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19 de septiembre de 2024

Matteo Salvini, líder de Lega, tras su discurso el pasado domingo en Florencia.

Matteo Salvini, ministro de Transportes del Ejecutivo de Giorgia MeloniAFP

Italia

Salvini contraataca tras el fallo que lo condena por el «secuestro» de inmigrantes del Open Arms

Moviliza a su partido y a la opinión pública y recibe el apoyo del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán

Cerca de una hora duró el consejo federal de la Liga convocado de urgencia anteayer por Matteo Salvini tras la petición de la fiscalía de Palermo en el caso Open Arms de seis años de cárcel para el líder populista, acusado de secuestro y negativa a realizar actos oficiales, por no dejar desembarcar en las costas italianas, cuando era ministro del Interior, al barco repleto de inmigrantes ilegales. «Agradezco al Gobierno y a los partidos mayoritarios la gran y afectuosa solidaridad. Este es un juicio político y un intento de la izquierda de atacar al Gobierno y al derecho a defender las fronteras nacionales», dijo Salvini, actual ministro de Transportes del Ejecutivo de Giorgia Meloni, al inaugurar el cónclave del partido que lidera.

Por la mañana, el también viceprimer ministro había asegurado en un post: «Gracias a todos por el apoyo'. ¿Rendición? Jamás. No me rindo». Por la noche, sin embargo, añadió en el canal televisivo Rete 4, propiedad de la familia Berlusconi: «No me estoy declarando culpable, estoy convencido de que tengo razón y seguiré adelante hasta el Tribunal Supremo. No me conformo porque creo que he defendido la seguridad de mi país y he cumplido una promesa. Como político dije: 'Vótenme y reduciré los desembarcos'».

Estas declaraciones son la segunda tanda de la ofensiva verbal de Salvini después de que le fuera notificada la sentencia condenatoria. En la primera, en caliente, tampoco se paró en barras. «Nunca ningún Gobierno ni ningún ministro en la historia ha sido procesado por defender las fronteras de su país», empezó declarando.

Fue una mera entrada en materia, porque al día siguiente redobló sus ataques. «Gracias a todos por el apoyo. ¿Rendición? Jamás. No me rendiré». Un vapuleo que provocó una airada reacción de los sindicatos judiciales: el consejo ejecutivo seccional de Palermo de la Asociación Nacional de Magistrados expresó su solidaridad con todos los colegas implicados en el proceso contra el viceprimer ministro: «Se han dirigido a los representantes del Estado en la fiscalía, por las insinuaciones de utilización política de la justicia y reacciones desordenadas, incluso por parte de representantes políticos y del Gobierno. Se trata de declaraciones graves, no acordes con las funciones ejercidas, en abierta violación del principio de separación de poderes, indiferentes a las normas que rigen el juicio, que socavan la confianza en las instituciones democráticas y constituyen formas indebidas de presión sobre los jueces».

Una reacción que no impidió a Salvini seguir en sus trece. La única concesión que ha hecho es retrasar unos días la publicación de su libro A Controvento. Lo hace para añadir dos capítulos en los que expondrá con más detenimiento su versión de los hechos acaecidos en el verano de 2019. Mientras, a nivel internacional, ha logrado el apoyo de la totalidad de sus aliados, desde Santiago Abascal a Marine Le Pen. Sobre todo, el de Viktor Orbán, que calificó a Salvini de «patriota más valiente de Europa».

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