos los males que atormentan a Irán, tras la salida de Estados Unidos, precisamente bajo la Administración Trump, del Pacto Nuclear y la reimposición de sanciones económicas en 2018. El reformista lo tiene claro, su prioridad es «el fortalecimiento de las relaciones con nuestros vecinos». El presidente iraní trabajará para una mayor cooperación con países de la región como «Turquía, Arabia Saudí, Omán, Irak, Bahréin, Qatar, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí». Además de incrementar su poder de influencia en África e Iberoamérica.

Rusia y China, aliados clave

Por encima de todo, Rusia y China siguen destacando como los aliados clave de Irán. «Pekín y Moscú nos han apoyado siempre en tiempos difíciles. Esperamos colaborar más estrechamente en nuestro avance hacia un nuevo orden mundial», ha destacado Pezeshkian, que también ha hecho referencia al papel «fundamental» que jugó China a la hora de facilitar la normalización entre Irán y Arabía Saudí.

Asimismo, el moderado ha descrito a Moscú como «un valioso aliado estratégico y vecino», y ha insistido en que su Administración «mantendrá el compromiso de ampliar y mejorar nuestra cooperación». Teherán ha sido un suministrador de armamento clave para Moscú en su invasión de Ucrania.

El desprecio absoluto por Israel es inmutable. Pezeshkian ha acusado al país hebreo de ser «un régimen de apartheid», que «ahora añade el genocidio» y asegura que colaborará para lograr un alto el fuego en la Franja de Gaza, mientras que el propio Irán financia a milicias afines en la región como Hezbolá, en el Líbano, o los hutíes, en Yemen, que sólo añaden más leña al fuego. Pezeshkian, vestido con el traje moderado, replica las políticas de su antecesor Raisí.

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