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Quién es Pablo González, el prisionero español liberado por Putin

El experiodista de La Sexta y Público mantiene su inocencia pese a haber sido detenido en Polonia por sus contactos con Rusia

El canje de prisioneros entre Occidente y Rusia está aportando nuevos datos esenciales para superar la invasión de rusa de Ucrania e intentar entender el comportamiento de un Putin que no tiene parangón.

Un intercambio que se ha realizado en el aeropuerto de Ankara (la capital turca) y que pese a involucrar a Polonia, Eslovenia y Noruega ha pesado sobremanera a Alemania. Debido a que entre el intercambio se colaba Vadim Krasikov, condenado en el país europeo por el asesinato del rebelde checheno Tornike Khangoshvili.

Un aliciente para Putin y gracias al cual ha accedido a entregar a Evan Gershkovich, el periodista de The Wall Street Journal. Condenado falsamente por Rusia por fotografiar como periodista una fábrica en la que se fabricaba armamento y fuselaje para aeronaves.

Pero, en esta permuta sin comparación desde la Guerra Fría, se han infiltrado actores menores que contabilizaban (en conjunto) muchos años de prisión por juicios en Polonia acusados de defender los intereses rusos para apoyar la cruel invasión de Ucrania.

Entre ellos, el vasco Pablo González cuya familia ha defendido a capa y espada su inocencia y que se ha quejado de la inacción del Gobierno español con un Albares que derivaba la culpa a los juzgados y con una difícil relación diplomática con Rusia. Lo cierto es que el abogado de nuestro protagonista es el contacto de Puigdemont con el Kremlin.

El español está acusado de ser agente del GRU ruso (su departamento de Inteligencia) y fue detenido en Polonia el 27 de febrero de 2022 y acaba de ser recibido por Putin a pie de escalera.

De Pablo González las autoridades polacas dijeron que había recabado información en Ucrania para facilitársela a los servicios de inteligencia rusos y que se había intentado ganar la confianza de activistas de la oposición rusa.

Pese a todo, sus allegados mantienen que González no posee vínculos con la autocracia rusa. Si bien es cierto, en la pista de aterrizaje el español saluda solemnemente a Putin (mientras otros lloran y le dan la mano efusivamente entre tanto comparten los ramos de flores) y este experiodista de La Sexta y Público se zafa de la situación.

En su móvil se encontraron contactos de la Fundación Nemtsov. González habría establecido una estrecha relación con Zanna Nemtsova, hija del disidente ruso Boris Nemtsov, asesinado en 2015. E intentó ganarse la confianza de activistas de la oposición rusa. En sus archivos había informes detallados sobre ella y su círculo de confianza. Sin embargo, Pablo González siempre ha clamado su inocencia y ha asegurado que todos esos contactos se relacionaban con su condición de periodista.

Aleksey Rubtsov o Pavel Rubtsov, son los nombres de nacimiento y alias de Pablo González, nieto de un niño de la guerra. Tiene doble nacionalidad y dos pasaportes.

Gracia a estas liberaciones el comportamiento de Putin ha dejado estupefactos a la esfera internacional. Es el caso de Konstantin Sonin, economista político en la Universidad de Chicago, que lleva reportando más de 20 años las andanzas del sátrapa. Abrazar públicamente a asesinos a sueldo y a otros agentes, como parte del intercambio de ayer, no tiene sentido desde el punto de vista de las relaciones públicas.

Mientras informa que en la época soviética, cuando los asesinos a sueldo regresaban del cautiverio -por ejemplo, Ramón Mercader, que asesinó a León Trotsky en México en 1940- eran recibidos calurosamente, pero por supuesto en secreto. «A Putin ya no parece importarle ningún público excepto la comunidad de espías», sentencia.