La sangrienta guerra de los cárteles en Sinaloa y la envenenada relación entre EE.UU. y México
Estamos a pocos días de que culmine la Administración de Andrés Manuel López Obrador, el cual deja al país con amplias zonas controladas por el crimen organizado y con un saldo de 197.000 homicidios dolosos durante su gestión
Está claro que el Cártel de Sinaloa (CDS) ha sido una organización criminal que alcanzó un estatus global, dada la diversificación de países y de delitos en los que ha tenido participación o influencia.
El Cártel de Sinaloa fue fundado a principio de los años 90 por Héctor 'El Güero' Palma y Joaquín 'El Chapo' Guzmán, a los que se fueron sumando otros importantes capos como Ismael 'El Mayo' Zambada; Ignacio 'Nacho' Coronel y Juan José Esparragoza 'El Azul', entre otros. Durante un tiempo también se integraron los peligrosos hermanos Beltrán Leyva, quienes años más tarde producirían la primera escisión del CDS.
Esta organización criminal dominó las principales rutas del tráfico de drogas –desde Sudamérica hacia Estados Unidos– y la producción de marihuana y amapola.
El CDS se fortaleció por los vínculos familiares que se construyeron entre los grandes capos. Basta recordar que el 'Mayo' Zambada y el 'Chapo' Guzmán Loera, son compadres; que el 'Chapo' se casó con una sobrina de 'Nacho' Coronel (Emma Coronel) y que una hija de Guzmán Loera se casó con un hijo del 'Mayo'. Todo un enjambre familiar.
Durante muchos años, el Cártel de Sinaloa repartió millones de dólares en actos de corrupción, consolidándose como una banda altamente organizada y efectiva, cuyo dominio no implicaba aún violencia interna.
Con el inicio del combate al narcotráfico del presidente Felipe Calderón, llegó el primer resquebrajamiento de los grandes cárteles de las drogas. En el caso del Cártel de Sinaloa, se produjo la separación de los hermanos Arturo, Alfredo, Carlos y Héctor Beltrán Leyva porque éstos culparon a la facción del 'Chapo' de la detención en 2008 de Alfredo Beltrán Leyva, 'El Mochomo'. Esto propició una lucha violenta que se cobró la vida de Édgar Guzmán Beltrán (un hijo del 'Chapo'). Resultó inmediata la reacción del capo. Hubo muchísimos muertos y violencia en Sinaloa.
El Cártel de Sinaloa se debilitó en aquellos años con la salida y enfrentamientos con los Beltrán Leyva. Luego se produjeron las dos detenciones y espectaculares fugas del 'Chapo' Guzmán (hasta su extradición a Estados Unidos y su sentencia a cadena perpetua) que propició que los hijos de éste (Ovidio, Iván Archivaldo, Jesús Alfredo y Joaquín) formaran la fracción de 'Los Chapitos' dentro del Cártel de Sinaloa, los cuales han gozado de una amplia impunidad bajo la cínica protección del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Todo parece indicar que la reciente detención en Estados Unidos de los dos importantísimos capos del narcotráfico global y líderes del Cártel de Sinaloa –Ismael 'El Mayo' Zambada y Joaquín Guzmán López (hijo del 'El Chapo' Guzmán)– ha producido un gran temor en el mandatario mexicano por posibles declaraciones que éstos pudieran hacer contra él o sus colaboradores.
Desde el pasado 9 de septiembre, la ciudad de Culiacán se ha visto envuelto en una ola de violencia por la disputa territorial que sostienen grupos criminales (las facciones de los hijos de Joaquín 'Chapo' Guzmán y de Ismael 'el Mayo' Zambada) con un saldo de 38 muertos y unas 30 desapariciones forzadas, ante una absoluta pasividad del Gobierno de López Obrador, que ha sido duramente criticada por los partidos de oposición en México y, sobre todo, por el Gobierno de EE.UU., quienes la interpretan como una descarada capitulación del Estado mexicano frente a los grupos criminales.
Estamos a pocos días de que culmine la Administración de López Obrador, el cual deja al país con amplias zonas controladas por el crimen organizado y con un saldo de 197 mil homicidios dolosos durante su gestión (uno cada 15 minutos). La conflictividad interna del Cártel de Sinaloa no debe ser observada como un asunto menor. Además de la violencia armada que puede producir, hay que subrayar el cansancio del Gobierno de EE.UU. con López Obrador y su absurda estrategia de seguridad («Abrazos, no balazos»), dado que el tráfico de fentanilo proveniente desde México ha causado la muerte de más de 150 mil estadounidenses en los últimos 18 meses.
AMLO deja al país con amplias zonas controladas por el crimen organizado y con un saldo de 197 mil homicidios dolosos durante su gestión
La relación de México con EE.UU. pasa por muy mal momento, tanto por la controvertida reforma al Poder Judicial (que propone que ministros, magistrados y jueces sean elegidos por medio del voto de la ciudadanía, hecho apetitoso para los grupos criminales) así como por el cambio de las condiciones en que fue suscrito el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Los norteamericanos no ven con buenos ojos a López Obrador, están hartos de sus mentiras y se plantean severas dudas sobre si Claudia Sheinbaum puede tener una buena relación con el bloque de América del Norte, toda vez que ella ha jurado y perjurado que representa la «continuidad» de la gestión de AMLO.
Está claro el riesgo latente que se observa en México de una descomposición severa en materia de seguridad y de una dificultad mayor para sostener a México como socio estratégico de Estados Unidos, de continuar el Gobierno mexicano por la senda del populismo de izquierda y de la impunidad criminal.
Habrá que observar con muchísima cautela las acciones de Claudia Sheinbaum una vez que se coloque en el timón de ese barco llamado México.
* Bernardo Graue Toussaint es analista político y consultor en materia política y de comunicación